—Le gustas.
—Definitivamente quiere salir contigo.
Les comenté la situación a Camila y Victoria por el grupo que tenemos en WhatsApp y no dudaron en llamar y pedir más detalles. Ahora estoy con mis audífonos, escuchando cada una de las palabras que tienen por decirme.
—No creo que sea eso. Nos volvimos buenos amigos —dialogo, evadiendo sus palabras.
—Por favor, Hera —replica Victoria—. Que me vaya mal con los chicos no quiere decir que no los entienda. Conozco a Jordan desde hace mucho tiempo y jamás lo vi hablarle así a una chica.
—Yo pensaba que era gay —añade Camila.
Yo sonrío. No puedo evitar mover los pies sobre mi cama.
—Tienes que ir el martes y aclarar el tema porque la incertidumbre es mayor que yo.
—Esto no es un K-drama, Victoria. No puedes exigirle a Hera algo así —debate Camila—. Si se le declara sería demasiado rápido. Considero que es mejor esperar a que él lo haga.
—Declárate, Hera. No desaproveches el tiempo.
—No lo hagas. Es mala idea y te hace ver desesperada.
Ellas no saben que pienso faltar el martes, mucho menos saben que el motivo es porque mi anterior escuela irá. Aun no me siento con el valor suficiente para contarles acerca de mi anterior vida.
—¿Qué piensas hacer?
—No sé... no quiero equivocarme y después esperar lo peor —replico, viendo el techo.
—Llegó corriendo, te preguntó si salías con mi hermano y te dijo que no quieres que te alejes de él, ¿Qué más señales necesitas? —recuenta Victoria, con voz de irritada.
—Suenas desesperada —expresa Camila.
—¡Y si!, lo estoy. ¿Por qué a todas ustedes les coquetean y a mí no? —suspira—. Me hace sentir la fea del grupo.
—No eres fea, sólo irritante.
—Eso es mentira —se queja, haciéndonos reír a ambas—. Sólo necesito un novio.
—Necesitas amor propio —bromea Camila—. ¿Qué piensas hacer?, Hera.
No pienso que declararme sea una buena opción. Sin embargo, empiezo a pensar que existe la posibilidad de que Jordan esté interesado en mí, y eso me hace feliz. Muy feliz.
—No le diré nada —les digo.
—Me parece lo correcto —responde Camila. Victoria no habla.
No pienso decirle nada, pero acabo de tomar la decisión de estar en el partido apoyándolo. Quizás es la peor idea que se me pudo haber ocurrido, pero estoy siguiendo lo que dice mi corazón. Quiero ver jugar a Jordan por primera vez.
Quiero estar ahí y que me mire a mí. No quiero que vea a nadie más que no sea yo con su camiseta.
Entro al chat de Jordan mientras escucho la conversación de Victoria y Camila. Es extraño, su foto de perfil ya no aparece. Tampoco tiene alguna descripción. Ignoro todos esos factores y decido enviarle un mensaje.
«El martes estaré viéndote jugar. Cuento contigo», escribí, antes de enviar un sticker alusivo al rock.
Llevo el celular a mi pecho y lo abrazo con fuerza. Aunque no me quiera emocionar, me gusta pensar que ellas tienen razón. Y mi mente me dice que esa es la verdad, porque cada cierto tiempo pasa por mi cabeza cada momento a su lado que me ha hecho latir el corazón.
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Hasta que seamos diferentes
Novela JuvenilLa mayor parte de las personas son crueles, y eso es algo que Hera sabe muy bien. Al llevar toda una vida intentando ocultar su enfermedad, tiene claro que de lo único de lo que debe huir es de ellos. Jordan no es la excepción. Él también huye, pero...