Capítulo XXXVI | Mundos cambiantes

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Escucho un sollozo tras de mí, es muy probable que se trate de Cleik. Mis ojos se concentran sobre el televisor, esperando que algo mágico suceda, esperando que algo pase y que de pronto me digan que no es cierto lo que veo.

Sin embargo, el tablero indica el final del partido y toda la escuela guarda silencio. Mis ojos intentan buscar a Jordan, pero la trasmisión en vivo es cortada de golpe.

Llevo mi mano derecha a mi pecho e intento trasmitirle desde la distancia que estoy con él.

—Maldita sea... —se escucha el lamento de Cleik, antes de que mis oídos me indiquen que se encuentra llorando.

Los cuervos fueron eliminados de las semifinales, y todos sabemos que este fue el último año tanto de Aren como de Jordan.

Ninguno de los dos pudo cumplir su promesa.

—Lo dieron todo, no debemos juzgarlos ni hacerlos sentir mal —habla Pedro, apagando la pantalla del televisor—. Llegaron hasta las semifinales de un torneo nacional y esta escuela está orgullosa de ellos.

Volteo mi rostro hacia atrás y noto a Cleik mordiendo su labio inferior mientras llora en silencio. Varias personas a su lado lo observan, pero solamente uno tiene su mano apoyada sobre su hombro.

—Aprender a perder es otra manera de avanzar en la vida; no siempre tenemos lo que deseamos, y está en nosotros aprender de la frustración para superarnos —menciona Pedro, observando a Cleik—. ¿Me escuchaste? No tienes que sentir remordimiento por no haber jugado. Diste lo mejor cuando estuviste, y ahora los tienes que apoyar a ellos.

Guardo silencio y en frente de mí noto la espalda de Victoria inmóvil. Seguramente está pensando en Aren.

Aunque no he hablado directamente de esto con él, estoy segura que quería seguir avanzando hasta ganar, y de algún modo después de eso, poder soltar el sentimiento que atrancó con su padre.

Entiendo el por qué Victoria se preocupa tanto por él, e imagino que para ella debe ser igual de doloroso.

—Por favor la otra semana, cuando ellos lleguen, recíbanlos con una sonrisa.

Noto la expresión de Pedro y puedo verlo un poco frustrado, algo muy extraño para alguien que siempre se muestra tranquilo. Tomo mi celular y entro al chat con Jordan. le dejo un pequeño mensaje y quedo atenta a si me responderá.

Me preocupa como lo puede tomar; sé que esto era importante para él, después de haber decidido volver, su mente estaba convencida que sería un modo de redimirse por sus decisiones y todo lo que hizo.

—Ahora necesito que las señoritas de la competencia no se desanimen —menciona, recordado lo que he estado pensando en toda la semana—. Mañana es su turno, y no quiero que piensen en la escuela; esto es por el futuro de cada una de ustedes. Estudien lo más que puedan y confíen en su potencial, tanto como yo lo hago.

Jordan decidió no participar debido a que las fechas se cruzaban, y por lo que tengo entendido los resultados llegarán por correo el lunes. Las únicas personas que tendrán acceso a los resultados seremos nosotras y la profesora Mirla.

Creo que es un modo de resguardar nuestra integridad emocional por si no nos llega a ir bien.

Respiro hondo y empiezo a querer que llegue la noche para poder hablar con Jordan.


(...)


—Por favor deja de ver tu correo —me regaña Camila, golpeando mi cabeza—. No te va a llegar por arte de magia.

Hasta que seamos diferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora