Alastor un asesino en serie con un corazón frío y sin remordimiento alguno de los crímenes que cometía. No esperaba toparse con aquel niño de 16 años, recién llegado en el pueblo de Nueva Orleans. Poco a poco ese niño logró entrar en su duro y frío...
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"Emisora"
Anthony observaba algunos cuadros de arte y algunas fotografías que habían en aquella habitación. Mientras tanto Alastor hablaba por la radio, la voz del mayor era relajante y agradable.
Alastor decía algunas palabras para luego poner la siguiente canción, mientras hablaba observaba detenidamente al menor. El mayor se detuvo y puso a reproducir una canción muy animada. Anthony dirigió su mirada al mayor y sonrió.
—Entonces...¿siempre ha sido locutor de radio?—preguntó el menor dirigiéndose a él—Um...¡Si!—dijo con orgullo, Anthony soltó una risita.
—Querido, tienes una sonrisa muy bonita—el comentario del mayor hizo que las mejillas del chico se sonrojaran levemente.
—¡Basta! va hacer que me sonroje—dijo el chico entre risas—Jaja...eres todo un personaje mi buen amigo—dijo Alastor, el menor alzó una ceja y sonrió pícaro.
—¿Va ha seguir coqueteandome por el resto de la tarde? ¿Creí que había dicho que estas cosas no le interesan, señor?—dijo el menor, Alastor se sorprendió por las palabras del menor, no se había dado cuenta que estuvo diciéndole cumplidos todo el día.
—¡Jajaja! Muchacho solo soy amable—Anthony cerró levemente sus ojos, observó desafiante al hombre frente a él.
—¿Así? Decirme cada cinco minutos que mi sonrisa es bonita y mis ojos son hermosos, y que tengo una belleza sin igual, ¿eso es ser amable?—Alastor quedó en shock, sin palabras. Anthony soltó una carcajada al ver lo nervioso que estaba.
—Yo...em...¿Cuando dije eso?—Alastor soltó una risa nerviosa—Jajaja...Al, no tienes porque avergonzarte, mas bien me gusta que lo hagas—Anthony se sentó en el escritorio quedando muy cerca de Alastor, este lo miró confuso.
—¿Cómo me llamaste?—el menor río—Alastor, Al...es para abreviar—el mayor sonrió, podría acostumbrarse a eso.
—¿Trabajas todo los días hasta tarde?—preguntó el menor—Si, casi todos los días—el menor desvío la mirada y comenzó a juguetear con sus dedos.
—¿Quien era esa mujer con quien estabas esta mañana?—Alastor ladeo un poco la cabeza curioso por el jugueteo y nerviosismo del menor.
—Es una amiga de casi toda la vida—respondió el mayor, esto no tranquilizó mucho al menor—Ya es hora de regresar, puedo llevarte a tu casa...si quieres—Anthony pensó un poco la propuesta, no estaba seguro si a su padre le agrade que un desconocido fuera a la mansión.
—No...em...bueno, esta bien—Alastor sonrió y tomó su saco rojo y se lo puso, tomó la mano del menor y lo ayudó a bajar del escritorio, esto no era necesario pero no le molestaba en lo absoluto. Ambos salieron del establecimiento y subieron al carro rojo del mayor, Anthony le indico el camino y en menos de 15 minutos estaban en la mansión. La mansión era muy bonita por fuera, Alastor quedó impresionado; era claro que ese chico venia de una familia muy poderosa y adinerada.
