Alastor un asesino en serie con un corazón frío y sin remordimiento alguno de los crímenes que cometía. No esperaba toparse con aquel niño de 16 años, recién llegado en el pueblo de Nueva Orleans. Poco a poco ese niño logró entrar en su duro y frío...
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"¿Por qué?"
Alastor se encontraba en la emisora como de costumbre, revisaba algunos papeles mientras dejaba correr la canción que puso. Suspiro hondo y dejó los papeles en la mesa, miró su reloj de bolsillo, era casi medio día. Le extrañaba que el joven chico aún no llegaba, estos ultimos días Anthony ha ido a la emisora todas las mañanas y luego pasa la tarde allí junto al mayor. Se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta guardando el reloj, y cuando quiso abrir la puerta está fue abierta por sí sola. Alastor se apartó rápidamente para no ser golpeado por esta y cuando observó mejor, Anthony entró a la habitación.
El menor vio al mayor y sonrió, se acercó a él y lo abrazó. Alastor quedó estático y no se movió.
—¡Hola! Perdón por llegar tarde…pero tuve algunos problemas con mi padre—dijo el menor, Alastor río nervioso y tomó al chico para apartarlo despacio. Anthony se dio cuenta de esto y lo incómodo que se encontraba el mayor, y se apartó.
—¡Ay! P-Perdón…olvide que no te gusta el contacto físico, de verdad lo siento. No quise incomodarte—dijo muy apenado el menor, Alastor suspiró y se acomodó los lentes, miró al menor y sonrió.
—Tranquilo…solo…no lo vuelvas hacer, no es nada personal…es que…en serio me…—Alastor no encontraba las palabras, la verdad lo que vivió en su infancia fue muy duro y…es difícil sentirse cómodo con este tipo de afectos y con el contacto físico.
—¡No! No es necesario que me des explicaciones yo…lo entiendo—el menor sonrió, ese simple gesto le sacó una sonrisa cálida y dulce al mayor.
—¿Eh?…¿A dónde iba?—preguntó el menor, Alastor se acercó al menor—A almorzar—explicó el mayor—¿Te gustaría…probar un plato típico de aquí? Yo invito—el menor asintió y ambos salieron de la habitación. Se dirigieron a un restaurante muy prestigioso del pueblo, era muy bonito y elegante. Entraron y fueron bien recibidos, el mesero les indico su mesa; una cerca de un gran ventanal que daba una buena vista hacia las calles del pueblo.
—¿Lo mismo de siempre, señor?—preguntó el mesero—Si, muchas gracias mi buen amigo—asintió en respuesta, el mesero se fue y ambos quedaron solos. Anthony observaba cada espacio y esquina de aquel restaurante, no pensó que el mayor lo llevaría a un lugar tan elegante.
—¿No es muy caro este lugar? No quiero ser una molestia, podemos ir a un lugar más—el mayor lo interrumpió con una risita.
—Oh, cher, te dije que yo invitó y no eres una molestia…créeme te va a encantar, el jambalaya es un plato exquisito—dijo con una voz profunda en la última frase, el menor se sonrojo levemente ¿por qué tenía que ser tan atractivo ese hombre? Alastor río internamente al notar su leve sonrojo, era fácil hacerlo sonrojarse y a la vez el menor se veía tan tierno. Al rato el mesero llegó con la comida, Alastor le agradeció y ambos comenzaron a comer. Al probar el primer bocado fue la gloria, Anthony quedó encantado con la comida—Guau la comida de este lugar es increible—dijo en sus adentros.
