Capítulo 01

103 73 11
                                    

La roja luna de Illaria os guiará por los caminos de la guerra y la sangre. El metal blindado los protegerá, o matará a sus enemigos; o matará a sus aliados.
[Jayson D. Hawk]

Luz y muerte. Vida y terror. Arte y destrucción... Sólo envuelto en los azares del destino y los planes de los dioses podría uno decir que tendrá un futuro dulce... Pero nada es como lo pintan. Por eso todos morimos sin lograr algo o todo de aquello que deseamos.

También me pregunto si las personajes de fantasía sufrirán de este mal.

Es este el pueblo-provincia de Numa. Un lugar monótono donde nunca pasa nada interesante. Es aquí donde nació un joven curioso y aventurero.

Tratándose de Yuulkā Dgraig, de dieciséis años. Poseía un puntiagudo cabello castaño, el cual caía hasta la espalda media; por lo general lo mantenía recogido por una cinta de tela roja. Piel morena, tan amable que casi parecía dorada. La fiereza se sus ojos café rojizo, era tal como la de un tigre y, su estatura de 1.79 m  complementaba a este león con un cuerpo bien marcado a causa de severo entrenamiento.

Era pues, audaz cual vívido guerrero, ágil y fuerte como hijo de gigantes. Se la pasaba desafiando a su padre debido a su espíritu revolucionario. Deseaba luchar, aventurarse por el gran universo y conocer toda clase de experiencias.

Era un cachorro. Sin algo de experiencia o sabiduría. Era inteligente y astuto, pero inexperto. En su vida no le había tocado lidiar con ningún momento trabajoso, salvo el entrenamiento que recibió de su padre para convertirlo en guerrero, mas este proceso fue abandonado cuando murió su madre.

En una ocasión se enamoró de una chica, la preciosa Eerin, la cual fue su novia, pero la relación se terminó y él con el corazón dañado se quedó sin más. No fue algo tan traumático, pero los bonitos momentos de esa etapa de la adolescencia tal vez no volverían.
No tenía hermanos ni otro familiar que no fuera su padre, aunque su gato era como parte de la familia. Además estaba el señor Athor, quien era su maestro en la academia. Este hombre era uno de los aventureros guardianes de Numa y, era como un segundo padre para Yuu.

Asistía a la academia del pueblo, era lo que hacía pues no estaba decidido con lo que haría en el futuro ni tal.
El día definitivo era hoy, en el aniversario de la muerte de su madre. Había prometido que sería este y no otro.

Estaba en la escuela como normalmente. Y como siempre tenía la ropa toda desordenada, ataviado con peculiaridades.

‹‹Me aburro››— pensaba en voz alta, o más bien balbuceaba.

—Esta academia no me trae nada interesante. Prefería cuando años atrás mi padre me entrenaba —Caminando iba por el pasillo cuando salió al patio trasero —. Uff, estoy por hacer una locura. Bueno, a nadie le importa mi vida, ¿no es así, Diya?—dice mirando al suelo, donde a su lado se encontraba un gato ; negro de ojos azules. En respuesta a su dueño el gato ronronea acariciándole la pierna —Sabes lo que haré, voy a viajar. !Me voy a ver el mundo¡ ¿Qué opinas?—vuelve a referirse al gato, el cual parece por su comportamiento, que comprende las palabras del chico.

En el pasillo de la escuela se encuentra entonces con su maestro. Un señor un tanto robusto y cuyos cabellos parecían cascadas de aguas blancas y negras.

—¿Qué haces, Yuu? — preguntó el señor.

—Sabe, voy a hacer lo que hablamos — dijo con seguridad y liberó algo de su altanería —. Es el momento de cumplir mi promesa.

—Así que ya pasaron estos dos años, eh — murmuró tan bajo y melancólico que el castaño casi ni le escuchó.

—¿Dijo algo?

Sombras de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora