Capítulo 21

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¿Cuantas palabras podrían describir esta maravilla de la arquitectura? Pues muy pocas. El palacete de los duques des Roses era más que impresionante. Aún dentro de los edificios de la gente de alta sociedad, el lugar reservado de la señorita Eerin era de la más exquisita calidad.

Yuu se quedó impactado. Era la primera vez que vislumbraba una construcción tan refinada. Las estructuras de mármol, estatuas de los ángeles... En su interior, cortinas de las telas más caras así como uno de los mejores enmueblados de la capital.

Wotham era igual de hermosa, o al menos el arco central, es decir, la parte más cercana a palacio del rey. Allí, donde los nobles poseían sus enormes palacetes. Las calles casi parecían de plata y muy pocos transeúntes deambulaban por las calles.

A las afueras del arco central, habían muchas casas comunes y otras estructuras. Lo más impresionante aquí era la sede del gremio. El gremio era uno de los lugares que movían todo el país, ya que este tenía la función de poner en marcha a la mayoría de los trabajadores y aventureros de Aqra.

Yuuirimus había visto la ciudad junto a la señorita Eerin en el carruaje. Justo ahora ya estaban en la mansión de los duques des Roses y... Preparados para iniciar su vida de sociedad...

En las afueras de la casa, sentados en una mesita, la pareja disfrutaba de una fiesta de té, en tanto una conversación se traía pendiente.

—En dos días serás presentado a los condes de Rochenfourd, Yuu — indicó ella bebiendo de su taza —. Son personas muy influyentes y están interesados en el nuevo hijastro de la familia des Roses.

—Entiendo... — llevó el té a sus labios, entonces se quemó e hizo una mueca —. ¡Eso está caliente!

La chica se rió al verlo actuar tan tonto. Esto le recordaba cuando estaban en Numa y eran unos niños jugando a ser novios. Esa época fue muy linda... Cuando todavía era Eerin. Sólo Eerin.

—También debemos pulir tus modales, príncipe — el color rosado pasó de sus ojos a sus mejillas.

Él la miró con fastidio. Yuu siempre fue un tipo salvaje como solía decir Foorïs. Actuar como un noble sería en extremo difícil.

—Y además serás conocido como mi segundo al mando. Aunque solo en el ejército de los herejes y el rey sombrío.

—Eri — cambió de tema, no quería verse involucrado en nada de ese asunto; además, ¿eran villanos, no? Por qué razón trataban eso como si fuera normal y encima... ¿Por qué destruir su propio reino era tan natural? —. Siento mucha confusión. No lo sé describir, pero es como si algo dañara mis recuerdos... Cuando intento ver el pasado es como... Como si fuera un sueño.

—No te tienes que preocupar por eso, Yuu. Todo está bien.

—Me estabas hablando sobre una tal bruja... — dudó de lo que dijo a baja voz. Sinceramente ya ni sabía si confiar en sus propios recuerdos.

—Claro — asintió —. La señora Amira desea conocerte. Supongo.

—¿Quién es ella? — la curiosidad le comía.

—Pues, es una de las siervas del rey sombrío. Pero su poder es impresionante.

—Ya veo...

—En fin. Anton, nuestro mayordomo te dará clases sobre etiqueta y el resto de las cosas que debes conocer — resaltó dándole mucha importancia a sus palabras —. Es necesario que el resto de la nobleza te conozca y además... También el rey.

***

Por su lado, Baud guiaba la expedición camino a la capital, la cual era su destino primario. Al fijarse en los dos a sus espaldas, algo en su corazón se movió.

Sombras de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora