Capítulo 08

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Especialmente dedicado a: Javier_Desutoi
Edgar_Ric

La batalla tan sangrienta del aventurero contra el demonoide transcurría feroz y, en tanto, el Estelato Kaliz veía la misma desenvolverse desde su lugar seguro.
Foorïs estaba haciendo pleno uso de su magia para, proteger a Baud a la par que lo curaba. Algunas de sus plumas salieron de su sistema, flotando desprendían una luz que creaba una atmósfera semiesférica brillante, la cual constituía la barrera. Además, unas luces pequeñas recorrían las heridas del ojiazul, recuperando su salud muy despacio.

Baud de Rochenfourd a penas lograba sentir las chispas de vida que se dejaba Yuulkā en medio de la pelea. Un sentimiento de extrañeza lo abrumaba en medio de su desmayo, pero algo lo movía a trabajar.
Aunque no podía hacer nada directamente sus intenciones de matar al nefelim iban en aumento. Tal vez no fuera mucho, o no sonara como lo era...
Pero las intenciones bastaron.

El moreno había intercambiado armas con el pelinegro, aún pareciendo poco, fue más que suficiente para poder establecer el vínculo.
La energía oscura que Baud obtenía de sus espíritus era enviada a la espada del ojosrojos. Juntos podrían lograrlo.
El berserker acababa de lanzar un estruendoso impacto de poder; ante esto el moreno que seguía luchando por la vida de todos, encajó la espada en la tierra, cubriéndose del ataque y provocando que una nube de humo y piedras se levantara.
Las filosas rocas realizaron numerosos cortes en la piel de Yuu, pero eso no lo detendría... No podría.
Extarñas palabras resonaron en su cabeza en tal fragmentación de segundos. Sombras se deslizaron en dicho espíritu y después vio como en un flash, la imagen de un gato con alas lanzando llamas al mundo.
Entró el joven en un flujo donde, la concentración de sus neuronas se basaron en moverse únicamente para derrotar al monstruo.
Una oscuridad muy negra brotó de lo más profundo de su ser, y la misma ardió tan rojo como los mismos ojos del berserker. La espada se impregnó de estas energías, pareciendo salir del mismo averno.
Como un relámpago Yuu corrió hasta el oso, quien al notar el drástico cambio en la actitud de su contrincante, temió por su existencia e inició un desenfrenado ataque abundante de ráfagas de rugidos infernales.
Pero en vano.
Por muy lejos le dieron al muchacho. Decir que los esquivaba era demasiado poco, él danzaba junto al viento y era como si berserker no se moviera.
A un par de centímetros, el filo de roja oscuridad esbozó un perfecto corte en el pecho del oso. El nefelim se movió, pataleó y atacó de izquierda a derecha. Todo fue inútil.
La determinación del moreno junto a su estado hipnótico condujo al mismo a una victoria incuestionable.
La energía embrujada que emitía la katana de Rochenfourd desgarró el interior de berserker y, para finalizar; una estocada dejó al mítico animal sin su preciada cabeza. Entonces, el demonoide cayó y a su lado lo hizo el héroe Yuu.

Desde hacía horas había caído la noche, fue por eso que el peligro se hubo incrementado en tal manera.
El último del grupo que se mantenía consciente había sido el ave. Y sobre sus plumas estaba la responsabilidad de proteger a sus amigos durante toda la oscuridad longeva.
***
Desgarrada...
Completamente destruida estaba su ropa y había perdido todas las provisiones que le había dado la anciana que una vez la tuvo bajo su cuidado.
Con la ciudad sumida en las cenizas, Kiara había dejado atrás todo y había corrido como nunca antes. Luchó contra las adversidades de la naturaleza y... Fue atacada por un tenebroso monstruo. Un orochi, o serpiente nocturna como también se le conoce; es un ser mágico que gusta de atacar y devorar a los pasajeros.
Para su suerte, habría encontrado una escalinata de roca azulada en el justo momento en el cual logró salir de la vista de orochi. Entonces las subió con mucha desesperación. Su vista se había nublado por la endeble polución del reptil y apenas pudo pedir ayuda.
Antes de caer desmayada vio unas piernas cubiertas de mucho pelo.

Con el crepúsculo de la mañana despertó... O eso creía. La verdad, era poco más del mediodía.
Se hallaba tendida en el suelo de madera de lo que parecía una muy bien amueblada cabaña y, una sábana de algodón recubría su cuerpo.
Al instante un terrible dolor de cabeza la aturdió, sintiendo a la vez las altas temperaturas que emanaba.
A su lado había una bandeja con... ¿Un tazón de caldo?
Alzó la vista y consiguió vislumbrar a un señor que reslataba su edad en las canas y unas que otras arrugas. El mismo trabajaba en hacer algo con... Barro. Alguna artesanía tal vez.
—Por fin despiertas, muchacha — dijo él con su gruesa voz habiéndose percatado del despertar de cierta joven de amarillentos cabellos —. ¿Estás bien?
—S-sí... — respondió algo ruborizada —. Sólo me duele un poco la cabeza.
—Deberías comer algo. El veneno de orochi no es letal, pero su efecto febril puede ocasionar una muerte si no eres capaz de resistir.
—Muchas gracias — apenada, miró al plato y...
—No tienes que ser reservabada — musitó con frialdad el señor —. Vamos, come.
—Está bien...
Y empezó a beber el caldo con recelo. A pesar de que sabía que no debía confiar en extraños y la dureza de la actitud del sujeto, le daba un cierto aire de seguridad; por lo que despejó sus dudas en un segundo.
—Y... ¿Tienes nombre?
—Me llamo Kiara, señor — respondió en cuestión de nada.
—Bonito nombre... — la miró con más detenimiento, percibiendo aún más el terror que había sufrido —. Parece que has tenido mejores días. Dime, ¿qué fue lo que te pasó?
Por unos momentos le pasaron por su mente las visiones de todo quemándose, las lluvias de fuego, los monstruos invadiendo la ciudad y la señora Luna en sus últimos minutos. Sus ojos se abrieron desproporcionadamente, denotando toda la aflicción de ese pasado tan oscuro y cercano.
—Veo que no es nada fácil de recordar — él se acercó a donde yacía Kiara, notando las lágrimas que empezaban a fluir por su rostro; decidió consolarla un poco —. No te preocupes, ahora estás a salvo.
Sintiendo la calidez que tan misteriosa le resultó, dejó de aguantarse y estalló en llanto. Lo abrazó tan fuerte, aferrándose al desconocido como si fuera su última esperanza.
...
—Yo vivía en la ciudad de Porce... — secó las pocas gotitas que sobraban en sus mejillas —. Todo estaba bien, pero ayer, de un momento a otro, todo se volvió un caos. Los monstruos invadieron la comunidad, y el fuego recubrió todo. Una tormenta se posó sobre el pueblo y... La lluvia infernal fue lo último que nos destruyó. De no ser por la señora Luna — sollozó —. Ella había predicho que esto pasaría pronto... Pero sólo me salvó a mí, ella... Ella decidió salvarme a mí en vez de a sí misma.
Nuevamente se perdió entre lágrimas, pero no tardó en retomar la postura.
—Así que el rey de las sombras finalmente ha empezado a moverse... — murmuró —. La situación es peor de lo que pensaba. Si es así, una nueva guerra se podría desatar; y no sólo eso. Los humanos perderíamos, ya que ni siquiera contamos con las bendiciones de los dioses.
—Oh, no...
***
Despertó el chico de ojos azules. A su lado, Yuu estaba sujetando la espada que le pertenecía; al otro, Foorïs quien parecía exhausto. No los podía culpar, Yuulkā había estado luchando gran parte de la noche contra un poderoso berserker y por su lado, el Kaliz los protegió y curó durante el resto de la misma.
Ahora él debía cuidarlos hasta que volvieran en sí.
Observó el cuerpo del nefelim. Emitía un humo negruzco mientras su carne se deshacía; lo que le pasa a todo nefelim luego de morir y ser expuesto a la luz del sol.
Al cabo de unas horas, sólo quedaba la piel y los huesos de aquella aberración de la naturaleza.
El estómago del chico gruñó, de modo que obtuvo la señal para preparar el desayuno de todos. Así que se sacudió el polvo, tomó su katana y, dejando una sombra maliciosa para proteger a los dormilones, partió en busca de alimento.
No demoró mucho en detectar una parvada de aves de caza. Con su genial velocidad, hizo aparecer una sombría criatura que semejaba una anguila rojiza y... Esta se transformó en un arco, luego...
Las flechas creadas a partir de sombras gracias a las artes espirituales del joven Baud, llovieron, proviéndole de la comida necesaria. El arco se volvió a su forma original y, con su boca ampliándose, la anguila espiritual devoró las trece aves que había capturado el pelinegro.
Una vez habiendo vuelto, sacó algo de leña de su compañero espíritu oscuro y, con un chasquido de dedos y una chispa de artes malditas, la fogata se prendió.
Haciendo uso de sus habilidades, desplumó a su comida. Un par de éstas se cocieron al fuego, liberando un exquisito aroma de asado. Al sentirlo, Yuu despertó de golpe.
—¡Comida! — escandalizó alegre.
—Buenos días, maese Yuulkā.
—Buenos días Baud. ¿Tú preparaste el desayuno?
—Así es.
—¡Yuuuju! Muchas gracias, hermanito. Vamos a comer, pajarraco — pateó a Foorïs.
—¡Malditoso salvajiento! — refunfuñó el ave.
Nuevamente se prendieron en una pelea sin sentido pero, dado al hambre que tenían ambos decidieron hacer una tregua.
Después de llenar sus estómagos hasta la saciedad, el Kaliz fue hasta los restos del berserker. Lo contempló por prolongado rato, entonces intrigado, Yuu va hacia éste para hablarle. O más bien, preguntarle.
—¿Por qué vez tanto al oso?
—Me extraña que aparezcan tantos nefelims tan seguido — murmuró con severa preocupación en su tono —. Es probable que cosas malas estén por pasar.
—Entiendo...
—Dejando eso de lado — alegró algo su voz —. Deberías quedarte con el botín. Después de todo, tú derrotaste al nefelim.
—Por supuesto que sí — saltó altanero —. Es lo menos que me merezco.
—Ja, estúpido.
—Un buen artesano podría crear un excelente equipo con estos materiales — esta vez el que se les acercó fue Baud —. ¿No cree?
—Si... — Yuu bajó su sonoridad. Dicho semblante cambió, tornándose lleno de pesares y... Lamentaciones que le atormentaban. Puesto a lo que sentía, supo que debía actuar; así que se agachó y le susurró al ave —. ¿Nos puedes dejar a solas? Por favor, lo necesito.
Foorïs reflexionó por unos segundos. Sería un ave muy altivo y soberbio, pero en este momento parecía saber lo que debía hacer.
—Está bien, salvajoso... — musitó para que sólo le oyera el moreno —. Pero no la vuelvas a joder.
—Claro...
Y el pájaro se fue a dar una vuelta, dejando al par de adolescentes en el prado frente al cadáver de oso.
Yuu se sentó sobre el césped e invitó al pelinegro a hacer lo mismo. Baud educadamente imitó su posición.
—¿Ocurre algo?
—Quiero... — miraba al frente, no sentía tener el valor para disculparse, pero se tomó esto en serio, volteó su rostro hacia el de Baud, quien parecía un niño aún —. Quiero disculparme por haber sido tan insensible — pero justo cuando logró hablar, su voz era temblorosa —. Es mi culpa que tú...
—No debe disculparse — por una milésima, los azules iris del chico resplandecieron mágicamente —. Tiene razón, fue debido a mí persona que todos estos problemas se formaron. No debí mantenerme tan incógnito.
—Pero... — el de ojos cafés intentó hablar pero Baud le detuvo usando su tonalidad suave y gentil.
—Si hubiera revelado más sobre mí tal vez, vosotros no deberíais de haber desconfiado... — desvío la vista —. Bueno, quizás lo hubiereis hecho de igual  manera.
—Fui un estúpido, tú no tienes culpa — cogió la mano del chico —. ¿Todavía podremos ser amigos, no?
La inseguridad palpitaba en el brillo rojizo de la mirada de Yuu, pero una sonrisa recién salida del horno le dio esperanzas.
—Sería un placer para mí ser amigo de un valiente y talentoso guerrero como usted.
Joder, sí que me sorprenden los modales de este doceañero. Parece haber sido educado por ángeles, aunque bueno, los ángeles son unos verdaderos hijos de puta.
—Tal vez debemos de recoger todo y volver a la ciudad, ¿no crees? — sonrió tratando de disimular su emoción.
—Claro.
—¡Foorïs, nos vamos a Porce! — le gritó al Kaliz desde la distancia.
—¡En camino! — respondió aleteando pero... En seguida se percató de algo —. Espera... ¡No me des órdenes, niño pateticoso!
Yuu sonrió negando con la cabeza ignorando a Foorïs. Entonces, a los minutos estando preparados y habiendo recogido todo, se dispusieron a volver a la ciudad.

Luego del largo camino, se pararon sobre un alto para contemplar el poblado.
—Oh... No... — dejó ir un aliento el castaño.
Decepcionado de lo que sus ojos veían. Destrucción, ceniza, caos.
Muerte por cada parte.
En cuanto vislumbraron aquel pintoresco cuadro infernal, sus caras se quedaron perplejas. Esto era demasiado imprevisto...
—¿Cómo es esto posible? — añadió desde el suelo el ave.
Una punzada golpeó a Yuulkā, quien se empezó a retorcer en tanto un centenar de visiones aturdieron su cordura.


👻👻👻
Hola jjj.
Aquí les dejo la actualización.
Espero que les haya gustado.
Por cierto, tengo una duda y es que no recuerdo que color de ojos le  puse a Baud al inicio de la historia, así que supongo que lo he estado arreglando... Bueno, es ojiazul por ahora.

Como sea. Partir de ahora van a haber tres actualizaciones semanales.
Muy pronto estamos llegando al meollo del asunto.
Bueno, disfruten y espero su amor.
XoXo
Chau 😣
YwY

Sombras de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora