Baud.
Está hecho un desastre. Lo que un día se llamó pueblo de Girphes se había convertido en un patio de cenizas y carne inmolada. Justo al igual que Porce.¿Por qué estamos aquí?
Bueno, es una larga historia, la verdad. Tal vez no estaríamos en este desierto si no nos hubiéramos separado del señorito Yuulkā. Pero creemos, no, estoy seguro de que él está siendo manipulado por la duquesa des Roses. No hay otra explicación.
Por ello, nos aventuramos hasta la capital de Aqra, Wotham. En la sede principal del gremio de aventureros fui a ver a un conocido; con su ayuda, logramos inscribirnos al gremio y ahora somos aventureros.
Obviamente yo usando el nombre falso de Louder, no me puedo permitir ganar fama como el conde "Baud de Rochenfourd". En primer lugar, no quiero que mi familia se entere de ello ni de mis andanzas. En segundo, tampoco puedo usar la influencia de la nobleza o me hubieran ascendido a un cargo alto, como suele pasarle a los nobles. Y eso definitivamente llamaría aún más la atención.
Y bueno. Ahora los tres somos de la quinta clasificación, Rocas de Muralla, que es la más baja. En el gremio nos enteramos, en el proceso de buscar una misión y ganar dinero, de una noticia que estaba revolucionando todo.
El duque Yuuirimus des Roses se había vuelto un aventurero de segundo rango, una Pica Plateada y había reservado una misión en el pueblo de Girphes para investigar sobre la repentina destrucción del mismo.
La verdad es que este hecho ocurrió hace un tiempo y no se puede decir que es tan reciente como de una semana, pero sigue siendo reciente.
Sin embargo, cuando escucharon eso mis compañeros, Hydris y Foorïs en forma humana enseguida quisieron buscarlo. Yo no pude rechazarlo, de hecho, hasta puedo decir que tengo ganas de hacerlo; algo en mi pecho me dice que debo.
Entonces, pedimos a la sede del gremio unirnos a la misión como un apoyo. Accedieron bajo la condición de mantenernos en la retaguardia. Detrás de escena.
De no ser por las profesiones que planteamos al llenar las plantillas de trabajo, tal vez no le hubieran dado el empleo a novatos como nosotros.
¿Que cuáles fueron las profesiones que pusimos?
Fácil, dado a la facilidad de Foorïs para la magia de luz y curar, es tratado como un monje herrante. Hydris por su lado, al ser buena en la magia de sombras, es una hechicera en toda ley. Y yo, soy un espadachín mágico.
Sí, nuestro grupo es bastante inusual ya que rara vez un grupo de aventureros tiene muchos usuarios de magia. La magia es bastante difícil de utilizar y mucho más aprender. Así que el que tres novatos con habilidades mágicas se hubieran unido al gremio también fue una noticia que lo revolucionó.
Muchos nos miraban retorcido, seguramente por los celos. Pero no les prestamos mucha atención. Lo importante ahora es buscar a Yuulkā o Yuuirimus, o como sea que se llame. Así que, trabajaremos en base a ello.
…
Caminamos pues, en dirección a Girphes. El duque des Roses aún no había salido, sin embargo debíamos adelantarnos ya que no teníamos transporte y debíamos planear el rescate.
Por el trillo, íbamos pues. Yo usaba una máscara para evitar ser reconocido, Foorïs no tenía las estrellas en su cabeza y Hydris no necesitaba de nada para pasar desapercibida.
—Una cosa, chicos... — con la voz algo cortada y bajo volumen, les llamé —. ¿Cómo vamos a liberar a Yuulkā de la magia de ella? No se me ocurre nada por mucho que lo piense.
—Hehh... — antes de hablar, la pelinegra soltó un gemido, se notaba cuanto sufría ya que no tenía energías a causa de la lejanía de su amo —. Yo me encargaré, señorito. Absorberé la energía en su cuerpo, de a poco y tendré entonces la magia del encantamiento de esa mujer hada.
Un hada...
Sí, recuerdo que aquel día el señor ave lo mencionó. La señorita Eerin era un hada. Por eso la magia mítica, las alas cristalinas y las mariposas brillantes a su alrededor. Eso también explicaría el control que tiene sobre el señorito Yuulkā.
He oído que algunas hadas pueden tomar el control de la voluntad de algunos humanos... Sin dudas, este tiene que ser el motivo.
—Definitivamente lo salvaremos — intercede Foorïs con la mirada fija en el horizonte y con bajos niveles de egocentrismo, por raro que suene —. ¡Ese pateticoso me lo va a pagar!
Okay, aquí está el Foorïs que conozco.
—Bien — asiento mirando a los dos —. Si todo está listo, debemos aprsurar el paso.
***
En un oscuro sótano, iluminado a penas por unos candelabros viejos, el señor Athor se hallaba atado de manos y pies por firmes cuerdas.
A su lado, la sirvienta Milene recogía sus largos cabellos en una trenza guerrera. Acarició con ternura su rostro y el sonrió.
—Eres muy amable, Milene — musitó suavemente el ojiverde, no aguantándose las ganas de tocar las manos de la joven —. De no ser por usted, ya habría muerto hace mucho.
—No diga eso, señor Athor — dijo rápidamente la muchacha, colocándose en frente de él. Colocó sus dedos alrededor del cuello del hombre para verlo directo a los ojos —. Usted se ha convertido en algo maravilloso para mí. No sabe lo tanto que me han salvado sus conversaciones. De verdad...
Observó dulcemente las expresiones afables de la joven. Esas cosquillas en su pecho cuando la veía... Ese calor tan adorable que lo abrazaba cada que la veía. ¿Era amor? Si lo era, entonces había caído redondo en sus manos.
—Creo que me estoy enamorando... Milene...
—Yo ya lo estoy, Athor... — su voz se recogió en un ahogamiento —. Por qué no acepta lo que la señorita Eerin le ha propuesto — sonó afligida —. Ella me lo ha dicho. Qué podríamos estar juntos, si tan sólo usted...
—Pero no puedo, Milene. Jamás me perdonaría a mí mismo haber hundido en oscuridad a mi hijo... No me quedarían ganas de vivir entonces... Lo siento.
El silencio los aturdió por unos segundos... Hasta que una fría voz los heló hasta los huesos.
—Entonces no me sirve para nada, señor Athor — Eerin, la mismísima Eerin se había manifestado allí.
Mostrando su verdadera naturaleza. Una mujer fría y de malos sentimientos. El hada de las sombras, “Le mistic Avernis”.
—Eerin... — el ojiverde se quedó impactado con la presencia de la joven allí, viéndolo con estas tonalidades lila de violetas en sus pupilas.
—Me temo que ha de morir, Athor. Y no se preocupe, ya tengo a Yuu bajo mi dominio. Fue bastante fácil.
Una cínica carcajada de parte de la noble de oscuros cabellos... Tanta maldad como la propia reina.
—Señorita, por favor... Se lo ruego... — imploró la castaña con la vista llorosa —. Dejadlo vivir... Si él muere yo... Yo... Moriré...
—Ahh, que tonta eres, Milene — bramó hastiada —. Dime una cosita, corazón. ¿Quién te ha dicho que me importas algo?
—¿Qué? — la impresión dejó ahogada a la chica, quien casi ni pudo decir bien esa palabra que a penas y ella misma escuchó.
—Que me da igual si te mueres, pendeja — bufó molesta y los volvió a mirar —. Es una pena. Mi querido Yuu de veras sentía amor por este hombre. Pero bueno...
—¡¿"Tu querido Yuu"?! — la interrumpió el sujeto con la sonoridad tan fiera que casi cortaba — ¿Tan siquiera puedes sentir algo de amor? — escupió al piso con desdén — Eres un demonio, Eerin.
—Ahhh aa — suspiró aburrida —. Tienes razón, viejo asqueroso. Pero nada, ya tendrás tiempo de morirte aquí encerrado.
Ni una palabra más.
La señorita viajó velozmente hasta ellos. Un par de alas de cristal rosado salieron en su espalda. Agarró a la muchacha por el cuello y...
En su otra mano salió una sustancia púrpura brillante, como una baba maliciosa. Introdujo su palma en la boca de la joven y la dejó caer.
La mirada llena de desprecio recayó sobre la chica, quien empezó a desprender un humo rosado a la par que se retorcía emitiendo gemidos de dolor.
—¡Eerin! — gritó asustado el hombre atado — ¡¿Qué le has hecho, Eerin?!
—Oh, no te preocupes. Sólo sufrirá el dolor del veneno por unas horas. Luego morirá.
Se rió burlona y empezó a subir las escaleras.
—¡¿Veneno?! — palideció el ojiverde... Odió a esa jovencita que alguna que adoró — ¡¡¡Nooo!!!
¿Qué mayor sufrimiento que ver a tu amor muriendo lentamente y en agonía por tu propia culpa? Quién sabe, pero sin importar qué, deseó morir en ese momento.
Algo que no lograría... Pero ya moriría del hambre allí mismo. Entonces lo descubrió. Un castigo peor que la muerte...
***
Yuulkā o Yuuirimus ¿?
Hemos arribado al difunto Girphes.
¿Para qué volver a mencionar la destrucción y muerte que hay por este lugar?
Bueno, eso la verdad no importa. Porque ni siquiera puedo decir que yo mismo me importo. Porque todo es muy extraño y siento que no vivo por mí. Que vivo por uan tal reina qje ni conozco.
¡Mierda!
Si fuera por mí, por el verdadero Yuulkā Dgraig, habría destruido toda esta jodedera y me hubiese dado a la fuga.
Porque así es Yuulkā Dgraig. A quién no le importa lo que haga, siempre y cuando se sienta satisfecho por mismo.
Y mientras mis hombres y yo inspeccionamos la zona, siento una rabia enorme carcome desde el interior.
¿Por qué no puedo ser yo? ¿Por qué tengo que ser Yuuirimus des Roses?
¿Por qué?
¡¿Por qué?!
¿Por qué no me dejan en paz estos pensamientos? ¿Por qué no tengo fuerza de voluntad?
Sí, si tengo.
Aunque sea poca, puedo decir que sí tengo. Está creciendo, siendo un remolino que me está envolviendo. Que está tomando fuerza, forma...
Mis pensamientos vuelven en sí...
Ya casi vuelvo a ser Yuulkā Dgraig, pero todavía quedan muchas partes de Yuuirimus des Roses en mí. Esa mierda de educación.
¡Que no soy un noble! ¡No soy un duque y tampoco soy ningún subcomandante de ninguna reina!
...
Hola.
Ya estoy calmado.
Estoy centrado en mi trabajo, tratando descubrir aquello que causó esto. Pero no obtengo muchos resultados.
Según la declaración del señor Forxen, único sobreviviente de la masacre, fue un hombre de armadura oscura y ojos rojos.
Lo único que se me ocurre es o un demonio, o un hereje del rey sombrío. Cualquiers que sea el causante, significa que habrá guerra. Sólo es cuestión de tiempo para que el rey declare el comienzo de la batalla.
Como uno de los aventureros de Aqra, noble del reino y guerrero, he de participar en dicho combate...
Suena divertido, ¿no?
Bueno, mientras camino por la partede atrás de una casa dejo de ver a mis hombres, quienes aparecen tontos buscando una aguja en un pajar. Pero si soy sincero, por muy importante que sea esta misión, no le hallo sentido.
Y nada...
¡¿Pero qué…?!
Cuando me doy cuenta, una cadena con brillos dorados me a tomado por sorpresa y amarrado completamente.
Miró a un costado. Aquel con la cadena es un... ¿hombre?
Pot su físico, parece un sujeto delicado, pero no lo es. Tiene el cabello negro y algo largo, pero su rostro es tan tenue que parece una chica.
Vale, estoy confundido.
Del otro lado...
Un chico vestido de traje, muy elegante y con una máscara apunta su katana en contra mía. No estoy seguro, pero puedo ver el azul celestial de sus ojos detrás del antifaz.
Y algo se vuelca en mi pecho. Tanto al ver al chico de traje como al otro que me tiene encadenado... Puedo percibir extrañas sensaciones en mi cuerpo.
¿Don recuerdos de otra vida? ¿Un dèjá vù?
No, puedo sentir que es de algo más reciente. Pero no soy capaz de recordar nada.
—¡Yuulkā! — ese es mi nombre, ¿no?
Esa mujer que salió de la nada se posó en gente de mí. Sus oscuros iris azules de fijaron en mis pupilas antes de imprimir sus labios en los míos...
¿Qué es esta sensación tan extraña? Tan extraña y... ¿Gentil?
Bueno, gentil nada. Estoy perdiendo la consciencia, como si mis energías fueran drenadas...
¿Me voy a morir?
La verdad no me importaría hacerlo de esta forma. Me empiezo a desvanecer a la par que mi mente se apaga. De a poco, todo se pone oscuro...
Casi ni pude sentir el impacto... Aunque sí, me he desplomado.
***
Baud.
Misión cumplida. Ahora que tenemos a Yuulkā en nuestro poder y detrás de la barrera espiritual que pusimos entre Hydris y yo, esos soldados no se darán cuenta... Sí, podremos liberarlo. O eso creo.
—Me parece que ya — dice la muchacha colocando un mechón de su pelo rizo detrás de su oreja.
Unos minutos antes, Yuulkā ya habría caído al suelo desmayado.
Justo como lo planeamos, la ojiazul absorbió su energía junto al hechizo de manipulación que había sobre el moreno. Sólo es cuestión de esperar a que despierte para ver si funcionó.
—Estoy muy asniosisto — ¿quién Creed que fue ese? Foorïs, obvio.
Se le notaba la ansiedad que tenía, y más cuando tenía sellado a Yuulkā con su cadena.
Todo sea por devolverlo a la normalidad. Si digo la verdad, hasta yo lo extrañaba. Y creo que los tres. Los tres añorábamos las discusiones, los dilemas, las tonterías de Yuulkā. Ahora que lo recuerdo es como si estuvieran tan distantes esos días...
Pero no, volverán... O eso espero.
Y saliendo de mis pensamientos, veo como el castaño empieza a exprimir los ojos. Su garganta suena y...
Abre los ojos...
—¿Baud?
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Sombras de Dragón
FantasyLa paz llegó hace relativamente poco tiempo, pero los monstruos siguen existiendo así como los demonios y otras criaturas de las sombras. Un aventurero nace a causa de varios factores y las cuatro lunas serán sus guías en el camino tan escabroso que...