Acabando de abrir los ojos, como por acto reflejo se habría sentado contemplando a los tres que lo habían secuestrado.
La sensación que tenía era extraña, parecía que las nubes en su cabeza se habían hecho casi nulas. Podía recordar. Podía recordar a esos tres que estaban frente a él. Sus rostros, sus personas.
Sin esperarlo, alguien se tiró y lo abrazó.
Pero fue quien menos te esperarías.
Exactamente, Baud, el de ojos de hielo y actitud serena.
El pequeño pelinegro estaba abrazando a Yuu muy fuertemente. El moreno se quedó atónito ante tal acción, pero devolvió el gesto con una cálida sonrisa.
En seguida el ave se puso celosa y se arrojó sobre el castaño y el ojiazul. Hydris no se quedaría detrás y... En menos de nada ya estaban en el suelo otra vez.
—Veo que me han extrañado bastante, pedazos de cabrones ji-ji — rió..., una inmensa felicidad lo envolvió, llevándolo a un cielo lejano.
Un cielo en el cual el hada de la muerte que lo tenía encerrado no podía llegar. Pero como sea que fuera tendría que volver al infierno de esta divina mujer de la oscuridad.
—Claro que no te extrañé, mocoso tontúpido — como rayo, Foorïs se alejó de allí y levantó la quijada en acto de su solemne actitud egocéntrica.
“¡Qué tierno!”
Es la reacción de todos cuando el Estelato se pone así.
—Si si, lo que tú digas — Hydris rodó los ojos pasando a ver a su amo.
Ambos ojiazules se hubieron separado del moreno, dándole su espacio. Todavía quedaban cosas que aclarar.
La tensión aumentó... Un nudo se hizo en la garganta de Yuu. ¿Tan grave era la situación? Parece que sí.
—Estamos seguros que esa mujer te manipuló, Yuulkā — dijo fríamente el pelinegro, viendo directamente a los café rojizos iris del muchacho.—Ahh... — suspiró frunciendo el ceño —. Lo sé, me acabo de dar cuenta...
—¿Eso quiere decir que vas a volver con nosotros? — el rostro del Kaliz se iluminó mientras preguntaba, entonces volteó su cara sonrojado — Digo, no es que me importe. De hecho es mejor. ¡Já! Que mi espléndida figura viaje sin un salvajoso como tú.
Una mirada de incredulidad fue lo que se ganó de los tres.
—En fin... — ave ignorada con éxito. Yuulkā uno, Foorïs cero —. Me temo que debo volver con ellos.
—¿Por qué? — esta vez fue la pelinegra quien saltó con un semblante de lamentaciones.
—No sé que plan se traigan esta gente. Pero tengo que descubirlo, verán. Eerin es una de los comandantes del rey hereje. Eso quiere decir que es el enemigo. Pero si la tengo cerca podré descubrir sus intensiones y aguarles el plan.
—Tiene lógica pero... — la duda se veía en el rostro de Baud.
No, no quería que Yuu los dejara. Lo había descubierto segundos después de darle el abrazo. Definitivamente no...
—Descuida. Estaré bien — asintió con una curva autosuficiente en su cara —. Tengo que averiguar quién es la reina esa. Desde que fui con Eri eso me tiene dando vueltas en la cabeza y no sé qué es.
—Entonces te apoyaremos — musitó a baja voz el chico —. Pero si vemos que algo va mal, iremos por ti. ¿Está bien?
—Vale vale... — el castaño nunca se imaginó ver tanta decisión en la mirada de Baud.
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Sombras de Dragón
FantasyLa paz llegó hace relativamente poco tiempo, pero los monstruos siguen existiendo así como los demonios y otras criaturas de las sombras. Un aventurero nace a causa de varios factores y las cuatro lunas serán sus guías en el camino tan escabroso que...