Pocas horas habrían transcurrido desde el mediodía y el camino rocoso de volvía cada vez más difícil. Lo de mayor molestia no era la distancia que había hasta Aqra, sino el agotamiento que reunían las bestias.
Fang y Shing eran lobos de carga que vienen de un excelente linaje, lo que les permite viajar largos kilómetros sin descansar, no obstante el camino tan abundado en rocas no era el más cómodo que digamos. De tal manera, casi que tendrían que volver a tomar un descanso.
La rubia ya estaba tantito cansada por la montura de cuero, en su rostro se notaba y Philo, algo apenado por su consciencia decidió parar.
—Ya es suficiente, Fang — habló el joven achocolatado, entonces Kiara le miró dudosa —. Descansemos.
En silencio, la ojiazul asintió.
…
Habiendo preparado un fuego y con varias aves que habían capturado gracias a la maravillosa habilidad de la chica con el arco, se habían dispuesto a descansar al lado de unos árboles. Los lobos se habían acostado y miraban a sus amos con agotamiento.
Con su cuchillo, Philo hacía unas picas de madera, bueno, en realidad eran varillas. Confeccionaba flechas para Kiara. Por su lado, la joven cercioraba que la comida estuviera bien.
—¿Le pongo las aves así normal a Fang y a Shing? — preguntó ella sin saber exactamente qué hacer.
Esta es la primera vez de ella en un viaje y no tenía idea de cómo alimentarlos, por lo general, el chico ya le daba la comida preparada para que se la diera a los chicos. Ante la situación, el muchacho se carcajeó.
—Puedes dárselos normalmente, Kiara. Deja que ellos se encarguen.
—Está bien — asintió y siguió con lo suyo.
Unos cortos minutos se abordaron en el silencio del fuego asando la carne y los lobos en su jadeo suave.
—Las plumas de estas aves son muy buenas para hacer las flechas. Creo que te ganaste la lotería, mi amiga. Tu agilidad con el arco no tiene comparación. Ni siquiera yo me acerco.
—Gracias, supongo... — susurró —. Gracias a tu habilidad para hacerlas, es que puedo alcanzar eso. El que tiene un talento impresionante eres tú.
—Ahh, no seas humilde — en un chasquido de lengua guiñó —. Estoy en y feliz de tener una compañera tan útil. Estoy seguro que contigo podremos hacerle frente a los que destruyeron tu ciudad.
Ya lo habían hablado, esto no le dolería. No lo permitiría hasta que no tomara venganza de esos monstruos que hicieron esa atrocidad en Porce. Ella les mostraría.
—Si ... Es lo que espero.
—Hasta donde sé, faltan varios días para que lleguemos hasta Aqra. Antes de llegar me encantaría poder hallar un Smilthus.
—¿Qué es un Smilthus? — inquirió, completamente descolocada de lo que él acababa de decir con tanta alegría.
—Jaja — sonrió ligeramente confiado —. Los Smilthus son de lo mejor que hay. Se trata de una especie de Wyrm que se puede domar. Son muy fuertes si su dueño lo es y, pueden llegar a serte tan fieles que morirían por ti.
—Vaya... Así que Wyrms... — el asombro le ganó tanto que tuvo que abrir la boca —. Eso suena muy bien pero... He oído que son criaturas muy difíciles de adiestrar.
—Si bueno. Eso es porque son muy inteligentes. Los Smilthus son Wyrms de tierra. La razón por la que quiero uno es porque mis amigos — ya que estaba tan cerca, se recostó y abrazó a sus lobos con muchas sonrisas —, son descendientes de estas criaturas. Y según los cuentos populares, un Smilthus puede hacer que sus descendientes reanimen sus capacidades dragónicas.
—¿Pero qué acaso los Wyrm no son criaturas realmente extrañas? — interrogó frunciendo el ceño.
—Lo son, pero si hay alguno cerca, podrán sentir a mis amigos y se hallarán atraídos. Estos chicos son realmente especiales — dijo orgulloso.
La chica le correspondió, sí que le gustaba cuando Philo hablaba con esa confianza y alegría. Eso la ponía feliz, haciéndola olvidar por unos momentos sus tragedias.
Desviando la atención hacia la fogata, notó que faltaba poco para que ellos pudieran comer así que empezó a preparar lo necesario.
—Ya es hora, Philo.
—Por fin — aliviado —. Estos egoístas no me querían compartir. ¿Puedes creerlo? — ríe chistoso — No quieren compartir con papá, chicos malos — reprendió a los lobos pero siguieron comiendo.
La rubia se rió de la actitud del chico y le extendió sus alimentos.
Esta noche tendrían que dormir al aire libre, bajo la luz de las estrellas y la dorada luna de Kwin. Todo era perfecto en estos momentos y, para su suerte, no había aparecido ninguna criatura enemiga.
Así, cenaron de manera cordial, refrescados por los vientos de la diosa Kläūd, donde expusieron sus planes para cuando llegaran a la gran ciudad de Aqra. Y sí, deberían esforzarse para ser aventureros fuertes; tan fuertes hasta el punto en el que lograran ser enviados a una misión contra el reino del señor de las sombras.
—Estoy segura que lo lograremos, Philo — musitó, decidida con la fuerza de una guerrera.
—Igual yo, Kiara...
***
Baud.
No me gusta para nada la situación. Tal vez Foorïs concuerde conmigo pero, siendo como es, puede que lo único que le moleste es que fue reemplazado como el compañero de Yuulkā. Podrá discutirle tanto y decirle cosas, pero se le nota como lo quiere. Las criaturas mágicas tan así son fácilmente amables, aunque me imagino que sea en ese contexto.
Volviendo al asunto, esa mujer no es humana. A ver, está bien que Foorïs no sea humano. Pero ella es un demonio. Los demonios son traicioneros hasta a sus amos. Su lealtad depende de la fuerza con la que su maestro les controle, y no creo que Yuulkā tenga lo necesario aún para controlar a un demonio.
Sé lo fuerte que es ese chico, pero... No lo sé.
Ahora mismo estamos en el mismo lago. Ya han pasado dos días y, bueno; no hemos tenido que preocuparnos por la comida ya que Hydris controla los peces del arroyo. Pero por otro lado, está demasiado cerca del castaño.
Justo ahora están sentados al lado con los pies en el agua. No entiendo muy bien su relación, pero no creo que sean amantes. Duermen juntos y tal, pero no pasan esos límites. De eso estoy seguro.
Pero a parte, como maestro de las sombras no puedo confiar en un demonio. Menos ahora cuando el ejército del rey sombrío se está levantando contra Aqra, nuestro nuevo objetivo. No lo dejamos claro, pero luego de presenciar la masacre de Porce, el destino que teníamos planeado fue cambiado. Ahora debemos estar en camino a Aqra. Sibla guerra estalla, los demonios se pondrán de lado del rey sombrío; otra posibilidad es que esperen que termine la guerra y se ataquen al bando perdedor.
Como sea, no puedo confiar en un demonio. Y Yuulkā me ha mostrado la nobleza de su corazón, pero aún no me puedo permitir confiar en él.
Como de costumbre, ya Foorïs está dormido. Yo estaría buscando algún espíritu maligno, pero al parecer no había ninguno en los dominios de esta demonio. Ha de ser por su lado de ninfa, eso explicaría que no esté relacionada con ningún espíritu.
Por ahora sólo estaré vigilando de cerca los movimientos de ella. Así que dormiré con un ojo abierto por si las moscas.
Mañana, en cuanto despertemos deberíamos partir, porque ha hemso pedido mucho tiempo en este lugar. Ya no podemos permitirnos ir para Spanes que era nuestro objetivo primordial. En estos momentos sólo tenemos que movernos en plan de completar la misión que aquel espíritu le dejó a Yuulkā.
Y no sé por qué, pero hay una presencia al lado de Yuulkā que me tiene intranquilo. Antes no había podido sentirla, pero no es oscura. Me sigo preguntando qué puede ser.
...
Desperté. Como usualmente fui el primero, o eso creía. Hydris ya se había levantado y estaba de frente al lago, agachada como mirando... ¿Triste? ¿Cómo es posible que un demonio estuviera triste?
Con mi habilidad de sigilo, me acerqué a esperas de que no me sintiera.
Así que, escucho a penas los susurros de la mujer.
—Ahora sí, mis pequeños — musitó y, una lágrima parecía deslizarse por su mejilla —. Llegó la hora de que mami se vaya. Los voy a extrañar.
Con mucho esfuerzo, consigo ver a decenas de criaturas que desprendía un ligero brillo purpúreo en el agua.
Esta mujer me parece demasiado singular. Es un misterio para mí.
—¿No te parece que no deberías espiar a las damas? — me preguntó sin mirarme. No imaginé que me había notado, pero aún así su tono de voz era totalmente diferente al que usaba con sus "crías".
—Disculpe, señorita — rápidamente me disculpo de la forma más educada posible —. No era mi intención tratarla de manera irrespetuosa.
—No hay problema, pequeñito — por fin se levanta, pero eso que me dice parece una blasfemia. No me gusta que me digan eso, pero ese no era el punto. No parecía ser mala persona, pero aún así. Es un demonio, un ser de las sombras —. Eres muy tierno, ¿sabes?
—Humm — murmuro en silencio, por qué insiste en eso —. Dejadlo ya por favor.
—Yuulkā sigue durmiendo. Así que podremos hablar sobre un asunto.
Sus palabras empapadas de cinismo me toman por sorpresa, aunque no suenan con cinismo, me parece que en realidad es eso. Pero bueno...
—Hablad por favor, señorita — entonces, le pido que prosiga.
—Verás, niño. Siento una especie de hostilidad de tu parte hacia mi persona — entrecierra los ojos como si me estuviera analizando —. No creas que no lo he notado, chico. Pero sé que eres alguien importante para mí maestro, así que necesito su aprobación o si no, puede que mi amo me abandone.
—No sé muy bien eso de que soy alguien importante para el señorito Yuulkā, pero no creo que él sea alguien que abandonaría a nadie. Podrá ser todo lo que quieran, pero es muy amable.
—Eso ya lo he notado — sonríe picaresca —. Oh, parece que ya ha despertado — y reacciona ahora en cuanto nota que el moreno empieza a bostezar.
Eso consiguió que yo mirara atrás para cerciorarme.
El castaño, en sólo cuestión de nada se levanta y con mucha energía se dirige hacia nosotros con una sonrisa.
—Oigan chicos, tenemos que partir ya. Es demasiado tarde.
—¡Es tarde porque tú te levantaste tarde, estupitonto! — en respuesta, Foorïs le reclama con su voz infantil.
—¡Calla, pajarraco piojoso!
Okay, allá vamos otra vez.
Cuando se calman las aguas de estos dos, por fin conseguimos ponernos de acuerdo. Yuulkā lo pone sobre la mesa y entonces ese es el debate.
—Bien. Entonces nuestro objetivo será la capital de Aqra, Wotham — resalta el moreno con seguridad —. ¿Estás de acuerdo, Baud?
—Sí... — respondo con una positiva —. Yo sólo quiero exorcizar espíritus.
—¿Hydris? — ahora la mira a ella — ¿Te opones a la idea?
—No, maestro. Yo estoy para cumplir sus deseos.
—Entonces está decidido. ¡Muy bien, vamos!
—¡¿Oye, no me preguntaste a mí, estupídio?! — salió a la luz la voz reclamante del Kaliz.
—¿Escucharon algún murmullo? — se hizo el tonto para molestar a Foorïs — Yo no he oído nada. ¿Tú, Hydris?
—No he escuchado nada, señor.
Cómo era de esperarse, ella le siguió la corriente.
—Bueno, nos vamos.
—¡Oye!
—Yuulkā, creo que Foorïs está intentando llamarlo — le indico.
—No, no lo creo — pero el decide seguir con su juego de ignorar al ave.
—Pero señor....
—Ay Baud, tú sí que eres noble — dice con fastidio ante mi declaración a medias —. ¿Qué quieres, pájaro parlanchín?
—Que me escuches, o sea... Duhh — rebotó su comentario obvio y burlón.
…
Sea como sea, todo se resolvió luego de varias interacciones de ellos.
Así pues, caminamos por todo el resto del bosque, para al anochecer tener que descansar una vez más. El viaje nos ha tomado unos tres días más, pero parece que llegamos a un lugar especial.
Hay una escalera de muy bien elaborada de algún tipo de mineral. La intriga y curiosidad se arraiga en el castaño, cosa que no me sorprende. Así que salió corriendo en cuanto al vio y salió a dirigido hacia la cima de la montaña.
***
En su asiento que simulaba un trono, la señorita Eerin estaba siendo trabajada en vista a su belleza por las sirvientas.
Mientras tanto, un hombre completamente albino. Cuya piel resaltaba tanto a causa de su blancura que parecía emitir luz. Su largo cabello blanco caía como cascadas de leche sobre sus hombros hasta llegar a la mitad de su espalda. Vestía unas ropas blancas casi plateadas que hacían juego con sus ojos tan azules que parecían hechos con cristal de zafiro.
El mismo era alto, tanto que su mirada desde allí, y aún con ello, la frialdad de sus ojos simulaban una falta enorme de emociones como si trataran de congelarte el alma.
—¿A qué debo tu visita, Edgardus? — preguntó la muchacha, sus ojos lilas no se limitaban a la cantidad de desprecio con el cual atacar.
—Ya le he dicho que no me llame así. Mi nombre es Erdwin — y en efecto, su voz y palabras eran igual de fríos que su apariencia.
—Como sea, ve al grano — tal parece que sí, ella despreciaba a sus "aliados".
—Se está acercando. Me han mandado a decirte así que, has de trabajar.
La mecánica sonoridad del sujeto era demasiado. ¿Tan siquiera estaba vivo?
—Ya lo sé, Edgardus — musitó hastiada —. Por ahora sólo desaparece de mi vista. Verte me hace sentir como se congelan mis ojos.
—Adiós, décimo quinta.
En, el hombre se volvió gélido y la escarcha lo recubrió. Se veía azul celeste, blanquecino. Seguidamente, se quebró y la nieve que lo formó salió por la puerta de la carpa.
Bufó molesta la señorita a la par que voltaeaba la vista con aburrimiento. Sí que odiaba tener que esperar.👻👻👻
Hola
Este capítulo está publicado sin editar por cuestiones de pereza del autor. Así que por favor, si notan algún error me encantaría que lo notificaran.
Es un gusto compartir esta historia con ustedes. Decirles quiero que este capítulo me gusta en especial.
Y bueno, si a ustedes les ha gustado, me encantaría que me dejaran sus votos.
Nos vemos el próximo viernes,
Besos y abrazos
😄😄
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Sombras de Dragón
FantasyLa paz llegó hace relativamente poco tiempo, pero los monstruos siguen existiendo así como los demonios y otras criaturas de las sombras. Un aventurero nace a causa de varios factores y las cuatro lunas serán sus guías en el camino tan escabroso que...