Capítulo 09

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Yuulkā.
No entendí nada de lo lo que mis ojos veían. Todo era gris y lúgubre para mi vista. Los recuerdos de la ciudad tan alegre y colorida me invadió en ese instante. No podía creer que todo aquello se había perdido en cuestiones de nada.
Con la mente perdida entre tanta infamia, bajé del alto para pasearme por las moribundas calles que una vez pertenecieron a Porce. Los chicos me acompañaron en mi terrible travesía, tan asombrados como yo.
No había conocido a mucha gente aquí, pero justo me vino la imagen de la señora Luna, esa amable anciana que nos dio refugio en aquella noche. No obstante, ya lamentarse era por gusto. Las altas estructuras habían sido demolidas, así que podías ver todo el lugar como una planicie abundada en ceniza y carbón.
—Esto es imposible... — dijo Foorïs —. Ayer mismo todo estaba bien...
Me había quedado sin habla. Y tampoco es que quisiera decir nada, sencillamente no quería hacerlo.
***
‹‹El fuego es causa de magia oscura›› Baud estaba inspeccionando toda la zona, sintiendo las energías residuales de aquellos que causaron la destrucción de la pertinente ciudad.
Entonces se percató de las sombras que se arrastran rencorosas por las comisuras de aquella desvívida tierra.
‹‹Puedo notar innumerables espíritus, pero hay uno que es más grande. Más cargado de energías negativas ››
—Mi estimado, tenemos un problema que resolver. Los espíritus oscuros están tomando poder; he de frenarlos — musitó el ojiazul con decisión en su rostro.
—Te ayudaré en lo que pueda, Baud. Tú sólo dime — afirmó determinado el castaño.
—Seguidme — empezó a caminar el chico.
Tomando la dirección de aquel espectro de mayor presencia se movieron. No importa hacia donde miraban, todo a su alrededor estaba devastado y desprovisto de vida. Se podía respirar el olor de la muerte, la carne quemada y el hollín tan reciente.
De a poco lograron divisar a lo lejos la imagen de lo que parecía un vagabundo hecho un ovillo frente a unas paredes derrumbadas. Una cierta alegría acarició el corazón del moreno, tal vez la esperanza de un sobreviviente.
Pero nada más errado que eso. Al mirar más de cerca su figura se hizo completamente visible.
Era como un anciano, pero seguramente no era humano. Calvo y su piel tan pálida como si estuviera muerto, o quizás bañado en las cenizas. Sus ojos eran lo que más lo delataba, luego de su extarña mandíbula, por supuesto. Aquellos iris de carmesí tan apagado como sangre, el resto de los globos oculares poseían un tono azabache que nadie sano podría tener; así que por ahí ya no podía ser alguien normal. Para finalizar la descripción, sin dar muchos detalles de los harapos que traía puesto; su boca, esa terrible y blásfema boca. La misma estaba desgarrada y tintada del negro más oscuro que haya pintado el cielo de Ingaluss, de tal salían dientes afilados en forma de púas mortales.
Definitivamente no. No era humano. Y Baud ya lo había identificado como lo que era, un espectro.
—Es un espectro — dijo el pelinegro, notando la cara de interrogación que tenía Yuu.
—¿De veras? — seguía sin creerlo, esta era quizás la segunda vez que veía uno.
—Veo que eres muy perspicaz, jovencito — habló finalmente el espíritu.
A lo que más temía Foorïs era a los espíritus. No tenía el mínimo valor ni para mencionar palabra.
—Y también exorciso a monstruos como usted — dijo el chico desenvainando su katana, tan determinado a exterminar a los oscuros tanto como siempre.
—Pero no puedo dejar que me mates, no aún — sereno, para ser un espectro, era bastante tranquilo.
—¿Ha usted de tener una última voluntad?
—Creerás que me formé luego de la destrucción de este lugar, pero estás equivocado si piensas eso. Soy un espectro casi tan antiguo como el pueblo mismo. Mi única razón de ser es vivir hasta el regreso de mi amo — suspiró junto a una sonrisa amarga —. Si es que se puede decir "vivir" a ser lo que soy.
—Entonces, ¿usted quiere decir que presenció como esto terminó así? — Yuu no se aguantó la curiosidad y tuvo la necesidad de preguntar.
—En efecto, señorito — asintió el anciano.
—¿Nos podría contar pues lo que sucedió? — al parecer Baud también quería saber, ya que esta vez quien hizo la pregunta fue él.
—El ejército del rey de las sombras invadió la ciudad. Habiendo asesinado a la mayoría de los habitantes de este lugar, luego una mujer, usando sus flechas malditas conjuró una tormenta de fuego que redujo todo a cenizas. Presumo que la gente no tuvo tiempo a odiar lo suficiente, ya que no quedó ni un sólo espectro de todos los que murieron ese día.
—¿Seguramente no quedó nadie? ¿Ni un solo espíritu? — la sorpresa de Baud lo sacó de su estado normal de inexpresión.
—Justo lo que dije — asintió suavemente y luego sacó una espada larga de doble filo que emitía una especie de energías malignas —. Pero pude sentir todo el rencor liberado por las almas que morían, así que lo guardé todo en esta hoja, para que aquel que decida hacerlo, tome venganza de la atrocidad que ocurrió en este lugar. Cuando alguien la tome, entonces me permitiré morir.
—Me temo que no podrá ser así. Mi deber es exorcizar a cada espectro que encuentre.
—Pero usas el poder de espectros, ¿o me equivoco?
—Por supuesto que no se equivoca. Pero uso la oscuridad para salvar a las personas de ella misma.
—Y porqué no tomas está espada y devuelves a los monstruos el propio mal que sembraron en esta ciudad — incitó el espíritu, pero no pareció haber cambiado nada en la decisión del chico.
—Ese no es mi deber, si me disculpa.
—Comprendo... — se resignó — En ese caso no me queda más opción que luchar para cumplir mi voluntad.
El señor se levantó e impregnó la espada con su energía oscura. En respuesta, Baud se colocó en posición ofensiva, haciendo lo mismo que el espíritu con su katana.
—¡Esperen un momento! — Yuu los detuvo, miró a ambos y habló con firmeza — Yo tomaré la espada y vengaré este pueblo. ¿Es todo lo que deseas, verdad?
—Efectivamente, jovencito.
—¿Está seguro, Yuulkā? — el ojiazul lo miró dubitativo.
—La verdad es que no — sonrió —. Pero no te preocupes, además así te evito una pelea.
—Yuu...
—Entonces la dejaré en tus manos. Espero que seas digno de usarla.
El espectro dejó el arma en las manos del castaño, quien la tomó con algo de recelo.
Con sus últimos deseos cumplidos, el anciano se volvió un humo blanco y brillante, desapareciendo finalmente del mundo de los vivos.
...
—Estás seguro... — empezó a decir el pelinegro pero enseguida se retractó y cambió sus palabras —. Esa espada está maldita. Atraerá desgracias si no eres capaz de controlarla.
—No te preocupes, no tengo que usarla aún. Y tú me puedes enseñar a cómo dominar estás cosas de las energías y eso.
—Sólo os diré que eso va a ser complicado — desvió la vista hacia el piso —. Ahora tendré que eliminar al resto de espectros que hay en la ciudad...
—Vale. Esperaremos por ti, ¿no es así? — miró al pájaro, quien solamente asintió.
***
Unos cuantos días en el futuro...
Philo era el hijo del señor Loizer, aquel artesano que vivía en la montaña y había rescatado a Kiara, la única sobreviviente del incidente de Porce. La chica había pedido quedarse allí y servirles para pagar su deuda con ellos.
El chico, Philo tenía unos diecinueve años, dos apenas más que ella pero se hicieron amigos muy prontamente. Solían practicar juntos el tiro con arco, ella además se había encariñado con las bestias, un par de lobos mascotas que ellos tenían en la casa.
La joven rubia fue muy bien acogida allí, sobretodo por la ayuda que el joven de cabello chocolate le brindó para superar su trauma. Aún dolía esa herida, pero al menos podía tolerarla.
—Sabes, sigo sorprendido de lo fácil que te ganaste a Fang y a Shing — dijo con diversión, un brillo especial se vio reflejado en sus pupilas cafés —. Esos animales son muy desconfiados con aquellos que no conocen.
—Yo siempre he tenido buena mano con los animales — dibujó una silueta risueña con una delicada suavidad en su cara —. Y estos chicos son muy cariñosos.
—Lo que tú digas — se burló ligeramente recordando como había sido masticado más de una vez por Fang y Shing.
—A que son unos buenos chicos — ella les habló a los lobos, quienes parecieron corresponder a las palabras de la joven acariciándola con sus pelajes —. ¿Ves, Philo? Son muy amables.
Por unos segundos, el chocolatín desvió sus ojos para una esquina, pensando en una propuesta que le tenía a ella... De hecho, ya se lo había insinuado en el pasado, pero no había obtenido una respuesta clara.
La miró con algo de pesar, pero finalmente se dignó a decir...
Ella centró sus celeste verdosos iris en la mirada café del chico en el justo momento en el que notó su extraña actitud.
—¿Pasa algo, Philo? — inquirió ésta, dudosa de la situación.
—Ya te he contado sobre mis planes de salir... Estaba pensando que tal vez tú querías viajar conmigo...
—Me lo había planteado, ¿sabes? — se agachó para acariciar los cánidos —Pero no sé...
—Me haría muy feliz que me acompañaras. Además, tu habilidad con el arco es insuperable — resaltó orgulloso de lo que decía.
—No es para tanto... — colocó uno de sus mechones de cabello detrás de su oreja.
Un hermoso tono colorado había teñido sus mejillas.
—De veras pienso que serías muy útil en mis aventuras. E incluso, tus habilidades médicas me dejan sin palabras...
—Está bien, está bien — en esta ocasión se levantó, ruborizada y tratando de silenciar al chico o tendría un ataque de coloración rojiza.
Aunque ya lo tenía...
—Entonces, ¿vendrás conmigo y serás una aventurera? — cuestionó emocionado.
—Todavía tengo que pensar...

Días atrás, en la actualidad...
Mientras hacía los quehaceres domésticos con los cuales de había comprometido, veía de lejos entrenar al chico que recién había conocido. El joven de mirada afable era muy bueno en lo que hacía. Su puntería con las saetas rara vez fallaba.
Barriendo los pasillos exteriores de la cabaña, la rubia observaba detenidamente como el hijo de su salvador daba en la diana con su flecha.
Philo, esbozando una sonrisa notó como era contemplado con tanto afán. Sin acercarse mucho a la chica que no llevaba ni siquiera un día de conocer y le dirigió la palabra.
—¿Te gustaría intentar?
— … — sólo recibió silencio de parte de la chica...
—No debes tener miedo, ¿sabes? — carcajeó suavemente.
Se volteó hacia su objetivo y volvió con su entrenamiento.
Ella parecía aún mantener parte de su curiosidad. Mantuvo su vista de reojo, pero cierto chico se percató no mucho después.
—Aunque esté practicando con el arco, mi especialidad es la espada — curvó sus labios y contactó visualmente con el verde marino de la chica —. Tu nombre es Kiara, ¿verdad?
—A-así es — tartamudeó insegura, pero recibió una risa en respuesta.
—¿No te gustaría probar? — insinuó ladino — No es por nada, pero me parecías muy interesada.
El silencio los abordó por unos momentos. Increíblemente, ella fue la próxima en decir algo.
—Me gusta usar el arco... — pausó sus comentarios al ver que el chocolatín la veía directamente —. La señora Luna me mostró lo relajante que podía ser...
Llorosa, los ojos de la muchacha se iluminaron con destellos acrílicos de tristeza y agua salada.
‹‹Pero ella se fue...››
—Toma, te hará bien practicar un rato.
Sin darse cuenta, él ya estaba en frente de sí, otorgándole su arco y flechas. La veía con una sonrisa que parecía poder curar cualquier melancolía.
—G-gracias...
***
Yuu vio a Baud regresar de su tarea como exorcista luego de liberar a todos los espíritus malignos que sobraban en lo que restaba de Porce. Era poco más del mediodía y tenían que conseguir algún lugar para descansar.
Seguramente tocaría quedarse en las ruinas empolvadas de la antigua ciudad.
—¿Ahora que haremos? — preguntó el moreno con mucha emoción.
—Tal vez debemos descansar aquí mismo — el tono sereno del ojiazul solamente denotaba su porte y educación —. He consumido mucha energía para derrotar a esos espíritus, ahora estoy vulnerable y no me gustaría quedarme así, digo, si es que me entendéis.
—Yo también estoy agotado — masculló el Kaliz, observando con egocentrismo sus propias plumas de cielo nocturno estrellado.
—¡Pero si tú no hiciste nada!
Yuulkā intentó sacarle disputa a su amigo... Ja ja,  muy tarde. Ya se había quedado dormido.
—Qué rápido se duerme este ave, ¿no crees? — miró el ojosrojos a Baud, notando un brillo extraño en su mirada. ¿Estaría enfermo?
—Si...

👻👻👻

Hola.
Aquí les dejo la actualización. Espero que les guste.
Por cierto, sólo es una duda, pero Kiara tiene los ojos verdes... Así que, bueno... Nada.
Últimamente tengo muchos problemas con los ojos XD XD.

En fin, espero que les guste. Y disculpen por volver a Baud ojiazul. XD más problema de ojos.
Como sea, que se lo disfruten.
Besos y abrazos.
😣😣

Sombras de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora