Capítulo 10

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Aviso... Este capítulo contiene escenas no aptas para menores. Puede haber sexo medio explícito, así que no se molesten.
***

—¡Un lago! — saltó Yuu de emoción en cuanto vio, en medio del bosque una hermosa formación acuífera.
En cuanto el ojosrojos llegó a la orilla hizo amagues de introducirse a dicho lugar. Baud, según las experiencias que tenía procedió a alertarle al chico sobre el peligro.
—Debe de tener cuidado, Yuulkā. Las aguas así en espacios abiertos pueden ser habitadas por peligrosas criaturas ‹‹Sobre todo por la extraña presencia que percibo en este lugar›› — luego de hablarle educadamente al moreno, reflexionó sobre tales sensaciones.
—No te preocupes, Baud. No hay de que temer — respondió altanero con una amplia sonrisa.
Y como si no hubiera nadie en el lugar, empezó a desvestir su cuerpo, dejando toda su piel al aire. Sin más, se dispuso a entrar en el frío agua del lago. Digo lago, pero en realidad era un arroyo que poseía un enorme embolsadura simulando un auténtico lago.
Se adentró más y más en total desnudez, sintiendo la paz albergar su alma.
Por otra parte, Baud se fijó intrigado en unas inusuales marcas de color rojizo en el cuello y espalda del chico. La vergüenza no le permitía hablar, pero empezó a realizar un análisis de lo que sus ojos le hacían ver. Dichas marcas en forma se media luna que se invertirán con las puntas para lugares distintos y de dichas sus zonas inferiores salían un par de colmillos del mismo color.
Recordó como en casa había leído de un libro sobre tales marcas... Pero no recordaba exactamente a qué se referían. Entonces decidió ignorar la situación, además que estaba mirando el cuerpo desnudo de otra persona, algo inapropiado para sus modales.
En tal lapso de tiempo, Yuu estaría ya sumergido en el arroyo. Por raro que sonare, algo acarició las comisuras de su anatomía, no lo pudo identificar, pero fue como si el propio agua lo hubiera causado.
Instintivamente se alzó de allí. Para ese entonces, Baud y Foorïs estarían en guardia, pues una presencia dudosa, tal vez maligna se había manifestado completamente.
—Hola, precioso...
Una mujer de pelo negro apareció de la nada, vestía ropajes color blanco puro, y joyas en sus orejas de plata y azul safiro tal como sus ojos le daban cierto toque magistral, como magnífica.
La voz seductora de la mujer que acababa de hacer acto de su presencia hizo erizarse a Yuu. Esta deslizó sus dedos por el mentón del chico, para luego ver a los demás a sus espaldas.
—¿Una náyade? — en seguida el comentario de Foorïs hizo que los dos jóvenes se impresionaran.
Las náyades constituyen espíritus protectores de las aguas dulces, habiendo adoptado está tarea como sacerdotisas humanas hace siglos, pero con el paso de los años se habían vuelto importantes administradoras de la naturaleza.
—Veo que sabes lo que soy... Estelato Kaliz — enunció alejándose del lado de Yuulkā y sentándose sobre las aguas del lago.
Sí, se hubo sentado sobre la superficie del agua.
—Nunca había conocido una ninfa... — el moreno seguía atónito de expresión. Imagina ahora que te encontraras con un ser así de místico.
Ella rió suavemente.
—Así es, jóvenes aventureros. Soy un espíritu de las aguas, en efecto, una náyade.
La misteriosa mujer carecía físicamente de defectos, su encantadora presencia era digna de las diosas. Con razón decían que las ninfas eran la encarnación terrenal de la belleza.
‹‹Aquí algo no pinta bien››
Baud pudo notarlo, su instinto como espiritista se lo decía, algo con esta supuesta "casi divinidad" no estaba bien.
—Disculpe por favor mi descortesía, pero usted no es lo que dice ser, ¿no es cierto, señorita demonio?
Y el comentario de Baud fue lo bastante impresionante como para dejar impactados a los demás allí presentes. ¿Cómo lo supo?
Entonces el aire se empezó a enfriar. La oscuridad del atardecer se hizo aún más sombría, desbordándose el lugar de una insana energía.
***
En el escaso tiempo de luz que restaba a causa de la caída del astro rey, la señorita Kiara, encargada de preparar la comida en casa del artesano acababa de prepararla y de servirla además.
Pues, en la mesa se hallaban sentados el señor Loizer, su hijo Philo así como la muchacha rubia. Con las radiantes luces de los candelabros, dieron inicio a la cena luego de una plegaria a la diosa.
—Señora nuestra, Arö que nos observa con amabilidad desde el paraíso. Te pedimos que estos alimentos nos lleguen así como vuestras bendiciones. Todas nuestras gracias para usted, Shaúm.
Concluyó el señor Loizer de rezar y dio inicio el festín.
El dúo de hombres estaba muy agradecido con la inclusión de la rubia al círculo, la comida que ella preparaba era sin dudas maravillosa. Digna de los dioses.
Unos minutos pasaron en medio del proceso ameno. Para entonces, el joven Philo tenía una información que darle a su padre.
—Papá, hay algo que tengo que contarle — musitó el muchacho algo nervioso.
—¿Si? — inquirió fríamente el señor mientras terminaba de masticar.
—Ya te he dicho que quiero viajar e ir a Aqra...
—Entonces te irás mañana — masculló, nuevamente inexpresivo.
—Así es... — asintió algo cabizbajo. Como fuera, no quería dejar a su viejo sólo en aquella antigua casa.
—¿Cuál es el problema? Por qué algo debe haber cuando andas tan callado. ¿Tienes otra solicitud para hacerme?
—Ciertamente... Papá, quiero que la chica, Kiara venga conmigo — finalmente confesó, sintiendo que un peso se deshizo de encima de sí.
—Entiendo — dejó un pedazo de su pan en la mesa y luego dedicó su mirada a la ojiverde —. ¿Es eso lo que quieres, muchacha?
—Este... Yo... — estaba dudando, no porque no quisiera irse, sino porque el señor Loizer había sido muy amable al acogerla en este tiempo —. En verdad me gustaría hacerlo pero... No quisiera ser desagradable o egoísta al dejarlo en este momento...
—Jahh... Ustedes los jóvenes — suspiró cansado el señor —. No se preocupe por mí. Si lo que quiere es acompañar a mi hijo, sos libre de hacerlo.
—Muchas gracias, papá — dijo alegre el muchacho, ciertamente sentía algo brotar cono burbujas en su interior.
—Claro, ahora — dijo en tono de regaño —, deberás trabajar para manteneros a ti ya ella. También a tus hijos. Desde este momento eres un hombre independiente, Philo.
—¡Papá! — clamó sonrojado al escuchar el comentario de su padre.
Por su lado, la chica se quedó en silencio y con obvia rosadez en su rostro. El nerviosismo se la comía.
—Como sea, me alegra que ya te hayas decidido a partir — sonrió emenamente el señor —. Os deseo lo mejor y, cuiden bien a Fang y Shing.
—¡Por supuesto que sí, papá! — afirmó el joven, concluyendo así la conversa.
***
Con la katana en la mano llena de energía oscura, la desesperación de Baud era la misma que lo movía estresadamente hacia el combate contra aquella entidad.
Foorïs por su lado estaba idiotizado y perdido por el choque de haber descubierto la verdad.
—¡Tenemos que sacarlo de allí, señorito hermoso! — aleteó el pájaro — Si en verdad es lo que creemos...
—Lo sé, señor ave, pero qué haremos. Esa barrera es impenetrable.
Mientras intentaban luchar contra el velo de agua que se había levantado allí, manteniendo a Yuu junto a la mujer. La barrera irradiaba una tal iluminación oscurecida; encima, si intentabas tocarlas, una descarga de lo que parecían rayos diminutos te rechazaba.
El par empezaba a perder la paciencia con el hecho. Pero, ¿por qué? No había razón, ningún motivo específico para atrapar al chico. Entonces, ¿por qué esta criatura se había sellado junto al joven?
En tanto, turbias cosas ocurrirían en el interior de la cúpula de agua y sombras. No obstante...
Yuulkā no podía hacer nada, por mucho que quisiera, no podía. Ahí, no era más que un mozo desnudo y con unas pocas ventajas en un combate cuerpo a cuerpo. Lo mínimo que podría lograr sería abatir a la "ninfa" en la mejor de las oportunidades; eso en caso de que la misma no usare nada de magia.
Como fuere, ganar no era una opción para aquel que deseaba ser héroe y vengador de los pueblos destruidos.
Por otra para parte, las intenciones de la señorita de negros cabellos parecían ser algo fuera de lo que el muchacho se imaginaba.
—¿Cuál es tu objetivo al encerrarme aquí? — la voz que hubiera salido altanera del moreno, sólo podía quebrarse con la cercanía inapropiada de la náyade.
—Sólo digamos que... — jugueteó con el cabello del joven y respondió agraciada —. Lo hago por la diversión que ciertos juegos podrían otorgar — olfateó profunda pero suavemente en el cuello de éste, cosa que provocó ciertas reacciones involuntarias —, si sabes a lo que me refiero, claro.
—Creo que no entiendo...
—Y yo creo que debería tomar lo que quiero por la fuerza, pequeñito.
En, desencadenado por la última palabra de la chica, una más o menos brusca acción lo llevó al suelo. Dentro de la barrera, parecía otro mundo; todo de claros celestes, esponjosos.
—Aunque hay cosas por aquí que no son nada pequeñas...
Yuu se halló en el piso, asaltado por una fémina nacida de la oscuridad que empezaba a mancillar su cuerpo. En cuanto ésta dijo un tal "cosas" he hizo ese toque encantado que envió destellos eléctricos por todo el sistema de su juguete.
El calor trataba de ahogarlo más de lo que hacía el trabajillo de cierta ninfa en una parte que diríamos íntima. Sin embargo, aquellas maldades estaban por quitarle el aliento. La humedad que regalaba al miembro del castaño así como esos movimientos le habían hecho perder la cordura.
En menos de nada, la señorita carecía de ropas que, por alguna razón habían desaparecido. Pero eso no le disgustó a Yuu, para nada. A estas alturas poco le importaba el ser secuestrado por una entidad de la naturaleza o de las sombras tal vez. ¡Qué más da! Si lo que le estaba haciendo sentir era tan nuevo y diferente que era como conocer un mundo inexistente.
Si con sus blanco vestido ya parecía una diosa, cuando la veía en el máximo esplendor de su mítica figura, tal vez ningún hombre hubiera podido resistir. Y el castaño no fue el primero.
Deslizó pues sus manos por el robusto de su presa, devorando con las manos lo que luego haría con el resto del cuerpo. Apostó por llevar sus divinos labios hacia los de él, como si ser una ninfa de las aguas no fuera suficiente para saciar su sed.
De a poco todo se tornó más intenso. La constitución de Yuu se movió por instinto, dejando detrás su impacto y preparado para ser él quien diera el placer. Cambiaron la postura, sentándose uno frente al otro, para así, como una bestia envestir. Cayó sobre la chica, sostuvo sus manos sobre su cabeza y recorrió desde su abdomen a su cuello con la boca, devolviendo la sensación de electricidad desbordarla a ella.
Continuamente rodeó las comisuras de la mujer, haciendo uso de su lengua e instintos para llegar a lo más profundo de la exquisitez.
Pero, aún con tanto juego no había conforme para las ganas. Sólo querían más y más. Así que ella no se conformaría hasta tomar todo el premio.
—Mi nombre es Hydris... — le susurró al oído con suavidad, como si entregara su alma a su amo.
En el momento Yuu no entendió, pero unas extrañas energías lo rebasaron. Actuó con agilidad y la colocó debajo de sí. En pocos segundos, las caricias se habían vuelto algo más. Los simples juegos de la boca danzaron hasta volar más en el interior de las artes femeninas. La felicidad de la hombría del chico llegar hasta el paraíso denotó su éxtasis en su rostro, también reflejado en el de la tal Hydris.
El fuego los envolvió y el veloz juego ya se podía decir que no era nada lento como empezó. Las marcas rojizas de la espalda superior de aquel que tenía el dominio se quebraron a brillar de modo carmesí. A la par, tomaba con fuerzas las muñecas de la ojiazul, así como ciertas cosas.
En un determinado momento, ambos amantes furtivos se miraron a los ojos. Naturalmente ella los tenía de un azul que casi era negro, pero justo ahora se habían vuelto turquesa fulgurante. En el caso del chico, sus ojos café rojizos se volvieron absolutamente de carmín luminoso.
Lo hacía más, la completaba consigo. A pesar de no ser la primera vez de ella, si era la primera en la que se entregaba de esa manera. Y podría estarlo disfrutando ahora, luego se arrepentirá porque, cuando un demonio de su especie se entregaba en alma a otro ser...
...
Las sombras salían de Hydris llegando a la piel del castaño. Las penumbras antes de entrar por sus poros se volvían llamas.
En un tal rato después, las marcas coloradas de él crecieron, llegando ahora hasta algo más abajo de su espalda media.
Siguieron por otro período de tiempo en el cual danzaban a la par de envestidas traviesas y juegos con las lenguas. Todo hasta el momento en el cual dicho clímax los excedió... Liberando el final de su exquisitas picardías.
***
Aún habiéndose herido en el proceso, Baud intentó romper la barrera de la ninfa con todas sus fuerzas... Mas todo lo que intentaba era en vano. El poder de un demonio de su especie en sus territorios la hacía casi invencible.
Cuando pasado un tiempo decidió usar su hechizo definitivo, el velo turquesa se deshizo. El agua cayó en forma de mítica lluvia, dejando a la vista dos personas. Una visión muy extraña para ser sinceros.

👻👻👻

Holaaaa. Llegó por fin el capítulo 10.

Ahora acabamos de tener una escena bastante caliente XD.

Espero que les haya gustado.

Este es sólo el inicio, aún hay más.

No olviden votar si es que les gustó. Por cierto, este capítulo fue editado con mucho apuro, así que puede tener ciertos errores.

La próxima actualización es el lunes. 
Besos y abrazos 😍😍

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