Capítulo 19

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Baud.
Es muy complicado.
La única palabra que podría describirlo es esa, complicado.
Entender lo que sucedió en aquel momento era casi imposible. Muy pocos lo habrían hecho y es que se necesita de mucha información para poder hacerlo.
En primer lugar, una barrera mágica de alto nivel, que nos encerró. Luego una tropa de herejes nos atacaron. Entonces al final, una noble, la duquesa des Roses apareció usando esa magia y se llevó a Yuulkā.
Después de eso fuimos expulsados de allí, apareciendo por separado fuera de la barrera. ¿Por qué la señorita des Roses se fue con él? ¿Con qué objetivo? Y lo más importante, ¿por qué Yuulkā actuaba tan extraño en ese momento?
Los herejes son la fuerza combativa del rey de las sombras, el chamán. Si se detuvieron en cuanto apareció ella con su magia, ¿he de decir que ella era su líder?
Eso es algo que tampoco puedo decir con claridad.
¿Y entonces?
Nada.
Ahora mismo estoy con estos dos, pero es porque utilicé a Jazhú para que los encontrara, ya que habíamos aparecido por separado, teníamos que reunirnos antes de poder gestionar cualquier acción.
Para todos los efectos estamos en medio del bosque y no sabemos cómo entrar a la barrera. Tampoco sabemos dónde está la entrada o si tan siquiera todavía estaba en alguna parte de esta arboleda.
Yo me siento bien, digo, tal vez sienta un tipo desconocido de molestia, pero mantengo mi vista serena. Por otro lado, estos dos se hallan más que irritados. Bueno, Hydris parece triste... Nunca me imaginé ver a un demonio en ese estado, supongo que la juzgué mal por eso. En tanto Foorïs está enfadado. No ha parado de hablar sobre las cosas que dijo Yuulkā antes de irse con la muchacha.
Él me parece un ave muy tierna, pero a veces puede llegar a ser algo irritante; más ahora que tengo una especie de comezón indescifrable para mí. Es como un peso en mi pecho...
Tan raro...
—¿Qué haremos ahora? Esa bestia era quien nos guiaba, sin él... — reclamó el Kaliz nuevamente, como si no supiéramos ya eso.
—Hemos de esperar — digo por lo bajo —. Seguramente si no podemos ir a buscarlo, Yuulkā vendrá a nosotros.
Pero no creo mucho en eso.
Y aún así... No puedo pensar en abandonarlo. Podrá ser lo más imprudente y altanero, que... No lo sé, lo único que tengo claro es que el me salvó aquella vez del nefelim y tengo que agradecerle. Bajo ningún concepto me tengo permitido dejarlo. Lo hago por mi honor y mis valores.
En silencio, Hydris nos mira y no dice nada. Pero al menos su cara lo dice todo. Ella está sintiendo tristeza, sus caídos ojos lo dicen.
Si bien poco he interactuado con ella, sé algunas cosas de conocimiento general sobre los demonios. Son criaturas de la oscuridad que, suelen tener a otros demonios de esclavos o siervos. Cuando un demonio es siervo, todo su ser es para su maestro y, son más débiles o más fuertes en dependencia de la fuerza de su amo.
Así que ahora mismo, Hydris debe estar un tanto vulnerable ahora que su maestro está lejos. Aunque...
Perfecto. Ahora eso me da una idea.
—Señorita Hydris... — llamo su atención a baja voz, para no ser insensible y dañarla más en su estado.
—¿Si? — y su quebradiza sonoridad denota eso tan... Doloroso que la aflige.
—Tal vez sea sólo una suposición mía pero... — dudo por un segundo, no obstante, esta es nuestra sola oportunidad —. ¿Acaso usted no tiene una conexión especial con el señorito Yuulkā? Podría tal vez sentir su presencia...
—Eso creo... Puedo notar que aún está con vida, pero...
¿Por qué se corta al hablar? ¿Es acaso tanto su malestar?
—Por favor, no se sienta obligada de responder. Es libre de hacer lo que desee.
—Muchas gracias, jovencito — sonríe sin escatimar en guardar su amplia amabilidad. Qué extraño hablar de amabilidad con un demonio... —. Gracias por preocuparte por mí.
—No hay de qué — intento ser sereno, pero percibo una cosquilla en mis párpados.
hay algo que no comprendo. ¿Por qué mis ojos se aguaron en este momento? ¿Qué es este calor en mi corazón?
Ella me mira algo consternada, entonces avanza hasta mí. Me abraza y no entiendo cómo, pero unas imágenes llegan a mi cabeza. Una mujer de igual constitución me abraza... Es tan, es tan nostálgico...
—Has crecido mucho, Baud... — escucho ese susurro en mi oído.
Luego de soltarme, sus iris de azul oscuro se unen con los míos.
—Busquemos a Yuulkā — dice ella.
—Sí, debemos hallar a ese tontorrón — resalta Foorïs abriéndose de pecho.
—Calla, pajarraco piojoso — salta ella y se miran mal ambos.
Bueno, mejor que se peleen a que se depriman, ¿no?
Usando el vínculo maestro sirviente, empezamos la búsqueda de nuestro compañero faltante. La curiosidad me carcome y quiero saber cómo y porqué llegó hasta aquí la señorita des Roses. Puedo notar algo lleno de anomalías en este asunto y espero poder resolverlo todo.
***
Kiara.
Sigo aquí, velando por la recuperación de estos tres. Todo parece que está mejorando, así que no me preocupo tanto como antes.
Ya puedo hablar con Philo, aunque el abuelo de Thomas le recomendó que tratara de hablar lo menos posible.
Aún así, lo que más nos tiene tristes es la situación de los lobos. Fang, es el que peor se encuentra, ya que fue mordido por la bestia con tanta fuerza que quedó paralizado. En estos días se han estado alimentando con leche de Grumma, una especie de vaca de especial linaje ya que vienen de un tipo de Wyrm similar.
La leche de Grumma tiene cualidades curativas, así que Philo también ha estado bebiendo. La verdad espero que se recuperen pronto, con la guerra a punto de estallar podría ser un problema estar herido gravemente.
No tendríamos forma de defendernos.
...
El señor Rouden ha vuelto con el almuerzo. Es un señor muy amable y, a pesar de sus años y su constitución delgada, sigue muy fuerte.
Al llegar sonríe y deja la bandeja en la mesita.
—Veo que está dormido — dijo rascándose en la nuca.
—Si, estaba muy agotado así que se durmió de nuevo — le dedico una sonrisa al señor canoso.
—Bueno, espero que de recupere rápido. Aunque de los lobos se podría esperar menos. Se encuentra muy mal a pesar de su sistema tan resistente — dice en tono de lamento, mirando a los chicos que yacían recostados.
Desde que están así, han provocado muy pocos sonidos. Eso me aturde mucho ya que ellos solían ser muy felices.
—Me dijo Philo que ellos son descendientes de un wyrm de tierra, que por eso tenían esos mechones sólidos de color amarillo intenso. Que son parte de su herencia dragónica.
—¿Descendientes de wyrms de tierra dices? — murmuró a la par que acariciaba su barba.
—¿Pasa algo? — preguntó intrigada, pues su actitud me deja algo curiosa.
—Es que... No sé si sabes, pero los Wyrm son descendientes de los dragones. Y ellos cuiadan grandemente a sus parientes.
Sigo sin entender, pero inclino mi cabeza con tal de descubrir a lo que se refiere. Entonces el me cuenta una historia.
›› Los dragones son seres mágicos de grandes poderes. Hace unos siglos, a causa de la envidia del dios On, el rey de la distopía y padre de los ángeles alanegra, les declaró la guerra. Aunque los ángeles de alas oscuras no eran tan fuertes como los dragones, su número era el suficiente para establecer una interminable lucha.
Así, se enfrentaron por años, hasta que ambos bandos se desgastaron mucho.
Para cuando la guerra cesó, los dragones estaban al borde de la extinción, y ha que solamente una pareja de dragones, requieren de casi una década para tener un único descendiente, decidieron utilizar otros métodos para restablecer su raza.
Le pidieron ayuda a los espíritus animales y así recibieron una bendición. Desde ese momento, un único dragón podía engendrar varios nuevos individuos, sólo que de menor poder y con una apariencia algo diferente de los dragones, llegando a parecerse más a los espíritus animales que dieron su bendición a los grandes reptílicos.
Así, surgieron muchas especies de wyrm, que aunque tenían menos poder que un dragón, con los años y la sabiduría podían llegar a ser uno auténtico. Y ya que los wyrm, podían reproducirse con los animales de igual apariencia, el número de la raza dragón creció exponencialmente en pocos siglos. ‹‹
—Esa es una historia sorprendente, pero no sé cómo nos puede ayudar, señor Rouden — de veras que no entiendo, y creo que mi tono es más que suficiente para denotarlo.
—El punto es, señorita, que cuentan historias que se ha visto un dragón de tierra en las afueras de Coastdan. En el monte Inglar. Puede que si van por si ayuda pueda usar sus poderes y salvar a los lobos.
—Ahh — por fin —. ¡Claro, eso sería genial! ¡Es una muy buena idea, gracias señor Rouden!
—No hay de qué, niña. Pero te diré algo, puede ser peligroso que vayas a ver a ese dragón. Aunque suelen ser pacíficos, no dudarán en dañarte si te ven como una amenaza — me advirtió con seriedad.
—Pero aún así, debo hacerlo. Puede que sea la única manera de que vuelvan a la normalidad. Usted mismo lo dijo, que puede que se queden inválidos — hablé tan nerviosa y rápido que hasta perdí el aliento.
Y conociendo a Philo, de seguro va a querer venir conmigo; pero está herido, ni siquiera va a poder ponerse se pie, mucho menos viajar hasta esa montaña.
—Habla con mi muchacho. De seguro el va a querer acompañarte — coloca su mano en mi hombro, dándome ánimos con la mirada —. Aunque no lo creas, él también tiene fascinación como yo hacia los dragones — carcajadas salen de su boca y no soy capaz de evitar sonreír —. Y encima, ¿sabías que Khortyn es un wyrm puro?
—¡¿Cómo?! — la sorpresa me ganó.
No soy muy fan de eso de las criaturas mágicas ni la magia pero, lo que menos me imaginé era que ese cuervo fuera un wyrm. Quiero decir, es verdad que tiene dentro de su negro plumaje, varias plumas blancas y otras violeta brillante pero... Sí que es extraño.
—Recuerdo que Philo me dijo que quería tener un wyrm, puede que un Smilthus...
—¿Un Smilthus? — de nuevo está pensativo —. Ahora que lo pienso, las leyendas dicen que el dragón que está en el monte Inglar tiene forma de lobo. Puede que sea un antiguo Smilthus evolucionado.
—Vaya...
***
En el patio de la casa, Thomas solía entrenar su magia. El arte de conjurar es muy difícil, así que cualquier persona que deseara convertirse en hechicero debía practicar incansablemente.
El pelirrojo no paraba de pensar en la inminente guerra. Era su mayor motivación. Según dicen, un hechicero equivale a cien soldados. No cualquiera lograba hacer magia, y ya que él lo había conseguido tenía que esforzarse más por lograr su objetivo.
Su camino a recorrer era un trecho largo y lleno de obstáculos.
Su báculo resplandeciente de la magia hacía levitar varias rocas con sus encantamientos. El chico se concentraba en poder aumentar su rango de control mágico. La levitación era el primer paso para la magia de manipulación, por lo que si quería ser más fuerte debía especializarse en algo.
Trabajaba sin descanso.
El pelirrojo tenía planeado no dejar de luchar por cumplir los deseos de su madre. Esa que había muerto pero que le había dejado su legado.
En un determinado momento dijo un cántico, provocando que de sus manos brotaran chispas azuladas de electricidad, sin embargo no estaba capacitado para varios hechizos a la vez, entonces las diez piedras se cayeron y el rayo de su mano se apagó.
Maldijo a los mil demonios, pero volvió a intentarlo. Haciendo levitar piedra por piedra, hasta llegar a su límite.
Pero volvían a caer. Cada vez que lo intentaba, caía.
Al final de su jornada, terminó por caer desmayado. A sus espaldas lo veía Kiara, la rubia que ahora se estaba alojando en su casa.
La chica corrió hasta donde estaba el pelirrojo, lo sostuvo en sus brazos para tratar de que volviera en sí.
—Thomas — dio unas palmaditas en su cara —. Thomas despierta.
Entonces, escuchó la voz de la joven ojiazul que sostenía su cuerpo como si fuera una pluma.
—¿Ki-Kiara? — interrogó aturdido.
—Creo que te has excedido en el entrenamiento, ¿no crees? — la muchacha lo vio con dulzura, cosa a lo que él no pudo evitar su sonrojo.
—E...estoy... Bien — dijo poniéndose de pie a penas.
—¿No has almorzado, verdad?
—Eh, no. Pensaba ir para la cena — musitó algo apenado.
—Vamos. La cena ya está lista. Yo cociné hoy — la sonrisa de la chica parecía una cálida luz envolvente.
—Vale — asintió, el cuervo se colocó en su hombro para entonces caminar hacia la casa.
El chico le observó en silencio mientras caminaba. Cuando la rubia lo notó, una risita salió de sus labios.

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