Capítulo 29

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—Entonces seguiremos rumbo al bosque de Phrígide... — musitó el pelirrojo sin mirar a los demás.

—Si... — respondió algo dudoso el otro joven —. Nyiòn me dijo que las administradoras del bosque, las dríades encargarán las misiones al héroe tierra. Como líderes espirituales de nivel mundial, las ninfas del bosque siempre han guiado a los héroes de la humanidad.

—Entiendo.

Kiara no decía nada. No quería en algún desliz acabar dañando a Thomas quien se hallaba sensible. Los tres habían tomado camino sobre sus respectivos lobos especiales. En tanto el pelirrojo, quien cabalgaba sobre un auténtico wyrm de tierra llevaba un aura oscura y fría. El chico habría vendado sus ojos con un negro lienzo hecho con la tela creada a partir de la lana del nefelim. Además, había encomendado a una señora que hiciera el trabajo de hilar y crear una túnica a partir del material.

La capa azabache que usaba el hechicero poseía dos broches de metal que le permitían a la misma usarse abierta. Del mismo modo había creado otros artefactos mágicos utilizando las garras y huesos de la misma criatura; entre ellos, algunos collares y pulseras para contener encantamientos.

Ahora con sus ojos tapados por la venda, se veía misterioso y, más que eso, peligroso. Para ver no necesitaba sus ojos, ya podría practicar con la percepción del maná o energía mágica.

—¿Quieres que antes de visitar a las dríades busquemos la mazmorra de la que te habló tu abuelo? — preguntó Philo, compasivo de semblante.

—No te tienes que compadecer de mí — respondió agrio —. Pero me gustaría hacerlo... Sin embargo es mejor que veamos a las dríades primero. Luego podemos ir.

—Está bien. Tú decides.

Al último comentario del castaño, Thomas hizo caso omiso.

Siguieron por su largo camino. Una extensa fatiga que los acompañó por días, tal vez semanas. Además, un camino atascado con muchas criaturas sobrenaturales de gran salvajismo. Todo tipo de bestias los atacaron; desde aves monstruosas hasta lagartos malditos y herejes errantes.

La fuerza del grupo habría crecido desde que Philo fue declarado héroe tierra. Con cada batalla, el poder del castaño se hacía mayor en poca medida; eso último no quería decir que el crecimiento gradual no fuera eficiente. Los demás compañeros también se hicieron más hábiles, debido entonces a la magia del héroe.

Esta magia es una especial que, entregada al héroe de forma sutil por los guardianes de la naturaleza, permitía que el propio héroe y sus seguidores que trabajan por el bien de la vida crezcan en sus cualidades que le permiten facilitar el trabajo del señor héroe. Además, está magia otorgaba al portador algunas habilidades inusuales que ya le tocaría a Philo descubrir cuáles.

A unos kilómetros del bosque Phrígide, el grupo se quedó para acampar en unas ruinas que parecían pertenecer a una antigua civilización muy artesanal dado a las esculturas hechas de piedra, barro y esos materiales.

El mago vendado prendió un fuego con su báculo en el cual la rubia podría preparar la cena con la carne que habían conseguido de algunos animales que cazaron.

La chica veía de reojo al hechicero quien mantenía una actitud serena. No entendía bien, pero podía sentir como la tristeza emanaba del muchacho.

Este no hacía muchos movimientos, solamente tenía su libro de magia el cual releía. Así además los libros de medicina natural que tomó de su abuelo. Si bien Kiara se había interesado por las artes curanderas y había aprendido algo del señor Rouden, Thom, como sucesor de éste se impuso como meta volverse un médico curandero así como dicho progenitor.

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⏰ Última actualización: Jul 02 ⏰

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