Capítulo 1.

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En la vida tranquila de Park Jimin, antes de cambiar a su actual calvaria, podía sentir esto como un día cualquiera en la ciudad de Dante, en la ciudad de la avaricia, de las apuestas y la lujuria, en la que existen edificios de rascacielos y en la que cada establecimiento ofrecía una fortuna a favor de un mal tiro de suerte, las calles inundadas de exorbitantes cantidades que eran desperdiciadas, en burdeles, antros, salas de apuesta y entre otros el consumismo, en la que se divertía personas adineradas.

Entre los menos importantes placeres estaban también la gastronomía, en el restaurante de las estrellas, con un personal perfecto en cuanto apariencia y siendo una mentira en cuanto salarios se tratará, aunque suficiente para sobrevivir en un departamento en el subterráneo de la adinerada sociedad.

El restaurante a la cima de uno de los rascacielos era buen visto como un lugar de entretenimiento abierto a cualquier publico que intentaba arriesgar su vida, entre ellos los amantes, políticos, criminales y otros artistas en una cena casual, una en la que estaba cubierto por el líder del restaurante.

− ¡Prepárense para servir a los comensales! ¡El siguiente que encuentre de pie, sin hacer nada, será mi cuchillo quien arranque sus órganos por el dinero que perdí! ¡Escucharon! ¡A trabajar!

La vestimenta de cada uno del personal, era menos de lo que estaban acostumbrados la clase media y media alta, atendiendo a millonarios, era el uniforme cerca a un costoso traje de marca que tenía que ser cuidado a cambio de no pagar una exorbitante suma de dinero, En una camisa de mangas largas en color vino y pantalón de vestir negro en la combinación bicolor en un tono de absoluto blanco.

Abriendo las puertas el lugar con hermosa vista se encontraba lleno siguiendo las reservaciones, aunque desde afuera podía disfrutarse en música clásica, interpretada por instrumentos propios de profesionales, a dentro era un caos en la cocina.

− ¡Sabes si quieras el costo de esa carne! −Bofetea el encargado a un subordinado del personal− ¡Me da igual que haya sido un accidente! ¡Acabas de aumentar la mitad de un año de tu empleo!

Un Jimin que traga nervioso aguardando a que su bandeja sea llenada, ve a su compañero ser regañado de tal forma, aun sabiendo que la seguridad de esta ciudad no era fiable, como el poder de un hombre poderoso como el Chef Guo, todos sabían que una vez que entras en este trabajo, no vuelves a salir.

− ¡Y tú que esperas! −Grita el Chef Guo al menor que carga la bandeja− ¿Quieres volver a tener una paliza Park? ¡Que esperas!

Aun con la rapidez de Jimin y el sumo cuidado tenia en su bandeja cuatro platillos de su mesa, como un costoso vino blanco a selección, aun siendo diestro con su trabajo no deja de sentir esa ansiedad, aunque eso cambia al momento de servir la comida.

−Ha llegado su orden, también el vino de su selección. ¿Desea ordenar ahora su postre?

Jimin siempre enamoraba con su mirada cordial, siendo lo que atribuyen los comensales como alguien trabajador y empeñado demás en su trabajo, aun dejando la mesa con su orden pasa a la siguiente, y la que sigue atendiendo al menos cinco en menos de una hora, teniendo que servir platillos microscópicos y botellas de vino en la que los bebedores apenas lo prueban, o deciden retirarlo sin siquiera llevar la mitad.

Aun llegando sus cinco minutos de descanso, ve a su jefe alterado, pensando que alguien se metió en problemas alguno de sus compañeros, ve al menos tres de ellos formados, dando instrucciones hasta que esa temible mirada va hacia él.

−Park Jimin, acércate...

Aun en su mala suerte obedece manteniéndose en formación y antes de que fuera sentir un golpe, siente su bandeja ser quitada de sus manos, siendo sustituida por un carrito con utensilios para abrir el vino, algunas botellas que se conservan en bandeja de oro y entre las botellas la conserva propia para clientes más que los VIP.

Señor Ciervo. [🦌]Yoomin. ¡COMPLETO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora