Capítulo 45.

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En la joven vida del Ciervo, viniendo de una familia de clase Alta, al momento que llego su primogénito a su familia, lo habían llenado de gozo, de innumerables regalos de numerosas cantidades, era Min Yoongi el hijo más codiciado, el perfecto, el de mayores calificaciones, con más talento y el joven con el que querían comprometer cualquier señorita, por un ser un importante postor.

A pesar de aquello el joven calculador, nunca pensó que entre trajes de alta categoría fuera a usar ropa de un tono tan llamativo como el naranja, que sus cigarrillos y puros sean decomisados, como su mera presencia que frente cualquier guardia era en la vista de todos.

Para un hombre que necesitaba amigos en la cárcel, para Min Yoongi era su territorio, comenzando con los días la agrupación cada vez más grande, captando la atención de su peor enemigo tras bambalinas, en como su preso pasaba por comodidades que le ofrecían los demás reclusos, además de cómoda ropa gris.

Por el oficial Im y la abogada Park.

−Es un maldito, tan rápido y ya parece haber hecho amigos.

−Debió ofrecerles algo a cambio.

−O quizás su trabajo de cuartada es la que le salve el pellejo mientras está encerrado.

−Creí que trabajaba para la beneficencia.

− ¿Y para que alma caritativa te imaginas que ayuda? Los talleres que ofrecemos en cada maldita cárcel son la beneficencia para ellos, actúan como si tuvieran una figura para adorar frente suyo.

− ¿Qué hacemos ahora?

−Enseñarle que la cárcel es una tortura, que no es un salón de juegos que lo hace ver él. −Concluye Jaebum viendo a la abogada Park− Llévenlo a la sala de aislamiento... Cree que es una tortura usando barriles para ahogar a sus víctimas, espera a que conozca la caja de madera...

Era Yoongi quien se encontraba analizando el lugar en la cárcel, entre cada uno de los criminales aquellos que valían la pena recuperar para su causa y para aquellos que sabia perfectamente que podía contar, en una inmensa sala sin rastro de los felinos aprovecha la situación hasta ser nuevamente sometido.

Siendo ambos guardias que lo obligan entrar a una de las salas de detención en la que entra, llegando a percibir el aroma a alcantarillado, eso hasta los desechos en el suelo y las grandes rastas de alrededor, obligado a guardar una silla en el centro, sus ojos pueden disentir de los trozos de piel que ruñen las ratas en el suelo, además de las pequeñas hileras de sangre, que se diluyen con las alcantarillas.

Entrando Jaebum el fuerte ruido de arrastrar una caja de maderos, hace colmar su paciencia, aunque no lo muestra, ve a Jaebum empujarla con su pie hasta quedar frente del hombre esposado de piernas y brazos.

−Parece que ya te has acostumbrado en tu vida de criminal.

−Soy adaptable dependiendo la situación.

−Creo que te has juntado ahora con tu clase, esos criminales con dones se entienden bien entre ellos, aunque no te encariñes con ellos, porque tienen el mismo destino que tú.

−Es bueno saber que no me iré solo en el infierno.

Para Jaebum de nuevo era llegar de nuevo a su limite siendo apenas un oficial quien se queda en aquella sala lo hace aguardar desde afuera cerrando la puerta nada más estando ellos dos, es Jaebum que con su pierna termina pateando la caja que se destroza en tablones contra la pared, sorprendiendo al Ciervo de lo que trama con ellos, haciéndolo sonreír al entenderlo.

−Antes de llegar a mi alto rango era un guardia en un psiquiátrico, debes saber que existen incluso viles criminales en lugares así. Cuando su comportamiento no llega a ser bueno, también hay un castigo.

Señor Ciervo. [🦌]Yoomin. ¡COMPLETO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora