Capítulo 65.

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En el interior de una cabaña en el bosque Jimin se encaminaba, reconociendo el trabajo de Youngjae al prepararla a su gusto, aun siendo Jimin en la mañana antes de la ceremonia preparo todo en la habitación principal, quedando aquella túnica ser cambiada por algo más ligero.

Retocando el diminuto toque de maquillaje, como sus tentadores labios, aquel aguarda sobre la cama siendo su vista que desciende desde la ventana sonriendo por inercia el orgullo del Ciervo, aunque no lo viera escuchaba en la silenciosa cabaña los pasos acercarse y su nerviosismo avanzar como los latidos de su corazón.

En la misma penumbra con la iluminación cálida el Ciervo abre de una vez la única habitación abierta, cuando empuja la puerta suavemente, niega tal ofensa a su tentación.

Era una invitación, una trampa, un claro Min Jimin que daba la disposición al Ciervo para acabar con las fantasías de una vez, o quizás hacer de ellas comenzar.

−Al fin lo atrape, señor Ciervo.

−Creí pedirte que aguardaras hasta el día de mañana.

−Sí, pero por lo que veo está aquí, aun puedo aguardar hasta mañana.

−Como si pudiera...

Con el mismo encanto que lo personaliza Jimin aguarda, no esperando el momento para que el mayor cansado se acercara inclinándose sobre la cama, Jimin lo espera de brazos abiertos en aquel significativo beso nuevamente, mientras su espalda pronto se recarga a la cama, siendo el Ciervo quien grabe en su mente al joven, acariciando su suave mejilla y delineando sus labios con su pulgar.

− ¿Sabes que va a pasar después de esto? −Pregunta el Ciervo deslizando su mano sobre el abdomen del chico− ¿Estas listo para esto, al menos?

Jimin tragaba saliva y asentía.

−Si, estoy listo. ¿Está considerando mi respuesta?

−Lo hago, porque tendrás a alguien creciendo en tu vientre, es un sacrificio grande y sabes que tu vida puede estar en riesgo.

− ¿Se preocupa por mí?

−Claro. Eres mío, nunca vas a deshacerte de mí, aun muerto te acompañare. Te juro que no existe tortura más grande que esto, porque ahora eres mi esposo, a las buenas y en las malas, estaré torturándote.

−Lo acepto entonces.

−Va a dolerte.

−Solo será instantáneo.

−No tienes idea Jimin. ¿Por qué ya no huyes de mí? ¿Que ya no me tienes miedo?

−No. Porque ahora tu Jimin no te tiene miedo, porque a pesar de todo sigues junto a mí. ¿No lo siente? Lo deseo tanto como usted, me desea a mí.

Eso fue suficiente para que Yoongi cayera de nuevo bajo.

Jimin respondiendo los labios deja que las manos gruesas de Yoongi exploraran con lentitud la piel descubierta de sus muslos, entre una luminiscencia era quien se deshacía de la delgada ropa llegando ver el pasillo debajo mientras el hace lo mismo con ayuda de Jimin.

Los besos agresivos se transformaron en unos más apasiónales, con un matiz más suave. Jimin nunca puso resistencia y en un jadeo involuntario siente las manos del mayor ir desde sus muslos hasta cerca de su pecho, comenzando a relamer los botones rosas y amoldarlos con sus pulgares.

La lengua del mayor era un camino que no perdía Jimin con sus ojos, siendo un momento las que sus manos levantar y separan sus piernas, llegando aquella lengua en su vientre y ahora mordiendo cerca de sus muslos.

−Shhh, gorrión. Aún no comenzamos.

–Hagalo, quiero soy suyo.

–Siempre lo has sido, desde el momento que me conociste...

Señor Ciervo. [🦌]Yoomin. ¡COMPLETO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora