Capítulo 5.

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¿Alguien no podía reconocer el señor Ciervo? Preferirían que no. De los pocos que conocían sabían que venia de una presencia sombría, inclusive fría que te hace sentir escalofríos en la piel, si llegara el nitrógeno quitarte el oxígeno, hasta llegar a punto a desfallecer.

En la que morir es la mejor decisión de todas, más cuando no había forma de huir de él.

−D-Déjeme. ¡Déjeme! ¡Quiero volver a casa! −Grita en desespero Park Jimin sobre una silla− ¡N-No quiero estar aquí! ¡Me lastima!

Era un momento de tortura para Jimin, ampliando sus ojos llenos de lagrimas para llegar a ver la nada, aun cuando sus ojos intentan enfocarse mientras está sentado en una silla en su ahora alcoba, en cada intento de levantarse de aquel lugar, era obligado a aguardar asiento, empujado e incluso amenazado.

Ahora en su desespero se encontraba llorando, cubriendo sus pequeñas manos en la cara, deseando que aquellos roses agresivos entendieran de donde prevenían, parecía un niño pequeño siendo sometido por el mayor que se divierte en cada pequeño rose.

Como si estuviera un ave exótica dentro de su jaula, molestándola en cada toque, lo veía Yoongi, uno que disfrutaba como nunca.

− ¿Por que piensas que te dejare ir?−Pronuncia Yoongi en forma seria− ¿Crees que porque me lo ordenas? ¿Te dejare ir? Vivirás aquí desde ahora. 

− ¡No quiero! −Solloza Jimin− ¡Q-¡Quiero mi vida, mi familia!...

−Lo menos que quiere tu familia es quererte de regreso. Vives en la ciudad Dante desde hace tiempo. ¿Por que ibas a importarles? Si tan solo supiera que su hijo fracasado vivía de simples limosnas, además. ¿Que pueden hacer tus padres? Unos simples granjeros.

El pequeño toque que siente Jimin cerca de su estómago, lo hace bajar sus manos e intentar dar un manotazo, algo que lo atormenta cuando estira sus manos sin sentir nada, solo las risas silenciosas detrás suyo al sujetar su cuello, siendo las manos pálidas invisibles, quien lo sujeta junto su mandíbula, presionando hasta sentir el crocante ruido, de pedir el menor oxígeno.

Al ser soltado Jimin vuelve a car sobre el suelo, sobando su cuello, hasta ver detrás suyo el chico mostrarse, como si le mostrara su lugar en este escalofriante palacio.

− ¿Qué ibas hacerme tu con esas manos? −Pregunta Yoongi alzando su ceja− ¿Qué pasa? Ahora que me vez, no pareces defenderte.

− E-Es usted, muy cruel. Me duele, me duele mucho.

−Ah, que mal. ¿Quieres que te ayude a ponerla en su lugar?

En cuanto desaparece Jimin se cubre, sintiendo su peso contra su pecho, haciendo que vea boca arriba, para sentir un fuerte golpe debajo de su cuello, lo que provoca un clic para su mandíbula, cuando ese peso no lo siente Jimin se hace a un lado, tocando sus mejillas, con el terrible ardor.

−Puedes olvidarte de tu vieja vida en el campo, inclusive en la miseria que vivías en esta ciudad... Ahora tienes una vida aquí, no olvides donde esta tu lugar, veamos sí esta vez no llegas a olvidarme.

−S-Suélteme...

−Eres un como un gorrión inquieto. Sí, intentas pasarte de listo conmigo, te arranco las alas...

Jimin era levantado por el mayor, siendo arrojado sobre la cama, aun tratando de cubrirse Jimin recibe un jalón de cabello escuchando cerca el suspiro del pálido.

−Se un buen gorrión, Jimin... −Musita el pálido cerca de su oído− No quieres que me deshaga de ti, y me consiga otra bella ave. ¿Verdad?...

Jimin recordaba exaltado a su fallecido su jefe, una forma tan cruel y inhumana, que ahora no tenia la forma de reclamarle, además que su estancia aquí podía llegar a ser lo más mínima, cuando el desconocido lo pidiera.

Señor Ciervo. [🦌]Yoomin. ¡COMPLETO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora