Capítulo 6

37 3 0
                                    

Julian.

Ocurrido aquello, nos dan los trajes de la guardia personal para cada uno y nos obligan a cambiarnos inmediatamente. Todavía no me lo puedo creer.

            —Tú no vas a durar. —Dice Marcus mientras se abrocha los botones de la camisa en el baño de al lado.

            Pensaba igual. Totalmente igual. Pero le respondo porque el tono que utiliza es de pretensioso total y ya me empieza a caer mal sin siquiera conocerlo. Y no necesito conocerlo para darme cuenta del tipo de persona que es.

            —¿Por qué no te metes en tus asuntos? —Salgo del cubículo mientras me acomodo la manga.

            Este traje me queda perfecto. Es de mi talle y esta tan reluciente que tengo miedo de ensuciarlo o romperlo.

            Salgo del baño y lo espero afuera solo porque debo hacerlo para ir con la princesa. La princesa. Todavía me suena extraño. No puedo concebir la figura de una princesa con ella. ¿Cómo puede ser que se trate de ella? Vaya, que ando un poco desconectado de la sociedad y la realeza pero no sabía que tanto. Y, ¿Dónde está el príncipe? ¿Quién es? Porque he escuchado por ahí algo del príncipe haciendo alusión de que era su príncipe. Ya veo que lo conozco y no me he enterado... Cuando vuelva al barco esta noche, le preguntaré a Magnus algo sobre aquello. Quizás él sabe porque ha estado yendo más al pueblo.

            Se escucha la puerta del baño a mi espalda y suspiro exasperado. —Al fin.

            —La belleza requiere tiempo. —Exclama Marcus.

            —Pues, te faltó tiempo.

            El tipo, que por cierto es mucho más alto que yo, cuadra los hombros y se cruza de brazos frente a mí. Lo imito, desafiante. Él rueda los ojos y deja los brazos al costado.

           —Vayamos con la princesa.


En el Salón Azul la encontramos. No sé qué se hace en este salón y no entiendo por qué se llama de este modo si las paredes son color crema, como varias de las que he visto hasta ahora.

            Algo que también me ha sorprendido es la cantidad de Salones, no simples salas, SALONES. Primero, ¿por qué les llaman a todos así? Pierden el sentido. Segundo, ¿Por qué tantos? Y tercero, ¿Qué son esos nombres? No tienen sentido. Gran Salón. Pequeño Salón. Salón Literario. Salón Azul. ¿Cuál es el sentido? 

            Éste en particular, se encuentra sin ninguna mesa. Tiene varias partes de las paredes llenas de cuadros y en las puntas hay estanterías con grandes floreros. Además, se encuentran adornadas con largascortinas de terciopelo. La princesa se encuentra mirando con aire dubitativo una de las flores.

            —Mmm no. —Le dice a la reina. Ambas llevan grandes vestidos acampanados. Katarina de un color amarillo pato y Leyla de un rojo fosforescente. Viéndolas una al lado de la otra, me doy cuenta de lo mucho que se parecen—. Mejor las de antes.

            Una chica pasa al lado nuestro y trae un ramo de otro tipo de flores. Parece ser una criada por la ropa que lleva. Luego de una reverencia hacia la reina y la princesa, le entrega el ramillete a Katarina y ella lo observa, moviéndolo de un lado a otro. Vuelve a negar con la cabeza.

            —Tiene que ser... Un color más vivo.

            La chica, con la mejor de las sonrisas, le responde que perfecto y sale del Salón. Vuelve cuando no pasó ni un minuto con otro ramo de igual color pero con tonos más claros. Me la imagino corriendo a buscar aquel ramo para llegar a los pocos segundos.

La joya del mar ║A love storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora