Katarina.
Es en ese momento, que Julian se vuelve loco. Suelta al joven que parece que se llama Magnus y comienza a correr. Esta desenfrenado, endiablado. Elías murió, le dijo y su cara se desfiguró. Espero que no se trate del mismo Elías que conocí aquella vez hace un tiempo, cuando salimos al pueblo. No puede tratarse de él. Es tan solo un niño. Es imposible que sea él. Porque además, si es él, ¿de qué pudo haber muerto? Un niño como él... Espero que no haya muerto por motivo de las armas. Con la vida que llevan, no veo poco probable que fallezca por una bala perdida o por una bala dirigida a él incluso. Si ni lo cuidan. Es un niño por el amor de Dios, no debería vivir en un barco. ¿Cómo puede ser, que un niño fallezca así como así? Un niño que tiene toda una vida por delante. Un niño que debería estar jugando con juguetes o a deportes y no con armas.
Pero también hay que pensar que puede que no se trate de ese Elías.
Y sin embargo, por cómo actúa Julian y lo rápido que está corriendo, es muy probable que sea él.
Julian corre y yo inmediatamente trato de seguirlo. Porque, a pesar de que tengo la oportunidad de escapar y de que lo pienso por un milisegundo cuando miro hacia atrás, hacia el puerto y mas allá, las calles, el bosque y el Palacio más a lo lejos. A pesar de que pienso en aquello, no lo hago. No lo hago porque todo esto es raro. Porque aquello que dijo Julian en el túnel aun me resuena en la cabeza.
No se suponía que estuvieras en el invernadero.
No se suponía que estuvieras en el invernadero.
No se suponía que estuvieras en el invernadero.
¿Qué quiso decir? ¿Y por qué no me respondió? Si no se suponía que estuviera en el invernadero es porque ello no fue planeado. No planearon que yo fuera allí y que lo encontrara robándome en mis narices. No planeó que yo lo viera. No planeó que me secuestrara entonces. Pero... Lo hizo.
Como sea, creo que él ahora me necesita, porque si perdió a alguien tan importante como Elías... Es por eso que decido ir detrás de él, aunque termine ayudando a mi propio secuestro yo misma.
Así que miro por una última vez la extensión de nuestro gran país que limita con Claoyae, Tocren y Zushouna. Kroclantan tiene un gran bosque alrededor del Castillo y con la playa hacia la derecha. Desde acá sí que se ve todo, la estatua de mi padre que se encuentra en el medio de la ciudad, el pueblo y más lejos nuestro Palacio. Casi que puedo escuchar el bullicio y diversión de las calles y el pueblo, el traqueteo de los caballos y de las ruedas de los carruajes, las voces y risas de las personas, la vida en toda su expresión. La libertad me saluda una última vez y giro la cabeza hacia el barco.
Comienzo a subir por la escalera que conecta el puerto con el barco. Es cuando llego a cubierta luego de atravesar la escalera, que lo pierdo de vista completamente a Julian. ¿Dónde está? ¿Paró antes? ¿Fue hacia otro lado?
En el camino, vi círculos negros contra la pared del barco. Quizás puede tratarse de los cohetes para volar de los que me habló Julian. Es una locura que este barco pueda volar teniendo en cuenta lo inmenso que es. O quizás... Son cañones para poder enfrentar a otros. De cualquier forma, no tenía interés en saberlo ahora mismo y tampoco me paré en aquel momento para preguntarle a alguien.
En la baranda que rodea la cubierta, hay velas esparcidas por todos lados y dan un ambiente lumínico a aquella noche sin estrellas. Casi que otorgan tranquilidad a esta noche tan ajetreada. Son tan pequeñas como un alfiler, como si quisieran aprovecharlas al máximo. Nunca vi unas velas de ese tamaño.
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La joya del mar ║A love story
RomanceElla en la seguridad de su Palacio, no se espera que 5 años luego de un ataque de piratas, uno de ese grupo llegue como su nuevo guardia de seguridad. Debería no contratarlo. Debería... Él debería no aceptar el trabajo. Porque la odia y odia todo l...