Capítulo 29

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Katarina.

Voy a asumir el trono y no estoy lista. Esta mañana, han entrado una y mil personas a mi habitación. A bañarme más veces de las habituales, a ponerme perfume de rosas especiales, a probarme una millonada de vestidos. La coronación es en cinco horas y todavía ni estoy cerca de estar lista. Pero lo peor, lo realmente peor y por lo que sé que no estoy lista, es porque se me viene una y otra vez la imagen de mi padre. Pero no su cara y sonrisa habitual. Sino que, su rostro observándome desde el gran y pintoresco ataúd. Es tradición hacer el funeral a cajón abierto cuando se trata de la familia real. Y lo es durante 7 días. Toda cantidad de personas, durante toda la semana, han venido a verlo y dejarle ofrendas como si de un Dios se tratase. Como si de su padre se tratase. Pero es mi padre, y ni me dieron el tiempo suficiente que ya tengo que ocupar su propio asiento. Todavía no me recupero de que él ya no está y tengo que estar en su lugar. Me vengo preparando toda la vida para esto, pero no pensé que llegara tan pronto.

            El día posterior a aquella fatídica noche en la que falleció, amaneció con un cielo tormentoso. Como si el mundo se estuviera enterando de lo que venía. En la mañana leímos el Diario Imperial por miedo a que se haya corrido ya la noticia y nosotros ni lo habíamos anunciado. Lo que nadie te dice, es que cuando ocurren estas cosas, hay que llenar y firmar una millonada de papeles y por eso, absolutamente todo el personal del Castillo, estuvo en vela.

            Pero, no solo todo esto fue lo que no me dejaba dormir. Marcus, mi guardia, había acudido a mí una millonada de veces. Decían que la muerte de mi padre había acontecido porque se había resbalado con la alfombra de su habitación y golpeado la cabeza contra el barandal de su cama. Todo había ocurrido en su habitación de soltero, en vez de la que comparte con mi madre y ya de por si aquello era extraño, porque él no iba nunca allí. Pero lo más raro para Marcus, y que me lo había cuestionado un centenar de veces, es que aquello había acontecido en la misma noche que la que a mí me habían secuestrado.

            Sin embargo, a mí no me parece que... A ver, eso era absurdo. Tan solo pensarlo y asociar ambas situaciones... Era una simple coincidencia. Nada más que eso. Una cosa no tenía que ver con la otra. Ellos solo habían ido a robar y nada más.

            Pero Marcus no se quedó con eso que yo le dije. En cambio, le contó a mi madre. Le dijo que esa noche, habían entrado a robar, que se llevaron varias joyas, y que quizás, tenía algo que ver con la muerte del Rey. Lo único bueno y que agradecí, es que no le dijo nada sobre Julian. Aunque si planteó la semilla de la duda en mi madre, quien movió cielo y tierra para que le hagan una buena autopsia a mi padre e inspeccionen minuciosamente su habitación. Hasta el momento, luego de diez días, no ha habido noticias. Determinaron que solo se trató de un accidente. Y... Tiene bastante sentido. Mi padre iba de acá para allá todo el tiempo, se la pasaba trabajando.

            El diario de la mañana siguiente a su óbito, no decía nada sobre la triste noticia. En su lugar, se encargaron de defenestrarme a mí. Ya de por sí, el titular era para nada beneficioso. Rezaba: "LA PRINCESA UNA VEZ MAS DEFRAUDANDO". Y en el cuerpo de la escritura, no se veía mejor.

             "Yo no la he visto en todo el baile. Incluso ha llegado a mis oídos que permaneció toda la noche con su tarjeta de baile vacía, por decisión propia. Se negaba a todos. Es como si ni intentara traer herederos al reino". Había un largo texto describiendo todo el baile y sobre por qué era tan importante que yo estuviera. Si supieran... Pero mejor que no sepan. 

            En ese momento, no habíamos anunciado la muerte del Rey. Nadie se enteró hasta que nosotros lo informamos, porque enseguida activamos el protocolo y avisamos a todos los del Palacio con el nombre secreto indicado para el Rey. La montaña Ludi ha caído, comunicamos y todos entendieron. La montaña Ludi es la más grande y alta de Kroclantan. En este momento, seguro se encuentra cubierta de nieve. Preparamos el anuncio al pueblo para las 12 del mediodía, hora en la que absolutamente todos estarían despiertos. Y fue una gran conmoción para todos. Creo que cuando finalmente lo anunciamos, es que me di cuenta de la realidad. De la triste realidad. Había estado toda la noche ocupándome con cosas, con temas que tenían que ver con la muerte del Rey pero sin figurarme que en verdad se trataba de mi padre. Que mi propio padre había muerto. Y, cuando finalmente lo anunciamos a todo el país, es como si hubiera notado el gran velo que cubría mi visión y mente, y lo hubiera desplazado. No es que había estado negada a la situación. Simplemente... No la asumía. Hice como si no existiera, sin darme cuenta. Pero la realidad estaba ahí. Mi padre había muerto y ya no lo iba a ver nunca más.

La joya del mar ║A love storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora