CARISSA
Ha pasado una semana desde que mi madre anuncio que me casaría, aún no ha revelado el nombre de mi futuro esposo, un hecho que me genera más inquietud con el pasar de los días.
Es por Rose, todo es por ella, lo repito en forma de bucle cada día con la esperanza de que mi mente termine de convencerse de que este es el único destino que tengo.
Debido a las circunstancias, mi boda no fue anunciada, solo las personas más cercanas a nuestra familia conocen el compromiso.
Mi edad avanzada y mi falta de gracia deben ser algunos factores que le avergüence a mi madre por eso decidió ocultarlo a la sociedad.
Observo desde la ventana como mis vecinas pasean por su jardín envuelto en una agradable conversación acompañada de algunas pequeñas risas, me habría gustado tener ese tipo de relación alguna vez con mi madre.
Ambas me notan a través del cristal, levantan la mano para saludarme, les devuelvo el gesto con una sonrisa, ellas han sido una parte importante de mi vida y ahora debo partir y dejar de verlas.
-Tu vestido quedo maravilloso. –Madre entra a mi habitación con una enorme sonrisa.
Está feliz y encantada de deshacernos de las deudas.
-¿Cuándo lo veré?
Mi voz está apagada desde hace días, no tengo ánimos de nada.
-Uno o dos días antes de la ceremonia, oh Carissa te verás preciosa. –Toma uno de los cepillos de mi tocador, se para detrás de mí para cepillar mi cabello con suavidad.
Me quedo paralizada, ella nunca lo había hecho antes.
-¿Qué haces? –Pregunto cuando acomoda mi cabello para cepillarlo correctamente.
-Solo es un momento madre e hija, no lo pienses tanto, sé que piensas que no te quiero Carissa, pero tú y tus hermanas son lo que más amo en la vida.
Yo también te amo madre, aunque me estés vendiendo para salvarte de la burla social.
Y entonces solo faltan tres días para mi boda, el lugar aún es desconocido para mí, al igual que el vestido y el novio.
-Quiero llorar. –Digo en medio de la conversación que tengo con Leonor y su madre.
Ambas dejan lo que estaban haciendo para fijar su mirada en mí.
-Estoy agotada y solo quiero llorar.
Mi amiga se acerca a mí para abrazarme, reprimo el llanto hasta que la señora Birdwhistle se acerca a mí y me es imposible no dejar que las lágrimas escurran por mis mejillas.
-Oh Carissa. –Murmura, la señora Birdwhistle mientras me acaricia la espalda, me hundo en su cuello en busca del consuelo que no encuentro en mi hogar.
Me alejo un poco de ella para tomar mi rostro con ambas manos. –Cuando me case no conocía mucho a mi esposo y resulto que fue un ser maravilloso, piensa que lo mismo te pasara a ti.
-Lo que le preocupa a Carissa no es eso madre, sino el hecho de que pueda ser un anciano mal oliente.
-Cállate Leonor.
Leonor me extendió un pañuelo para limpiar mis lágrimas, lo tomo con un gesto de agradecimiento.
-Escuche un rumor de una de las doncellas. –Susurro tan bajo que casi fue inaudible.
-¿Cuál rumor? –Pregunte con la voz ronca.
Su mirada seria me hizo temblar.
-En el pueblo se dice que Leonel Porter está próximo a contraer nupcias, su familia no lo pide, lo exige.
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Señorita Daft
RomanceCarissa Daft fue obligada a casarse con el hombre del que siempre ha estado enamorada después de que él la rechazara delante de sus amigos. Escribí esta historia inspirada en un libro que me gusta mucho. Lamento los errores ortográficos, no me juzg...