Capítulo 21

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CARISSA

El sonido de las llantas del carruaje es el único ruido que se escucha por el oscuro camino.

La luna se asoma entre las nubes, me rodeo con los brazos cuando el frío viento se cuela por las rendijas de las ventanas.

Mi esposo nota mis movimientos y me lleva hacia él para darme un poco de calor.

Llevamos mucho tiempo en la carretera, ahora que todo es negro afuera, estoy empezando a ponerme nerviosa.

Al estar tan lejos de casa, los caminos son desconocidos para mí y he escuchado que en su mayoría los caminos solitarios suelen ser el hogar de desalmados rufianes.

Avanzamos un poco más hasta que el carruaje se desvía y veo algunas luces a lo lejos.

Nos detenemos en el centro de una ciudad, frente a lo que parece ser una especie de posada, la puerta se abre y Xander es el primero en bajar, sin hacer preguntas, tomo su mano cuando me indica que debo salir.

Al avanzar me percato que estamos frente a un pequeño hotel, me aferro al brazo de mi esposo.

El lugar no está mal, pero preferiría encontrar un lugar seguro y pasar la noche en el carruaje.

Un hombre nos recibe, le habla a Xander con mucha familiaridad, como si lo conociera desde antes.

Nos acompaña hasta dejarnos frente a una puerta y después desaparece, Xander cierra la puerta después de entrar.

-¿No podríamos seguir hasta llegar a casa? Este sitio parece... Poco seguro. –Cuando subíamos para llegar aquí vi a unos hombres de aspecto dudoso.

Sonríe mientras se sienta en la cama.

Extiende la mano para pedirme que me acerque, no dudo en hacerlo.

-No te preocupes, no es la primera vez que paso la noche aquí, es seguro.

-Pero...

-Tranquila, querida. Es solo por esta noche, todos necesitamos descansar, además no quiero que estemos solos en medio de la nada.

Tiene razón, es lo mejor, no puedo ser desconsiderada con los sirvientes que nos acompañan.

-¿Tienes hambre?

Sacudo la cabeza. –Prefiero dormir.

Toco mis dedos como si fuera un niño jugando con ellos.

-Carissa, Confía en mí, no quiero y no puedo arriesgarme estando contigo, mañana estaremos en casa, pero por ahora, necesitamos descansar.

-De acuerdo, solo serán unas horas. –Me levanté para prepararme.

Mi plan de perder la consciencia en cuanto mi cabeza tocara la almohada había fracasado.

A pesar del cansancio me era imposible conciliar el sueño, llevaba más de dos horas dando vueltas en la cama.

Mire al techo esperando que mis ojos se cerraran por voluntad propia, pero no sucedió.

Voltee a ver a Xander quien se encontraba profundamente dormido y sentí un poco de envidia.

La cama era tan incómoda y las sabanas no ayudaban en nada, no eran viejas o sucias, simplemente no me gusta la sensación de dormir en una cama que no sea la mía.

-¿Qué sucede? –dijo con los ojos aún cerrados, la luz de la luna se filtraba por el encaje de las cortinas, por lo que no necesitaba una vela para ver su rostro.

Señorita DaftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora