Capítulo 14

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CARISSA

Observo el extenso jardín verde desde mi ventana y me pregunté que se encontraba más allá de los muros que protegían el lugar.

No era algo extraño en mi vida permanecer tanto tiempo dentro de casa, en realidad no me molestaba cuando vivía con mi familia, ya que mi madre o mi hermana siempre estaban presentes.

Por el contrario, aquí permanezco sola durante todo el tiempo.

Durante unas horas salgo a recorrer el jardín con Helen, es una grata compañía aunque no olvido que es su trabajo estar a mi lado.

Me gustaría conversar con alguien que no tenga la obligación de estar a mi lado.

La hermana del señor Spencer no vino a visitarme como lo dijo su hermano, no me extraña, no es la primera vez que alguien me rechaza sin conocerme.

Durante mi vida no fue fácil crear algún tipo de amistad con las mujeres de mi misma edad, Leonor es la excepción.

La extraño tanto, reíamos todo el tiempo, era tan reconfortante pasar la tarde junto a ella, espero que este de maravilla.

Helen llega con el desayuno, he estado comiendo en mi habitación, el comedor me parece un lugar demasiado grande para una sola persona.

Xander casi no ha estado conmigo desde que estamos aquí, pasa el día entero encerrado en la oficina o fuera de casa.

Mis ojos se humedecen al pensar que el motivo de sus salidas viva cerca de aquí.

No quiero ser como mi madre, no quiero terminar como ella, amargada y desdichada.

Las constantes infidelidades de mi padre la llevaron a ser una mujer que dejo de creer en el amor, la familia y la felicidad y a preocuparse únicamente por el dinero.

Antes de que nuestra familia sufriera tantas dificultades, refugiaba su dolor gastando dinero.

Estoy plenamente consciente que mi matrimonio no fue fruto del amor, sino de las circunstancias.

Xander fue obligado y yo no puedo reprochar su indiferencia.

Su disgusto por mí debe ser tan alto que no me ha pedido que cumpla con mis deberes maritales.

Mi madre no me explico dichos deberes, pero un día, escuché a las sirvientas mayores hablar y me dejaron entrar en la conversación.

Por supuesto no hable de mi falta de experiencia, fingí que conocía el tema, no puedo permitir que alguien se sepa la naturaleza de nuestra unión.

Me verán como una cazafortunas.

Una de las sirvientas explico que, por el contrario, de las mujeres, los hombres no pueden permitirse permanecer célibes por demasiado tiempo.

Nosotros tenemos casi tres meses de casados.

Es evidente que sus necesidades son suplidas por alguien más.

Me muevo con incomodidad nuevamente, lo que hace que Helen me observe fijamente.

-¿Le pasa algo? –Pregunta al notar mis continuos movimientos.

-El corsé me está apretando demasiado, no puedo respirar con facilidad.

-¿Desea que lo afloje un poco? Es cierto que realza su figura, pero no debería causarle incomodidad.

-No, déjalo así. –digo en un susurro.

Veo la expresión de preocupación en el rostro de Helen, imagino que debe estar pensando que soy una mujer vanidosa que solo le importa su apariencia, pero no lo puedo evitar.

Señorita DaftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora