Capítulo 32

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CARISSA

Desde hace dos horas me encuentro sentada en un sillón en mi habitación, frente a una de las enormes ventanas, sosteniendo en mis manos un libro, tratando de leer, pero no puedo pasar de la primera página.

Mis intentos de lectura han fracasado desde hace algunos días, lo que disfrutaba realizar ahora es algo que empieza a resultar difícil realizar.

Han sido días de calma, pensé mientras mis ojos recorrían las páginas sin realmente leerlas.

Estos últimos días han sido encantadores, las náuseas han disminuido, Xander no podría ser más atento conmigo, todo parece estar en perfecto orden.

Debería sentirme tranquila, pero algo dentro de mí me dice que esta paz es solo una fachada.

Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando recuerdo la razón por la que permanecemos resguardados en la mansión, me levanto y tomo una manta para abrigarme.

Con delicadeza dejo el libro sobre la mesa más cercana y me acerco a la ventana.

Observo el exterior, el jardín se ve apagado debido a la blanca nieve que cubre las flores, aun así no deja de verse hermoso, estaría encantada de dar un paseo, pero el frío es intenso, especialmente por las mañanas.

-¿Por qué tengo esta sensación? -murmuro, mientras acaricio suavemente mi vientre.

A pesar del frío viento, doy unos pasos hacia el balcón, el sonido de los pájaros parecía más apagado de lo usual. Mis ojos vagaron por toda la propiedad en busca de algo que despejara las sensaciones negativas, pero no ocurrió, lo único que pude percibir fue un inquietante silencio.

-Todo estará bien. –ajuste la manta alrededor de mis hombros.

Unas voces me hicieron regresar a la realidad, afuera de mi habitación, el día continuaba su curso, pero la sensación de anticipación en mi corazón solo crecía más y más.

Miro una sombra moverse entre los árboles, mi corazón late con fuerza, pero rápidamente noto que se trata de una pequeña ardilla, suelto un suspiro y decido que lo mejor es entrar.

No diré nada, no puedo preocupar a Xander, no ahora que está trabajando tan duro para nosotros.

De nuevo me siento en el sillón acariciando mi vientre.

-Pronto estarás aquí, tu padre quiere pasar cada momento contigo, cuidarnos a ambos, no puedo cargarlo con mis miedos, no hasta estar segura de que hay algo de que preocuparse.

-Solo es mi imaginación. –Intento calmarme a mí misma. –No puedo dejar que la paranoia me controle.

De nuevo tomo el libro y esta vez soy capaz de leer muchas páginas.

-Todo estará bien, lo más probable es que ese hombre este muy lejos de aquí y nos haya olvidado.

***

Un ruido me despierta de forma abrupta, con el corazón acelerado por el susto, salgo a ver de qué se trata.

Con temor camino por el pasillo esperando de que no se trate de algo importante.

Al llegar veo a Xander junto a uno de los sirvientes, recogiendo restos de uno de los jarrones que adornan el vestíbulo.

Mi esposo, al verme, se levanta inmediatamente y me pide que me aleje de la escena.

Toma mi mano y me guía de regreso a la habitación.

Mientras nos alejamos no puedo evitar mirar hacia atrás, preocupada por el sirviente que sigue limpiando los restos del jarrón roto.

Señorita DaftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora