XANDER
El silencio reina dentro del carruaje, desde que partimos no hemos hablado, solo he conseguido escuchar su voz a través de sílabas, la atmosfera es tensa, nos encontramos uno frente al otro, evitando encontrarnos con las miradas.
Estábamos cada vez más cerca, lo que hacía que el aire estuviera cargado de tensión.
El sonido de las ruedas sobre el camino fue el único ruido que nos acompañó desde que salimos, la noche anterior parecía haber dejado una enorme grieta entre nosotros.
-Quisiera pasar la noche en la casa de mi madre. –Escucho el sonido de sus dedos, aferrarse al asiento.
-No. –digo con la vista fija en el paisaje.
-Por favor, déjame en la casa de mi madre. Necesito estar una noche a solas para pensar con claridad. –Susurra. De reojo puedo ver como juega con sus dedos sobre el regazo.
No respondo lo que la hace entristecerse aún más, sin mirar a mi esposa, me inclino para llamar la atención del chochero y decirle que nos lleve a la casa de la señora Daft.
En el momento que las llantas del carruaje se detienen, no espera a que la ayude a bajar porque abre la puerta inmediatamente y entra sin mirar atrás, trato de seguir su ritmo mientras camino detrás de ella.
Espero su madre no se encuentre porque no tengo ánimos de hablar con ella.
En el pasado era una mujer respetable para mí, pero desde que conozco su ambición prefiero tenerla a metros de distancia.
Se detiene en medio de la sala y gira para verme.
-¿Puedo quedarme algunos días? –Es la primera vez que me mira desde que partimos.
Mi mirada se encuentra con la suya haciéndome sentir una punzada de culpa, observo sus ojos cansados rodeados de una sutil sombra oscura, una señal evidente de una noche sin dormir.
-¿Quieres que nos quedemos aquí?
Sé que su petición no me incluye, pero intento permanecer a su lado.
-No. –Desvía la mirada. – Yo quiero quedarme... Sola.
Quise decir algo más, pero su madre aparece en mi campo de visión y prefiero no exponernos.
La mujer se acerca lentamente haciendo que mi rabia incremente, la quiero lejos de ella, de nosotros, su presencia solo ha dificultado nuestra unión.
Tomo su mano antes de que se percate para que no la retire y me acerco a ella para que nadie escuche nada de nuestra conversación.
-Solo unos días, Carissa, no más que eso.
Me mira fijamente con sus ojos aún enrojecidos, sé cómo se siente, la entiendo, es por eso que dejo que se quede aquí, pero no debe olvidar que es mi esposa y su lugar es a mi lado.
La única razón por la que cedo a que pase la noche aquí se debe a mis sentimientos.
Asiente tratando de soltarse de mi agarre, pero no lo permito.
La jalo hacia mí hasta que se pega a mi pecho y bajo para darle un beso en los labios, uno que hace que mi suegra gire para dejarnos solos.
-Regresaré por ti, siempre lo haré –Digo cuando paso a su lado.
Camino por el pasillo en busca de la salida o esa era mi intención hasta que alguien me bloquea el paso.
Sé lo que viene a preguntar, sé que lo le preocupa y sé que no es su hija lo que la aflige.
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Señorita Daft
RomansaCarissa Daft fue obligada a casarse con el hombre del que siempre ha estado enamorada después de que él la rechazara delante de sus amigos. Escribí esta historia inspirada en Polin. Lamento los errores ortográficos, no me juzguen, solo escribo por...