Capítulo 33

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CARISSA

La cena fue agradable, los Ferguson son una familia numerosa, personas agradables, durante toda la cena se cercioraron de que no nos faltara nada y nos sintiéramos cómodos.

Al regreso a casa sentía mi estómago estallar, la comida estuvo deliciosa, trate, pero fue muy difícil no probar cada platillo, especialmente los postres, moría por probarlos todos.

Nuestro chofer se demoró, por lo que los amables esposos, nos ofrecieron el suyo.

Cuando entramos en nuestro hogar, la mansión se encuentra en silencio, iluminada solo por la luz de las lámparas.

-Necesito ir a la oficina un momento. No tardaré mucho.

A pesar de que mis ojos se encontraban a punto de cerrarse, asentí.

-No te demores, estoy deseando descansar.

Xander me dio un pequeño beso en la frente.

-Seré breve, lo prometo.

Toma el camino hacia la oficina mientras yo busco el suave colchón que se encuentra en mi habitación.

Al entrar no me molesto en cerrar la puerta, acelero el paso hasta recostarme sobre la cama.

Intento no cerrar los ojos, esperaré a Xander para que me ayude a quitarme el vestido.

De repente, recuerdo algo importante y me incorporo de inmediato haciendo que el cansancio salga volando de mi cuerpo.

El brazalete.

Lo dejé en la sala antes de marcharnos, no puedo perderlo, es muy significativo, es un regalo de Xander.

Sin dudarlo, me levanto y salgo de la habitación para recuperar una de mis joyas más preciadas.

En el instante en el que entro a la sala, mis ojos recorren cada rincón en busca del brazalete. Empiezo a entrar en pánico cuando no logro localizarlo.

Mis manos sudan al pesar en extraviarlo.

Finalmente, lo veo en un rincón, brillando gracias al reflejo de la luna que entra por la ventana.

Me acerco y lo tomo pegándolo a mi pecho a la vez que suelto un suspiro, antes de que pueda dar la vuelta, la brisa nocturna alborota mi cabello.

-Qué extraño. –Susurro con el ceño fruncido. –Las ventanas siempre están cerradas durante la noche.

Camino hacia la ventana para cerrarla, pero al hacerlo, un escalofrío recorrió mi columna.

Una extraña sensación me ha invadido y decido que lo mejor es regresar a mi habitación.

Xander debe estar ahí para este momento, no quiero que se preocupe por mi ausencia.

Justo cuando me giro escucho la puerta cerrarse de forma abrupta.

La luna ilumina parte de la habitación, pero no el lugar de donde vino el ruido, por lo que lo único que percibo es completa oscuridad.

El pavor se apodera de cada parte de mi ser al ver una sombra parada, bloqueando la salida.

Sin apartar la vista doy dos pasos hacia atrás.

Con los labios temblorosos me atrevo a preguntar.

-¿Quién está ahí?

La sombra no responde, permanece inmóvil, tampoco dice nada, solo escucho los latidos de mi corazón, latir con fuerza mientras intento mantener la calma.

Doy otro paso hacia atrás, pero es imposible avanzar porque mi espalda choca con la pared.

Mis ojos bailan en busca de algún objeto que me ayude a defenderme, pero no lo encuentro.

Señorita DaftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora