Capítulo 12

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XANDER

-No me presente para negociar los términos, vine a informarle los nuevos parámetros a seguir.

Mi desesperación me obligó a aceptar términos que he analizado con precisión y en los que discrepo.

-Me diste tu palabra...

-No se encuentra en posición de negarse.

Se esfuerza por disimular los gestos de desprecio girando escondiendo su rostro al ver hacia cualquier lugar.

-El dinero que...

-No hablo de dinero, me parece justo que permanezca lo acordado, en cuanto a...

Como lo supuse, no se opuso a nada. Se encuentra dispuesta a modificar todo el trato en el momento en que pueda continuar con su vida de comodidades.

-Me voy. –Fue lo único que mencione antes de darle la espalda a Cecil sin esperar su respuesta.

Me acerco a la puerta con la intención de no regresar a esta casa, de no ser porque es la madre de Carissa, no volvería a hablarle a Cecil Daft nunca en mi vida.

Tomo el pomo de la puerta dispuesto a salir cuanto antes, pero la imagen que presencio del otro lado de la puerta me paraliza.

Leonel Potter junto al rostro de mi esposa.

Al percatarse de la situación incómoda en la que se encuentra Carissa, se esfuerza por retroceder de manera inmediata, sin embargo, antes de que lo haga, la tomo del brazo, dejándola detrás de mí cuando me encuentro en medio de los dos.

Al contrario de Carissa que mantiene la vista un poco confusa, Leonel sonríe con cinismo.

-Regresa a casa. –Le digo aunque no la estoy viendo a ella.

Se queda quieta como si no me hubiera escuchado, mientras Leonel la observa, molestándome mucho más.

-Vete a casa, Carissa. –Esta vez el tono de mi voz es elevado.

Carissa intenta hablar, pero su voz se pierde en el intento

-Obedece a tu esposo, Carissa.

Cecil interfiere al ver mi postura frente a Leonel, reconoce que estoy a punto de explotar.

Unos segundos después observo sus mechones rojizos moverse con cada paso que da a medida que se aleja.

No voltea hacia atrás hasta que cruza el pasillo.

Espero hasta escuchar la puerta cerrarse.

-¿Qué te dije de estar cerca de mi esposa?

Lo tomo de la camisa arrinconándolo en la pared más cercana.

-No hace falta llegar a la violencia –dijo Cecil con un tono tranquilizador.

-¡Suéltame! –Rugió Leonel, intento zafarse de mi agarre, pero mi fuerza era mayor.

Después de hablar con Cecil y prometerle una solución, me enteré de que Leonel había pedido la mano de Carissa y Cecil la había concedido a pesar de que no tenía necesidad porque tendrían la ayuda de mi parte.

Desde ese día se convirtió en la mujer que más detesto en la vida, no le importa Carissa, no se quedarían sin un techo sobre sus cabezas, aun así la vendió.

La vendió con Potter sabiendo todo sobre él.

Estaba preparando la boda cuando me entere.

Tuve que intervenir, puede ir y ensuciar a cualquier otra mujer, pero no a ella.

Señorita DaftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora