Capítulo 11

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CARISSA

-¿Te gusta?

Mi pequeña hermana gira sobre sí misma para mostrarme su vestido.

-Me encanta. –digo con una sonrisa sincera.

Corre al armario por otro de sus nuevos vestidos para probárselo.

Con disimulo mis ojos recorren la habitación entera de Rose, hace un mes no tenía todos estos vestidos, me parece un descaro de parte de mi madre, estoy segura de que no muestra timidez al momento pedir dinero.

-¿Estás bien? –la voz aguda de Rose me saca de mis pensamientos.

Su rostro sonriente ha cambiado a uno solemne.

-¿Por qué lo preguntas?

Niega con la cabeza.

La atraigo hacia mí hasta dejarla sobre mi regazo.

-Dime, no guardamos secretos entre nosotras ¿Lo recuerdas?

Hace un puchero.

-Madre dijo que no debía hablar contigo sobre eso.

-¿Sobre qué?

No habla tampoco me mira.

-¿Rose? –Sigue en silencio. –Madre no lo sabrá.

Después de unos segundos de silencio habla.

-Escuche a Emma hablar con madre, no estaba husmeando, lo juro. –une sus pequeñas manos en forma súplica.

-¿Qué escuchaste?

-Madre dijo que te irías a vivir muy lejos, le pregunte a Emma sobre eso y...

¿Qué? ¿Por qué dijo eso?

-Dime, Rose.

-Me dijo que tuviste que casarte con Xander por mi culpa, ¿Es verdad?

La muy infeliz.

Me mira a través de sus pestañas esperando una respuesta.

-No escuches a Emma, sabes cómo es, solo estaba fastidiando como de costumbre, no tienes nada que ver en mi decisión de casarme, es algo por lo que todas las mujeres deben pasar, hasta tú lo harás algún día.

No necesita saber la verdad.

Arruga la nariz. –No, no quiero.

Le acaricio el cabello mientras sonrió.

-¿Sobre qué vivirás lejos de aquí? ¿También es falso?

Su labio inferior tiembla. Es algo que hace cada vez que lucha por no llorar.

-Eso no ocurrirá, no estés triste, puedes visitarme siempre que quieras.

Entierra su cara en mi pecho mientras sus brazos me rodean.

-Ojalá nunca te hubieras casado.

Lo sé

*************

Durante todo el día, estuve con Rose, por una de las ventanas observé el cielo a punto de volverse oscuridad, pensé que era hora de marcharme.

La cena se serviría pronto, no quería perderla, disfrutaba merendar con mi nueva familia, aunque no con todos los presentes.

Mi intento por salir fue interrumpido por una mujer de pelo castaño.

-Muévete. –dijo con la barbilla levantada.

-Muévete tú. –espete.

Cruzó los brazos a la altura de su pecho mientras me observaba fijamente de pies a cabeza.

Señorita DaftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora