Capítulo 28

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CARISSA

Lentamente, intento abrir los ojos, la luz proveniente de la ventana me impide ver con claridad y averiguar el lugar en donde me encuentro.

Me toma algunos segundos acostumbrarme a la luz cegadora del sol.

Me encuentro acostada en mi cama con el vestido arrugado y mi cabello enredado, en absoluta soledad.

A lo lejos escucho algunos susurros que provienen del otro lado de la puerta.

Es la voz de Xander quien conversa con una voz que no me resulta familiar, las voces llegaban como ecos lejanos.

Intento levantarme para averiguar de quién se trata, pero al sentarme todo gira a mí alrededor.

Me quedo sentada un momento esperando que el mareo desaparezca mientras me esfuerzo por recordar lo que ha pasado.

Me quedo estática por un momento tratando de recordar que fue lo que sucedió.

Cuando todo llega a mi cabeza, las náuseas se apoderan nuevamente de mí, coloco mi mano sobre mi boca para evitar crear un desastre.

Siento que una presión en mi pecho mientras mis oídos zumban.

Observo a mí alrededor esperando que ningún invitado indeseado se encuentre cerca de mí.

Observo el armario y me armo de valor para cerciorarme de que no se encuentre escondido adentro.

Pero al dar el primer paso, suelto un grito cuando una mano rodea mi cintura haciendo que mi espalda se pegue a un pecho duro.

-Tranquilízate. .-dice en mi oídio. –No hay nadie ahí adentro.

No respondo y giro al notar al médico que me reviso días antes.

-Señora, ¿Se encuentra bien? –No respondo porque las palabras se han quedado atascadas en mi garganta.

Xander me lleva hasta la cama en donde me obliga a recostarme.

-Ha sufrido un desmayo. –Continua a pesar de mi silencio. –No se preocupe. No hay daño permanente.

Mi visión aún se encuentra borrosa, lucho por enfocar a los dos hombres parados frente a la cama.

-¿Mi hijo? –murmuro con voz ronca. -¿Está bien?

Coloco mi mano temblorosa sobre mi vientre.

Xander se precipitó para posarse a mi lado, coloca su mano sobre la mía, mi corazón estaba a punto de detenerse, mis ojos se humedecieron ante la simple idea de que mi bebé no se encontrara dentro de mí.

-Está a salvo. –murmuro mientras acariciaba mi mano que continuaba moviéndose involuntariamente.

Solté un profundo suspiro.

-El bebé está bien, el doctor lo ha confirmado. No sufrió ningún daño al igual que tú, te tome en brazos antes de que cayeras al suelo.

Asentí débilmente sintiendo la boca amarga y seca. El desagradable aconteciendo comenzó a dispersarse, filtrándose lentamente en mi mente.

Xander se acostó a mi lado y me acerqué a él en busca de protección y consuelo, no podía negarlo, me encontraba aterrada.

-¿Qué... Paso? –Pregunte aunque conocía la respuesta.

-Un simple desmayo causado por alguna fuerte impresión, no debería ser nada importante. Descanse ahora, acabo de darle las instrucciones a su esposo, todo estará bien.

Sonreí al anciano, pero la pregunta estaba dirigida a Xander.

El médico finalmente nos dejó solos, antes de hablar puso uno de sus dedos sobre mi boca para que no hablara.

Señorita DaftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora