Un Amor Confuso Y Doloroso

11-Revelaciones

Narradora

Ya pasaron unas horas desde que se fue el venado; Husk y Niffty volvieron a sus labores habituales mientras los contrarios no salían de el shock por la revelación de género del demonio.

Al final la mayoría volvió a lo habitual, con cierta intriga de cómo era posible que Alastor fuera un omega, la mayoría creería que era un alfa ya para minimizar un beta, pero un omega; eso era otra cosa. La puerta sono, el hotel soltó un eco muy bien pronunció del nombre del ciervo, Charlie fue la primera abalanzarse al demonio en la puerta, luego estaba la mayoría en un círculo esperando que hablara el más alto. Husk solo pudo reír para luego ayudar a su amigo a que los demás no entraran al espacio personal del mismo.

—¿A que se debe esta junta de último minuto? Querida -dijo el ciervo arreglando su moño-

Nadie respondió, solo lo miraban y al mayor lo único que le quedaba era suspirar.

—¿Qué quieren saber? -dijo mirando a todos los presentes-

—¿En verdad eres omega? -Anthony fue el primero en preguntar-

—Fíjate que no querido solo era el pecado de la lujuria haciendo una broma -los demás se quedaron pensativos- Es obvio que soy un omega, hace solo unos instantes lo acaban de decir.

A Niffty le hacía gracia la situación, era muy similar como cuando se enteraron en vida; y al ser una manada era obvio que protegerian al omega. Solo que el mismo no necesitaba yuda porque alfa que le coqueteaba... Alfa que al día siguiente estaba desaparecido en la noticias del pueblo. Tal vez tuvieron algo que ver en algunas de esas desapariciones, pero eso era otro tema.
Husk solo pudo asentie al ver la pequeña reírse, también estaba en la misma situación; la mayoría de los recuerdos que compartieron en vida fueron buenos, al menos hasta que llegó su hora de partir.

—¿Por qué no nos dijiste que eras omega? -hablo Charlie-

—No creí que fuera algo importante querida -respondio Alastor con sus orejas en alto-

—¿Y que pasa con tu celo? Podría pasarte algo malo -hablo devuelta la princesa con tono de preocupación-

—Ja, cariño yo no tengo celo -los demás lo miraron expectantes, a excepción de sus dos viejos amigos que estaban digustados por el recordatorio- Bueno, si tengo ese periodo, pero al ser recesivo nunca se siente -reitero con una sonrisa-

Lucifer solo podía escuchar con asombro todo, no podía creer que el contrario fuera un omega, pero recesivo admitía que de cierto modo estaba enojado, un omega de por sí no puede tener... Ese problema, a no ser que el que reconocía como alfa lo lastimara.
Ya no estaba en sus cinco sentidos, quería agarrar por el cuello al maldito que le hizo eso, pero claro no bastaba con ello, lo hiba a torturar hasta más no poder; hasta que pida clemencia y desee volver a morir o desaparecer por completo. En sus labios se formó una sonrisa por el plan que estaba creando.

—¿Recesivo? -dijo preocupada-

—Si, recesivo, aquellos omegas que no pueden tener hijos y sus feromenas son bajas. -Al demonio ya le estaba cansando la situación- Bueno... eso será todo lo que respondere por hoy, si me disculpan me voy a mis aposentos-

El ciervo se abrió paso dirección a su dormitorio, siendo seguido por Niffty y Husk que le dio una señal a Charlie para no decir nada. Vaggie solo pudo agarrar a su novia por la espalda para que estuviera más tranquila, mientras los que quedaron en el primer piso se preguntaban que sucedió para que el demonio fuera recesivo.
La mayoría tenia la respuesta pero no querían creerlo, y como hacerlo; él uno de los demonios más poderosos del inframundo siendo lastimado por un alfa no era tan creíble a decir verdad.

Por otro lado esta Husk y Niffty que miraban al omega con impaciencia, los lazos que tenían como manada no se habían roto por completo y de cierto modo sentían lo que el contrario no podía expresar por desconfianza.

—Al, relájate no es como si la vida fuera a acabar, bueno si acabo pero tu entiendes -el felino nunca fue bueno para consolar a alguien-

—Papá cálmate por favor -fue lo que dijo la menor para ser cargaba por el más alto-

—Sabes que no puedo querida, de alguna manera no me agrada la idea de que ellos sepan la verdad -el ciervo lo pudo abrazarla- ustedes sabes más que nadie el porque.