22-Regaños

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Narradora

Al final llegó a sus oídos la apuesta que hizo el cervatillo.

Rossie solo pudo romper la copa que tenía en la mano como primera reacción, se levantó y fue a buscar a si querido cachorro para que le explique que acaba de hacer.

—Alastor por fin te encuentro -su tono estaba lleno de temor, pero cambió en cuanto se acercó más al contrario, lo agarro de una oreja y le empezó a reclamar- No era mantener un perfil bajo, ¡como se te ocurre hacer una apuesta¡ -jalo más fuerte de la oreja de ciervo- ¡Ahora mismo me vas a explicar el porque lo hiciste y no me va a importar gritarlo a los cuatro vientos con todos los overlords presentes.

El más alto solo podía quedarse de leve dolor, claro está del jalón de oreja que su estimada le regaló. Niffty por otro lado perseguía a Valentino para obtener más cosas de él, mientras el mismo corría por su vida hasta tener que saltar a los brazos de Vox para que lo salvará de esa aterradora niña. El televisor se sorprendió por la acción.

—Ahora que mierda hiciste, ya tengo suficiente con que perdieras tu alma -hablo la televisión, el overlord que estaba en sus brazos solo señaló al frente en dirección al piso. Vox solo pudo correr con Val en brazos porque también le tenia pavor a la menor, esa misma le había quitado los fusibles aquella vez que fue a buscarlo. Mientras que por ella sonriente los perseguía con un cuchillo-

—Y ahora que les sucede a estos dos -miro a sus compañeros que se hiban a toda prisa, solo pudo reír al ver que escapaban de una niña y lo empezó a grabar- Es una herramienta sorpresa que me servirá más tarde. Je, ya tengo con que amenazar al príncipe de pantalla plana.

En otra parte estaban dos demonios conversando en la azotea, si se le podía llamar así a uno que regañaba al contrario mientras el mismo estaba en el suelo riéndose. Alastor le explicó todo a su amiga, la cual puso un expresión que daba razón de gracia, se quería aguantar la risa porque era algo sería pero no lo logro y se termino cayendo de la silla en la que estaba sentado.
La beta sólo pudo pararse y empezar a regalarlo nuevamente tanto por su imprudencia, por su burla y por su actitud.

—Deja de reírte no es ni el momento para ello -hablaba la dama mirando a su amigo en el suelo-

—Ja, querida tu lo sabes yo lo sé, no puedo parar, jajajaj, es que tu expresión -dijo el ciervo para ver la cara de su compañera-

—Al mírame a los ojos y si te vuelves a reír es porque estás mintiendo -hablo la contraria, Alastor se quedó callado, la miro y volvió a reírse, de alguna forma le recordó cuando su mamá lo regañaba pero hay que decir que sus expresiones no ayudaban-

Ellos seguían en su mundo, sin darse cuenta que alguien los miraba desde las sombras. Lucifer se resigno a poder hacer algo, se odiaba por haber hecho daño a la persona que ¿amaba? Ni el entendía lo que sentía su corazón aunque su instinto si era muy claro.

—Se puede saber porque hay dos Alastor en el suelo -hablo un felino tambaleándose y agarrándose de entre la paredes mientras tenia a una pequeña en su cabeza- ¿Porqué está el pavo bailarín de Stolas allí? -señaló con su dedo el costado de Rossie-

—Como que alguien se pasó de copas -hablo el ciervo parándose del piso-

—Yo no estoy borracho... ~hip~ Yo nunca me he pasado de mu limite, yo soy ¡invisible!  -hablo el felino mirándo a los demás-

—Si lo estas, y se dice invencible y no lo eres -dijo el venado tocando la fría nariz del felino-

—Que no hip~ a si lo estoy, jajaja. Venga pa ca compadre, mi familia -su tono empezó a bajar, el problema fue que de sus ojos salían pequeñas lágrimas- Mi... ¡mi manada! -el gato extallo en llanto- Yo los quieres mucho.

—Niffty estas grabando ¿verdad? -pregunto la dama sorprendida-

—Si tía Ross -la pequeña tenia una cámara antigua, en esos momentos Alastor ya la había bajado de la cabeza del borracho por temor a que se cayera-

Husk al tener tolerancia al alcohol era muy difícil que lo emborracharan y este fue el claro ejemplo, como los borrachos nunca mienten pues es mejor grabarlo porque saca todo lo que siente por ellos. Al final terminó siendo consolado por el ciervo lo cargo porque se quedó dormido, el felino lo tenía abrazado del cuello y su rostro escondido entre su  clavícula. Una escena que la más pequeña no se arrepentiría de tomar como recuerdo.

Un Amor Confuso Y DolorosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora