29-Caida

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Narradora

Los días pasaron incluso con una marca no significa que su lazo sea perfecto.

Por otra parte esta el cielo, un nuevo invitado.

Los demonios pueden redimirse... ¡es irreal! Hablo Zera.

Mientras Emily acompañaba a la nueva alma a dar un recorrido por la ciudad. Lamentablemente la felicidad no duró lo suficiente.

—¡No! Ya te lo he dicho mil veces, nadie se puede enterar de esto Emily -hablo sujetando a la menor de los hombros-

—Ellos deben saber, no más mentiras -dio un paso atrás- Si los pecadores pueden redimirse no será necesario seguir con el exterminio.

—Jamás, esta en contra de las leyes.

—Tu nisiquiera sabes como llegan las almas al cielo -hablo fruncido el seño-

La mayor solo pudo suspirar, se acercó a la contrario y le dio una sonrisa de aceptación.

Nadie va a saber de esto, haré lo que tenga que hacer incluso si otro ángel debe caer al infierno Hablo en su cabeza.

—Bien tu ganas, pero primero demos el aviso al hotel hazbin -la menor se alegro-

Ambas fueron  a otra sala donde habrían nuevamente un portal para bajar. La arcángel de menor rango estaba tan emocionada que camino al frente de la mayor todo el tiempo.

Será habría un portal, como la menor estatura le daba la espalda tuvo más ventaja. Se acero a ella y a la agarro por los hombros al raz de sus alas.

—Oh Emily ¿enserió creíste que te dejaría hacer tal locura? -la menor la miro confundida- Si tanto quieres ayudar a esos pecadores ve -fue lo último antes de empujarla al abismo rojo agarrando sus alas-

Será... ¿Por qué?

Le mostró una sonrisa, para cerrar aquella puerta que no podría hablar sobre lo que hizo. Y las alas que le arebato a su estimada, pues... también fueron tiradas, obvio que no dejaría pruebas de su cometido.

¿Qué te hice? Sigo cayendo, no hay fin... Cerro sus ojos en resignación, despertó en el suelo, era un callejón sus alas estaban al lado. Las agarro con sus manos temblando, gotas de agua las empapaban. Estaba llorando.

—Pero que vemos aquí, un angelito -hablo un demonio- Tranquila nos divetiremos contigo, chicos vengan hay una linda chica sola -sonrió mientras la miraba-

Poco a poco se empezaron a acercar, las sujetaron de los brazos mientras ella pedía ayudaba pero no había nadie más alrededor.

Aléjese, ¡no! Gritaba con la esperanza de que alguien la escuchara.

Los contrarios solo se hartaron y pusieron más fuerza. Tal vez hiban a tocarla y matarla luego para que no queden pruebas. Es el infierno que se espera de los pecadores.

—No es de buena educación tratar de esa forma a una dama -una estática apareció en el lugar-

—A ti que mierda te.. -el pecador giro su cabeza para ver quien los molesto, se quedo callado al saber que era un overlord- Nosotros ya nos hibamos.

—No tan rápido -un tentáculo apareció al frente de los de baja categoría que intentaron huir-

La menor solo podía ver la espalda de su salvador, su vestimenta era de color rojo y tenia orejas de ciervo.

—Intentaton hacerle algo horrible a esta señorita -miro al pequeño ángel-  querida tapate los ojos, no es algo que debas ver.

Gracias Un pequeño susurro salió de su boca. Y acato su orden

—No permitiré que se salgan con la suya -sonrió y atravesó el cuerpo de esos demonios con otro tentáculo- Cada vez son peores estas basuras -miro los cuerpos ya tendidos en el suelo-

Camino hacia donde estaba la señorita, se sacó su saco y lo puso encima suyo. Le dio una sonrisa y la ayudo a pararse.

La menor solo temblaba, quería hablar pero no podía.

Tranquila, te llevare a un lugar más cálido Musito el ciervo para agarra la mano de la contraria y ayudarla a caminar. Todavía se quedaba en su mente que le hubiera pasado si no llegaba a tiempo.

De todas formas solo fue de pasada por algunas compras que le pidió Rossie hacer. Luego se encargaría de ello.

Llegaron al hotel, al parecer todos ya estaban dormidos. Alastor la dejo sentada en un sillón, fue a la cocina y le trajo un poco de chocolate caliente.

—¿Como llegaste aquí? No es normal que alguien del cielo esté en este lugar, y menos a altas horas de la noche -pregunto mirándola con preocupación-

—Me empujaron, m-me arrancaron mis alas -se tocó su espalda con lagrimas en sus ojos- esa alma esta en peligro.

—¿Qué alma? -la miro con aun más curiosidad-

—Sir pentious, que voy a hacer, ella -no pudo contener sus lagrimos- me traicionó me apuñaló por la espalda.

El locutor solo pudo abrazarla para que llorara en su hombro.

Un Amor Confuso Y DolorosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora