17-Resaca

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Narradora

Ya era de mañana, todavía no se despertaban, hay que decirlo la resaca les iba a pegar como nunca.

Por otro lado estaban dos demonios, el alfa abrazando a su omega con su cara entre el espacio de su cuello. El omega sonreía gustoso y poco a poco abría sus ojos, cuando vio quien estaba a su lado solo pudo sonreír para salir con cuidado y sentarse en la cama Lucifer se ve muy tierno cuando duerme eso pasaba por su mente, luego se dio cuenta de algo, estaban en una cama, el alfa lo estaba abrazando, el alfa era Lucifer...

—Pero que mierda, maldita sea -salio corriendo de la habitación directo a la del príncipe que los invito- Stolas ¿que paso ayer? -el demonio estaba en pánico-

—Que el pavo ¿hizo que? -el búho recién se estaba levantando por la repentina aparición de su conocido, solo para ser agarrado por el cuello-

—¿Qué hicimos a noche? Ahg -solto su agarre y se agarro la cabeza parece que los efectos del alcohol estaban llegando- Vendita sea la resaca, no vuelvo a tomar una copa contigo en mi vida.

Los dos de miraron, los recuerdos llegaban de la noche anterior, el ciervo recordó el beso con el rey del infierno y el ave su noche de coquetería con otro demonio de su misma raza, sus caras estaban rojas como de un tomate maduro se tratase. Ambos solo podían reírse de la situación para salir de la habitación viendo que todo el lugar era un desastre.
Alstor se dirigió a la cocina para empezar a preparar un sopa que ayudaría a aliviar los dolores de cabeza que iban a llegar a todos los que estaban en la sala principal. Stolas se encargo de despertar a los demás, Husk solo gruñir e ir donde su omega para que le de mimos, ahora mismo su instinto era el que estaba a cargo del cuerpo y hay que decirlo la Araña no se lo nego, más bien estaba contento por ello.

La mayoría ya estaban despiertos tomando la sopa que les había preparado el ciervo, solo faltaba Lucifer que parecía que buscaba a alguien entre sueños para abrazar. Su cuerpo era consciente de que buscaba a aquel demonio de traje rojo que le dio un beso aquella noche que le dedico algunos versos de la canción. Donde estas mi cheri decía con tristeza, para luego entender que a quien buscaba era a Alastor el socio de su hija, sus mejillas se pusieron rojas de la vergüenza y salió a la sala para tomar desayuno con los demás.

—Papá ¿estas bien?, tu cara esta roja -preguntaba su manzanita con preocupación, es cierto que en esos instantes su piel blanca había llegado a un tono rojo-

—No te preocupes querida, debe ser algún síntoma de la resaca -dijo buscando con la mirada al ciervo- por cierto y tu socio manzanita ¿donde esta? -pregunto curioso el rey del infierno-

—Ah, el se a ido a otra habitación junto a Stolas, Al dijo que la resaca le pego bien feo al príncipe -dijo en voz baja, hasta ella misma se avergonzaba de lo que casi le hace a su novia en la noche-

Vaggie solo la miro por unos minutos para luego apartar la mirada con un leve sonrojo. Anthony se había retirado con su pareja a otro lado, el felino ronroneando en los brazos del contrario, solo quedaban tres en la mesa.

En otro parte seguían los tres amigos recapitulando lo que sucedió a altas horas del día pasado, primero estaban regañando a búho por su mal gusto con los alfas, luego fueron tomando algunas copas y por último empezaron a cantar.
Rossie solo podía reír por la cara de los contrarios más avergonzados con las cosas que hicieron la noche anterior.

—Haber si comprendí, tu -señaló a Alastor- te besaste con un alfa y eso casi pasa a algo más que besos, y tu -dirigió su dedo hacia Stolas- te fuiste de coqueto con alguien y no tienes ni la menor idea de quien pueda ser.

Solo pudieron asentir bajando su cabeza por el sonrojo que estaba volviendo a sus caras. La dama solo río y les dio palmaditas en la cabeza.

—Que le voy a decir el amor es así, pero si tengo uno que otro sobrino no me haría mal Stolas, y si tuviera un cuñado no me molestaría Al.

—Creo que mejor me retiro querida, la resaca no se me asentua nada bien pata variar -dijo el ciervo parándose de la mesa para ir a una habitación-

No se habia que pensar en esos momento, ¿como pudo besarse con aquel demonio que ni le llegaba a la altura? Solo pudo tomarse los labios para ver a la persona que estaba al frente suyo, quien era el mismo por el que estaba de ese modo, solo pudo apartar la mirada y pasar de frente del contrario.
Tal vez lo quizo detener pero no era el momento apropiado ni el lugar, ninguno de los dos entendía lo que hicieron y al parecer no querían entenderlo.

Un Amor Confuso Y DolorosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora