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Desde que estamos aquí en casa ella trata de ser fuerte y disimular que nada está pasando por su mente. Puedo entender un poco su estado actual ya que yo también estuve al borde de la desesperación y depresión. Recuerdo con exactitud que todo me daba igual e incluso había intentado suicidarme un par de veces y lo bueno es que todas fallaron.
Si yo hubiese muerto el 23 de diciembre de 1987, creo que no habría más historia con ella. No fue así.
Al mirarla día tras día, noto la llama apagada en su interior que por más que ella intenta disimular que esta bien y feliz. Se que no es así.
Extraño a la vieja Carrie, aquella chica alegre y terca que hacía lo que fuera por ser la número uno en lo que amaba. Ahora solo queda el caparazón de aquella chica, el caparazón dañado y desecho.

Verla desde el ángulo que la miro no es fácil, me duele saber que ella no está bien y que sigue aferrada a aquella cruel depresión que la sigue a todos lados. No es nada sencillo salir de una depresión y más si no te aferras a ello.

Miro con atención a mi pequeña chica viendo el océano mientras reposa sobre aquel columpio que pidió que pusieran sobre la terraza para poder ver el océano. Veo como se mueve un poco con su pierna sana, el viento pegando en su cabellera y moviendo la de un lado a otro. Veo como tiene recargada su cabeza en la cadena de aquel columpio y como su vestido se mueve de la misma forma que su cabello.

Últimamente sin que ella se de cuenta he leído el diario que ella me regaló hace tiempo, lo leo muchas veces para entenderla más y entender como fue que sus sueños fueron arrebatados.
Leer su diario es como leer una historia desgarradora sin fin, ya que ese diario termino en una frase realmente triste.

¿Será que algún día vuelva hacer ella y vuelva a brillar como lo solía hacer? Espero que algún día ella se de cuenta de lo grandiosa que es y que brilla más que cualquier estrella en el cielo nocturno.
Puedo imaginar una vida sin música pero no una vida sin ella a mi lado. Me volvería loco si algo le llega a pasar y más si yo estoy aquí y puedo evitarlo.

- Señorita, Carrie. - digo detrás de ella ocasionandole un pequeño grito.

- Nikki, me asustaste. - puso sus manos sobre su corazón.

- No era mi intención. - me siento en el columpio vacío de al lado de ella.

- Pensé que estarías en el estudio con los chicos. - me mira.

- Estaba, terminamos por hoy.

- Me gusta tu nuevo estilo, Nikki. - acaricia mi cabello.

- Gracias. - Sonrió.

- 4 meses más para poder caminar sin este yeso. - suspira. - 4 meses que van a parecer 4 años.

- El tiempo se pasa volando, así que en un parpadeo ya estarás sin el.

- Ojalá. - suspira.

- He pensando en que necesitamos vacaciones.

- ¿Vacaciones? - pregunta.

- Si, tu y yo solos en alguna isla exótica en México o en cualquier otro lugar que no sea en los Ángeles.

- Tengo la pierna lastimada y no voy a poder disfrutarlas como quisiera.

- Ya una vez que te quiten el yeso. - Sonrió y ella hace lo mismo.

- Claro que me gustaría, Nikki.

Estar con ella viendo el atardecer desde nuestra terraza fue lo mejor que pude haber echo esa tarde. La vida se trata de disfrutar cada detalle que hay en ella, admirar un atardecer o un amanecer. Es ver la belleza que hay en ella y creo que apenas yo estoy viendo su gran belleza. La belleza de compartir mi vida con una gran mujer, hace que vea las cosas de otro modo, como si hubiese desarrollado algún poder en mis ojos que me dejaron ver al fin todo lo que me había perdido por años en este mundo.

My little girl... (Nikki Sixx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora