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11 de Diciembre de 1985.
Hoy es un día bastante especial, es cumpleaños de Nikki, su cumpleaños número 27 y yo haré todo lo posible para que sea un cumpleaños inolvidable.
Me he levantado más temprano que el, como de costumbre ya que aunque el intente disimular que no ha drogado yo lo conozco lo suficientemente y se que ha conseguido alguna clave de distribuidor aquí y a conseguí su maldita heroina.

Total, hoy no pensaré en eso ya que hoy me dedicare a hacer este día muy especial.
Iremos a esquiar a los alpes al terminar de desayunar, después iremos a una pequeña granja que era de mis abuelos para pasar el resto de la tarde. Es una granja muy especial ya que en ella hay bastantes cosas hermosas y la vista al lago es hermosa. Me quedaría por horas contemplado aquel paisaje.
Tengo en mente en ir a Irlanda para año nuevo y ver las auroras boreales. Siento que será una gran experiencia para ambos y será un viaje que recordaremos para siempre.

Me inspire tanto para hacer una pequeña tarta de cumpleaños, es la tercera vez que hago una y no me ha quedado nada mal.
He preparado la mesa con un desayuno especial, hay bastante café o chocolate, ya depende de lo que Nikki elija.

Yo, yo me he vestido con unos jeans de mezclilla negros, una botas para las montañas del mismo color, un abrigo negro y un gorro del mismo color.
He puesto un pequeño letrero en la cocina que dice: ¡Feliz cumpleaños, Nikki!. Es algo cursi y puede que no le guste pero... vale la pena arriesgarme por el.
Escucho que se abre la puerta de la habitación y lo veo después parado en la entrada del comedor. Esta ya cambiado con su abrigo de piel negro, sus pantalones de mezclilla negros, sus botas y su cabello todo despeinado como siempre lo trae. Cruza sus brazos y me mira sonriente.

- ¿Tú hiciste todo eso? - Se acercó a la mesa donde está la tarta que hice. - ¿Es comestible esta tarta? - me pregunto a la vez que se río.

- Espero que sea comestible. - seguí su juego. - Feliz cumpleaños, Nikki.

Me acerque a él, lo tome de la cintura y me pare de puntitas para darle un beso en los labios. El me tomo de ambas mejillas y profundizó aquel beso.
Sabe a menta y su aliento es demasiado fresco, me encanta.

- Vamos a desayunar, tenemos un itinerario demasiado largo el día de hoy. - Hable entre el beso. - Así que señor, Sixx. - me separe de él y fui a la cocina por el desayuno.

El tomo asiento y sirvió un poco de whisky sobre su vaso. Ya lo veía venir.
Me senté frente a él con aquella tarta que tanto tarde en hacer, e incluso no había podido dormir por hacerla pero se que valió cada segundo la pena.

Hablar con tu pareja sobre la vida, sueños, gustos y disgustos era lo mejor de todo. Esa mañana desayunamos como dos enamorados perdidos en los sueños del otro.
Al probar aquella tarta me hizo un gesto como si fuera a vomitar, cosa que después se empezó a reír y terminó por decirme que era la mejor que había probado en toda su vida.
Tal vez me mintió para que no me sintiera mal, pero que más me da. Si fue así, no me importaba ya que había echo feliz a Nikki.

Jamás me imagine que Nikki, esquiara tan bien, me sentí como una principiante en eso.
Terminamos sentados en la fría nieve, ambos como dos tontos. Me caí y no le había quedado de otra más que ir por mi, lo amo fue que también se cayo de sentaderas.

Me miro sonriente y me lanzó una bola de nieve a la cara.

- ¡Eres un tonto! - comencé a reírme como toda una desquiciada.

Se incorporo sobre la nieve y me ayudo a ponerme de pie. Volvimos a esquiar pero esta vez nadie se volvió a caer.

Fue un día bastante movido, terminamos por comer en el hotel que estaba cerca, bebimos como dos locos y terminamos en la casa.
Entramos como dos locos amantes, tumbando todo a nuestro paso sin dejar de besarnos.
Sus manos acariciaban cada parte de mi, no tardo en levantarme del suelo y yo rodee su cadera con mis piernas. Me sentó sobre la tocador de la habitación, sus manos se posicionaron sobre mis muslos y nos miramos con deseo.
Quitó con desesperación mi blusa, yo no me quedé atrás y de la misma manera me decide de su gabardina y camisa.
Sus dedos ágiles quitaron el broche de mi brasier, arrojandolo hacia algún lado. Tomo uno de mis pechos con su mano y al otro lo empezó a torturas con su boca.
Terminamos completamente desnudos sobre la cama, haciendo el amor como dos animales salvajes que intentaban llegar al puto orgasmo.

My little girl... (Nikki Sixx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora