My little girl... (Nikki Sixx)

9.

Justo en el momento en que las manos de Carrie, viajaron de mi pecho hasta mi pelvis se me vino a la mente que me había follado aquella chica en el baño del club de stripers. Detuve su mano y me retire de ella.

- ¿Qué pasó? - pregunto confundida, jamás le había quitado su mano cuando me acariciaba pero esta vez me sentí extraño.

- Nada solo que... me da miedo lastimar tu brazo, esta muy reciente tu herida y me da miedo que se habrán las puntadas.

Carrie me miro confundida, se sentó en la cama y se recargo en la cabecera.

- Nikki, no va a pasar nada. - se sentó a horcajadas arriba de mi, se quitó su blusa, sus pechos salieron al instante y me miro sería. - ¿Ya no me deseas? - lo dijo con un puchero en la cara, reí al verla así.

- Por supuesto que te deseo y mucho. - la tome de la cadera. - Y te deseo demasiado y ese es el problema porque podría lastimarte.

- Eres tan... lindo y te amo. - ¿Qué? ¿Había escuchado bien, Carrie dijo que me ama? - Lo siento, voy demasiado rápido.

No respondí nada solo tome asiento sin quitarla de arriba, la tome por la espalda para abrazar su pequeño cuerpo y la bese lentamente que le robe un suspiro.
La tome de ambas mejillas y la miré al rostro, no podía estar con ella si venía de cogerme a otra.

- Carrie, pequeña creo que esta noche no voy a poder complacerte como deseas. - suspiro.

- Esto es tan injusto. - frunció el seño.

- Lo hago por tu bien.
¿Qué te parece si mañana vamos a la playa? Vamos a Malibu.

- Esta bien. - Sonrió y se acostó en mi pecho.

A los pocos minutos el sueño la venció de nuevo, yo dure como media hora despierto todavía. Solo acariciando su cabello y espalda.
Viernes a la 1 de la tarde, camino con Carrie por Malibu. Ella trae un short de tiro alto y en la parte de arriba trae un bikini de color rojo. Caminamos agarrados de la mano y hablando de cualquier cosa, parecemos dos tontos enamorados.
Le compre un helado de fresa, el cual se me hacía demasiado curioso la forma de comerse el helado, es como si estuviera con una pequeña niña y me encantó.
Carrie se sentó en unas piedras y miro el mar.

‐ Gracias por traerme, Nikki. - comento sin mirarme.

- ¿Por qué? - me recargue al lado de ella.

- Ver el océano es uno de mis pasatiempos favoritos, es tan misterioso, aterrador y hermoso a la vez. - la mire.

Capture aquella imagen en mi memoria por la eternidad, el sol hacia que su cabello brillara como el oro a pesar de ser color caramelo, sus ojos era como ver dos destellos brillantes en el cielo y su piel lucia perfecta. Si tuviera una cámara fotográfica en estos momentos le tomaría una foto y la pondría en un cuadro. Ahora entendía porque aquella niña tierna me había robado el corazón, su belleza es única.
Volteo conmigo y me miro sonriente, el viento movió su cabello y yo quede aun más enamorado de ella.

- ¿Qué tanto me vez? - pregunto curiosa.

- Eres muy hermosa. - se sonrojo y volvió a comer de su helado.

Se bajo de la piedra para sentarse en la arena y yo al lado de ella. Empezamos hablar de muchísimas cosas y fue entonces que me abri con ella. No se necesita tener sexo para abrirte íntimamente con alguien, aveces las conversaciones son más íntimas y así fue en este caso. Deje ver mi lado más herido con ella, algo que no se hacia con absolutamente nadie y ella lo hizo conmigo.
Duramos toda la tarde hablando de nuestras vidas, gustos y disgustos. Me di cuenta que sus gustos musicales son todo lo contrario a mi, su gusto en películas también y pues... todo es diferente a mi y no me molesto al contrario se me hizo algo hermoso que todo hubiese fluido de alguna manera entre nosotros.
Llegamos a la casa a las 10 de la noche, ella fue a darse una ducha y yo aproveche para hacer algo de cenar. No soy buen cocinero pero haría el intento.