Sus ojos cafés me miraban fijamente, aquellos ojos que solo había visto a travez de una pantalla. Sus sonrisa era aún más linda de lo que creí que iba a ser en persona. Ella era simplemente perfecta...
>> Historia 100% mía, cualquier copia o adaptac...
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Pov Daniela
Caminábamos por los pasillos del centro comercial, hace no mucho habíamos llegado, habíamos decidido venir ya que era algo no tan alejado de mi casa y que tenía bastantes actividades para hacer, habíamos acordado hacer un corto pero divertido IRL juntos en el chuck E cheese's de la plaza. Ahí habían varias máquinas para jugar y ganar puntos, competiríamos en algunas para ver quien ganaba más tickets.
– ¿Bebida favorita?– Roier me preguntó a la par que presionaba el botón del elevador.
Desde ya rato atrás habíamos comenzado este tipo de preguntas para matar el tiempo y conocernos más. Era agradable.
Entrecerré mis ojos levemente, apoyando mi dedo índice levemente sobre mis labios, pensando en aquella pregunta.
– No se, no creo tener alguna favorita, pero ¿hablas de bebidas preparadas ó de refrescos y así?– traté de especificar más la pregunta.
– En general, que es lo que te gusta más.–
– Creo que no tengo algo preferido pero me gusta mucho la coca, la monster y las margaritas.– enumeré cada una de ellas con mis dedos a la par que las mencionaba.– ¿y tú?–
– El agua natural y la coca.– dijo sin dudarlo.
– ¿Cómo que el agua natural no viene por default?– él solo rió por mi comentario.
Apenas llegamos y pasamos directo a caja, compraríamos unos refrescos y recargaríamos la tarjeta que traía de las veces que anteriormente había venido a jugar.
– ¿Cuánto le metemos?– me preguntó viendo la parte de arriba donde venía cuantos puntos equivalían a cuánto dinero.
– La ultima vez le metí como 500 peso y estuve como 3 hora y cachito, y era yo sola, ¿cuánto quieres estar aquí?.–
Sonreí, pero no por risa por aquella burla, aquel apodo. Él nunca me había dicho así, y no era la primera persona que me llamaba así, Ari y Rivers utilizaban ese apodo, pero con él se sentía diferente, se sentía distinto. Me hacía sentir distinto.
Como cuando te pones nervioso porque vas a pasar a exponer frente a tu salón, cómo cuando tienes un examen súper difícil, o cuando esperas los resultado de si estás o no admitido a tu universidad soñada.
Pero aquella sensación fue acompañada con un escalofrío, con una leve electricidad que recorrió cada espacio de mi cuerpo.
– Hace no mucho, dejémoslo en eso, sin detalles.– Reí tratando de suavizar aquella sensación en la parte de mi estómago.
