Sus ojos cafés me miraban fijamente, aquellos ojos que solo había visto a travez de una pantalla. Sus sonrisa era aún más linda de lo que creí que iba a ser en persona. Ella era simplemente perfecta...
>> Historia 100% mía, cualquier copia o adaptac...
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Pov Dani
Aún seguía algo aturdida por lo qué pasó la noche anterior. Estaba confundida por lo que sentí, por lo que pensé y por lo que debía hacer.
Por qué nadie te preparaba para este tipo de situaciones. No quería que esto fuera así, que solo yo recordara este beso y ahora no separa como actuar con él.
¿Qué debía decirle?.
No quería que esto fuera incómodo, pero me resultaba confuso, digo, que debía decirle. ¿Debía cambiar algo después de aquel beso?.
– ¿Está todo bien Nani?.– Aldo me sacó de mi burbuja de pensamiento.
– Si, solo un poco de cansancio.– Mentí mientras le regalaba una rápida sonrisa.
Estábamos en el elevador, iríamos a la habitación del Mariana, Aldo y Roier. Teníamos la esperanza de que por fin Valdo estuviera consiente y pudiera abrirnos.
Al bajar del elevador en el piso de la habitación comenzamos a caminar por el pasillo de habitaciones.
De una de las habitaciones que pasamos abrieron la puerta, de esta salió Roier y Spreen.
– Buenos días.– Saludó Iván algo soñoliento, a ambos se les podía notar que no tenían ni si quiera 10 minutos despiertos.
– Buenos días papi, ¿rico sueñito?.– Aldo se burló de la caras de adormilados de ambos.
– Wey me asusté bien feote, vete a la verga.– habló Roier mientras tallaba levemente su ojo.
– ¿Por?.– Me atreví a preguntar.
– Por que lo primero que vi fue a este wey – Apuntó al de gorra que estaba tomando lo que creo que era una bebida energética.– bien dormidote, y no mames el susto que me dio.–
– Esperabas verme, ¿verdad, mi amor?.– Dijo Aldo de manera coqueta mientras formaba una sonrisa coqueta en sus labios.
– Si mi amor, me hiciste falta en la noche.– Roier siguió aquel juego.
Reí internamente mientras negaba con la cabeza y desviaba la mirada.
– ¿Iban con Valdo?.– Preguntó Roier después de reír con poco con Aldo y Spreen.
– Si, quiero cambiarme de ropa we, está toda sudada, Nani y yo tenemos fe en que ya no esté muerto.–
– Los acompañamos, yo también quería cambiarme, mínimo la playera.–
Comenzamos a caminar hacia la habitación de los chicos, Aldo y Roier iban adelante mientras platicaban animadamente. Yo iba atrás con Ivan a mi lado.
– ¿Todo bien, flaca?.– Llamó mi atención antes de que yo me sumergirá de nuevo en mi mente.
