Sus ojos cafés me miraban fijamente, aquellos ojos que solo había visto a travez de una pantalla. Sus sonrisa era aún más linda de lo que creí que iba a ser en persona. Ella era simplemente perfecta...
>> Historia 100% mía, cualquier copia o adaptac...
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Pov omnisciente
– Y tú ¿cómo conociste a Rivers?.– Roier preguntó.
Ambos adultos caminaban por un parque no muy lejano a la casa de la castaña, en sus manos de cada uno había un no muy pequeño vasito de helado.
– Por mi familia, su madre y la mía siempre fueron muy amigas desde secundaria, así que siempre crecimos juntas, Samy, su hermana y yo, aunque ninguna tiene la misma edad que la otra siempre nos llevamos muy bien.– Comió un poco de helado con ayuda del pequeño cubierto de platico como verde.– ¿Y tú?–.
– Por Osvaldo, generalmente el grupo del McCombo se conoció por él, y casi todos los de Twitch los conozco por él.–
– Bueno, estamos más o menos igual, la mayoría de personas que ahora conozco es por Samy y Osvaldo.–
Caminaban a la par, hace no mucho habían regresado en Uber del centro comercial. Habían decidido que era muy empurando para que él chico se fuera y ella se quedara sola en casa, así que él propuso que caminar un poco.
– Y ¿porqué te retiraste de twitch?, claro, si se puede saber.–
Daniela nunca aclaró bien el porqué se tomó un respiro indefinido, lo único que había dicho que era seguro es que iba a volver. Tal vez ahora no hacía directos todos los días a la misma hora, esta vez hacía directos cada que quería y podía. A veces eran 3 días seguidos pero a diferentes horas, a veces pasaban 3 días sin prender. Todo dependía de si ella quería.
– Bueno,– Pensó en unir todas aquellas ideas en una respuesta concisa sin se que se escuchara caprichosa.– Realmente era muy pequeña desde que inicie todo, y pues como tal yo nunca lo hice por dinero, por monetizar todo lo que hiciera con subs y bits. Yo solo lo comencé a hacer por mi salud mental, para no sentirme sola en casa.–
Roier solo la miraba con suma atención, esperando a que siguiera hablando, aunque ella había comenzado a jugar un poco con el poco helado que quedaba el el vaso de su mano.
– Solo tenía 18 años, apenas había llegado a la mayoría de edad y yo seguía muy metida en esto, y era demasiado pesado para una chica de esa edad. No tenía a nadie que me guiara de cómo hacerlo bien, de cómo no dejarme afectar por los comentarios malos que recibía. Era una niña lidiando con cosas de contratos.–
– ¿Pero no eras feliz?.–
–Claro que lo era, era más que feliz, pero llega un momento en el que te agobias, caes en los comentarios de "siempre lo mismo?" "Ya cambia contenido".–
