Capítulo 2

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Kevin.



Llego a clase de literatura justo a tiempo pero no veo a la profesora por ningún lado.

Me dirijo a mi sitio y veo Mark pero no a Paola, mí otra mejor amiga.

—¿Encontraste el libro? —Pregunta.

Asiento.

Mark se acomoda en su pupitre y levanta una ceja con una sonrisa burlona.

—Tardaste mucho, ¿seguro fuiste a la biblioteca?

Lo miro y analizó su rostro dándome cuenta que sabe leerme perfectamente y eso a veces me asusta.

Sonrío.

—Sí, ¿por qué? ¿Ya me extrañabas?—Niega—Lo que tú digas pero te conozco, tigre.

Me pongo a pensar lo diferente que somos él y yo.

A él le gustan las fiestas, salir y pasarla bien. 

Su familia es rica y no tiene de qué preocuparse, sin embargo, a mi me gusta estar en mi casa y leer un libro cuando salgo de trabajar de ayudar a mis vecinos.

Saliendo de mis pensamientos, veo entrar a la profesora Lilith, de literatura, y a mi mejor amiga.

Ella es tranquila, se preocupa por los demás y le gusta salir a veces con Mark o me acompaña a tomar café después de clases.

—A su mesa todo el mundo —anuncia Lilith mientras se prepara para la clase de hoy.

Paola pasa por mi lado sentándose detrás de mí.

—Hoy está más amargada de lo normal —dice Paola refiriéndose a la profesora.

—Me recuerda a alguien —dice Mark haciéndola enfadar.

Eso me hace recordar a la chica rubia que vi en la biblioteca pensando en cómo se vería enfadada.

Levantó la mirada viendo que mis dos amigos me miran con interrogantes escritos en sus caras.

—¿Qué?

—¿Estas bien? Normalmente me saludas animadamente o me defiendes de este idiota —responde Paola con curiosidad.

—Será que vio algo de camino hacia aquí que lo sorprendió —dice Mark subiendo y bajando las cejas juguetonamente.

Paola pone los ojos en blanco esperando una respuesta de mi parte.

—Estoy bien, al contrario de Mark que ahora sí va a parecer un fantasma de verdad.

Mi amiga sonríe y se acomoda cuando Lilith empieza hablar.

Escucho poco sobre lo que explica pensando en la chica de ojos miel.

Mierda. ¿Que hago? Quiero saber de ella y ¿por qué nunca la había visto por aquí?.

Ni a ella, ni a su amiga pelirroja y la recordaría perfectamente, por qué no hay más de dos pelirrojas en todo el colegio.

Cuando la clase termina nos dirigimos los tres al comedor, colocándonos para poder pedir el desayuno.

Este colegio para albergar a pocos estudiantes es muy grande.

Tiene de todo, tanto campus como clases equipadas para todo tipo de actividades.

Paso mi mirada por todo el comedor en busca de una chica, especialmente de ojos miel, sin rastro de ella.

Nos sentamos y comienzo a comer.

—¿Puedes tranquilizarte un poco? —dice Paola exaspera. —Me estás poniendo nerviosa.

Me encojo de hombros.

𝐃𝐞𝐬𝐚𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞𝐫.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora