Capítulo 17

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Estoy sentada en la mesa de la cocina mirando a Blake cocinar ya que se había negado a que le ayudase. No sé que está haciendo, solo dijo que iba a probar la mejor comida del mundo. Es bastante egocéntrico.

–Mierda.–Se queja enseñándome la gran mancha que había en su camiseta blanca.

–Dámela, la meteré en la lavadora.–Me levante y me acerque a él.

Se quitó la camiseta y me la dio.

Me sonroje al ver su pecho desnudó y eche a lavar la camiseta.

Mi respiración se ha atascado. Lo he visto muchas veces sin camiseta, pero no me acostumbro. Es impresionante. Tiene todos los abdominales y se le marca la uve. Su espalda dios me encanta su tatuaje  y como se le marcan los músculos.

–Disfrutando de las vistas.–Ríe dándose la vuelta y cruzando sus brazos en su pecho.

Niego con la cabeza y apartó la mirada.

Se acerca a mí, sus brazos se apoyan en la mesa y se inclina hacia mí.

–Estás muy distraída.–Me sonríe y su mano acaricia mi mejilla.

–Será que tú me distraes.–Susurró.

–Ven, prueba la salsa.–Me ofrece su mano y la agarro.

Andamos unos pasos hasta la encimera.

Mete una cuchara en la olla, la sopla y la lleva hacia mi boca. La abro y mete la cuchara. Saboreo la salsa, está riquísima.

–Muy buena.–Le digo pasando la lengua por mis labios.

–Tanto como tú seguro que no.–Me sonríe travieso y lleva sus manos a mis caderas levantándome.

Me sienta en la encimera y se mete
en medio de mis piernas y me besa demasiado fuerte. Clavo mis uñas en su espalda mientras esparce besos por mi cuello. Gimo, se siente demasiado bien, pero un sonido nos hace separarnos. Mierda.

Ahora sus labios están hinchados y el pelo revuelto, yo debo estar peor.

–La comida ya esta lista.–Contesta relamiéndose los labios.

Asiento con la cabeza incapaz de decir ninguna palabra. Sale de entre mis piernas y me ayuda a levantarme.

Blake no me dejó ayudarle con los platos, ni las bebidas. El quería hacerlo todo

Pone la comida en frente de mí, son espaguetis y huelen muy bien.

–Tienen una pinta deliciosa.–Le sonrío.

–Que esperas nena, los ha hecho el mejor.–Me guiña un ojo y río.

Empezamos a comer en silencio. Odiaba esto.

–¿Quién te enseñó a hacerlos?– Rompo el silencio.

Noto como se tensa y aprieta su puño.

–Mi madre.– Contesta serio.

–Oh, lo siento no quería meterme en tus asuntos personales...–Él me corta.

–No importa.–Niega con la cabeza repetidas veces.–Ella se llamaba Laura y cada vez que venía del colegio siempre iba ayudarle en la cocina. Mi plato preferido siempre han sido los espaguetis que me hacía. Un día ella me enseño hacerlos y me dijo los secretos de su salsa. Cada vez que los hago me acuerdo de ella.

BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora