Capítulo 40.

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Había pasado casi una semana desde lo ocurrido. Se lo había contado a mama y no esperaba que ella ya lo supiera. Y también que estaban divorciándose. Me enfadé con ella por no contármelo y aquí estoy tirada en la cama desde hace días.
No me apetecía hacer nada. Sentía que mi vida se había derrumbado más todavía. No dejaba de darle vueltas a la conversación de Blake con aquel chico o quizá solo fue un sueño mío. No lo tenía claro. No tenía claro nada. Desde aquella noche no he vuelto a verle. Ni una llamada. Ni un mensaje. Había desaparecido y yo sentía la necesidad de un abrazo suyo.
Que me dijera que estaría a mi lado a pesar de todo. Le necesitaba de una manera aterradora sin importarme nada más.

–Tienes que salir de la cama Bonnie.–Me dice Eric mirándome apenado.

–No tengo ganas.–Le vuelvo a repetir con cuarta vez en estos días.

–Que si tonta.–Quita las sabanas de mi cuerpo helándome.–Dúchate y arréglate que vamos a salir.

–Está bien...–Resopló con fastidio.

Me levanto y entro al baño para darme una ducha.

Cuando termino me pongo el abrigo y bajo las escaleras. Llego al salón y allí se encuentra Eric mirando la tele.

–Oh vaya. Ya has bajado. Pensaba que te habías colado por el desagüe de la ducha.

Cojo un cojín que había en el sofá y se lo tiro a la cara.

–Vámonos y cállate.– Me doy la vuelta y me voy fuera.

Me encontraba de mal humor.
Tampoco se merecía que lo tratara mal. Siempre intentaba ayudarme.
Tenía miles de cosas en mente y por mucho que intentará encontrar explicaciones. No las conseguía.

A los minutos Eric sale y nos subimos en el coche.

–¿A donde vamos?

–No lo se ¿a donde quieres ir tú?

–Pensaba que ya lo tenias decidido. Y me da igual Eric.

–¿Tomamos una taza de chocolate caliente?

–Para eso no hacía falta salir.– Eric rueda sus ojos y arranca el coche.

Damos vueltas buscando alguna lugar donde ir. Había muchos. Solo que no había aparcamiento en ningún lugar.

–Mira alli.–Señaló un sitio que había libre y cerca se encontraba una cafetería.

Eric estaciona el coche y nos dirigimos a las cafetería. Entramos y no había casi nadie. Solo dos o tres personas. Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana. Pedimos nuestras tazas de chocolate caliente y a los minutos no las traen.

–Bueno...¿tú y Blake sois algo?–La pregunta me pilla de sorpresa.

–No.–Le digo evitando su mirada.

–Pero...¿Si tenéis algo?– Me mira tan fijamente que no puedo evitar no ponerme de los nervios.

–No. Solo nos estamos conociendo. Bueno le estoy conociendo de nuevo. Somos amigos y nada más.–Mi voz se quiebra por los nervios.
Me sentía mal por mentirle. Pero tenía que hacerlo. No quería herir sus sentimientos al decirle que tenía una obsesión rara con él.

–Ah está bien.–Una sonrisa se le dibuja en su cara y sus hombros se relajan.

Pronto tendría que hablar con él.
Hoy no me sentía bien para decírselo.
Yo deje de tener sentimientos por él hace tiempo. En el instituto me gustaba. Yo a él no. Estaba enamorado de otra. Que casualidad que ahora pasa al revés.

Suena mi móvil. Lo saco de mi bolsillo y en la pantalla ponía su nombre. Me estaba llamando. Le doy a colgar.
Estaba enfadada.

–¿Quien es?–Me pregunta Eric.

BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora