11
Pesadilla
Tobías.
Martes 4 de abril del 2023.
Parpadeo varias veces intentando despertar. Miro a mi izquierda y veo a Micaela, mi tía por parte de mi madre. Observo su cabello oscuro con mechas rojas, y lleva una camisa blanca y un jean azul. Me siento bien y me paso una mano por la cara.
—Al fin despertaste —me dice, sonando histérica como siempre.
—¿Cuándo vine? —pregunto.
—¿No te acuerdas? —me pregunta, aún sin mirarme.
—No, no me acuerdo.
—Obvio que no te acuerdas —susurra.
—Ayer viniste y nos pediste perdón de parte de tu familia —explica.
—¿Es en serio?
—No, es mentira. Nunca viniste —dice muy segura.
Esperaba un tono de sarcasmo en esas palabras, pero no lo hay. ¿Si nunca vine, qué hago aquí?
—¿No estás enojada? —pregunto.
—Obvio que estoy enojada —responde, y suspira como si mi pregunta fuera estúpida—. Estoy enojada porque no viniste antes. Te extrañamos, te extrañamos a ti y a tu familia, excepto a tu viejo, obvio.
Siento un gran alivio dentro de mí; pensé que nunca nos perdonarían. Abrazo fuerte a Mica, pero ella no me abraza. No la siento cerca de mí y, a la vez, sí.
—Te extrañé —confieso.
—Nosotros te extrañamos. ¿Por qué no viniste? Nunca es tarde para pedir perdón.
—Pensé que se olvidaron de mí. Pensé que estaba solo en este mundo. Gracias por perdonarnos. No podía seguir viviendo sin ustedes —confieso, y unas lágrimas se escapan de mis ojos.
—No estás solo. Nos tienes a nosotros. Nunca nos olvidamos de ti, Tobías. Tienes que venir. Te extrañamos.
—Y yo lo extrañé tanto. No tienes idea de cuánto estoy sufriendo en mi casa. Todos los días es un infierno. No se puede vivir en ese lugar. Mi viejo está más loco que nunca. Nos odia. Nos maltrata todo el tiempo. Me quiero morir.
—Debes quedarte aquí con nosotros. Siempre debiste estar aquí. Tienes que quedarte, Tobías.
—Te despertaste —dice una voz femenina dulce y cansada.
—¿Abuela? —pregunto, suelto a Mica y levanto la vista. Es mi abuela; se ve viejita. Está mi abuela, es mi abuela hermosa.
Me paro del sillón y me acerco a ella. La abrazo y ella a mí con sus bracitos arrugados y débiles.
—Te extrañé —confieso.
—Yo te extrañé más —dice.
Pongo mi cara de perfil en su hombro y mis lágrimas salen mojando su ropa.
—Tobías —me nombra una voz masculina con un tono de sorpresa.
—¿Abuelo? —pregunto, levanto la mirada y veo a mi abuelo con la vista borrosa; creo que es por las lágrimas. Él se acerca a mí y me despeina con su mano.
—Ay, Tobi, ¿dónde estabas? —me pregunta.
—Abuelo —repito, ya seguro de lo que estoy viendo.
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Nuestra Estación (editando ortografía)
Teen Fiction¿Qué harías si sientes que ya no puedes más con tu vida? ¿Si te sientes solo? ¿Si sientes que ya nada tiene sentido? Tobías se encuentra en un momento oscuro de su vida, sintiéndose solo y sin propósito. En su búsqueda de consuelo, se refugia en l...