43
Papá
Vanesa🌸
Jueves 24 de agosto de 2023.
Él no ha dicho nada desde ayer. Cuando volví de hablar con Mica, él ya no me respondió. Yo sí, pero él no. Y no me he alejado de su lado.
—Si no comes, no vas a mejorar.
Miro su desayuno. Es una ciruela, unas galletitas de agua y un té.
—No quiero comer eso —dice con voz baja.
—Pero no puedes dejar de desayunar. Por favor, come —insisto, pero él no come.
— ¿Me traerías algo de la cafetería? No es justo que vos comas eso y yo esta porquería —dice con voz baja, pero sin usar su tono de desagrado habitual.
—Está bien. ¿Qué te gustaría que te traiga? —pregunto.
—Unas medialunas, o lo que puedas.
Me levanto de la silla y me detengo para mirarlo. Entonces me acerco y tomo su mentón para levantar su rostro. Nos miramos a los ojos y luego los cierro para besarlo, despacio, pero con ganas.
—Te amo —confieso sobre sus labios.
Dejo un beso corto y me separo. Me enderezo dispuesta a darme la vuelta, pero él tira de mi mano y me vuelvo a acercar. Entonces me besa mientras entrelaza nuestros dedos. Que bien que besa, no quiero que pare, digo a mis adentros.
—Ya basta —rio—, o si no te quedaras sin desayunar.
—Tengo un mejor desayuno —murmura.
Me separo y lo despeino más con la mano, lo hago apropósito para divertirme un poco, supongo.
—Te amo, por si cuando vuelvo ya no estas —expreso.
Le sonrío y salgo de la habitación rápidamente, dirigiéndome a la cafetería del hospital. Aunque no tengo mucha plata, alcanzará para unas medialunas. El lugar no tiene muchas opciones de desayuno: solo café, medialunas, muffins y algunas facturas. A pesar de no ser un lugar lujoso, es mejor que la comida que le dan a los enfermos.
— ¡No! ¡Váyanse de aquí! ¡Van a arruinarlo todo! —escucho que grita una chica.
Busco la discusión con la mirada. El corazón se me detiene y abro los ojos de par en par. Es Mica, quien mira furiosa a un hombre; él la ignora y ella no lo deja caminar, intentando echarlo del establecimiento.
—Es su padre, no puedes impedirle que vea a su hijo —dice una mujer que está agarrada del brazo del hombre.
— ¿Desde cuándo es su padre? Él pobre hizo lo que hizo porque yo no dejé que lo matara; no permití que fuera a matarlo y por eso quiso matarse él. Me dijo que era él o vos, maldito infeliz. Te odio; nadie te quiere; él te detesta y no quiere verte —dice ella, visiblemente furiosa.
— ¿Qué pasa? —pregunta un hombre de seguridad que se acerca a la escena.
—Queremos ver a nuestro hijo y mi hermana no nos deja —dice la mujer.
—El horario de visita es ahora; cualquiera que sea familiar puede entrar a la habitación del paciente —dice el de seguridad.
—Pero él no puede estar aquí; no debe estar aquí. —Ella empieza a empujarlo—. ¡Vete! ¡No vuelvas a acercarte a él! ¡Vete! ¡Maldito, te odio! —grita ella mientras empieza a golpearlo.
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Nuestra Estación (editando ortografía)
Teen Fiction¿Qué harías si sientes que ya no puedes más con tu vida? ¿Si te sientes solo? ¿Si sientes que ya nada tiene sentido? Tobías se encuentra en un momento oscuro de su vida, sintiéndose solo y sin propósito. En su búsqueda de consuelo, se refugia en l...