No Dejaré que Te Vayas. 41.

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No Dejaré que Te Vallas


Vanesa🌸

Miércoles 23 de agosto de 2023.

Un día normal. Siendo una chica "normal", otra vez en el secundario, y otra vez Yami tiene que aguantar mis dramas y lamentos.

—Me dijo que me amaba, que me quería, ¿entiendes? Pero nuevamente no vuelve, no viene más al secundario. Otra vez los profesores lo quieren. Ahora yo no puedo verlo; otra vez no me contestan los mensajes, otra vez estoy rogando que me contesten.

—Y otra vez te lo digo: por favor, olvídalo. Ya no mereces sufrir por él.

—¿Y si algo malo le pasó? Hace días tengo una sensación rara en el pecho, siento un dolor que nunca había sentido. Él me provoca esto, sensaciones nuevas, buenas y malas. Pero ya no soporto seguir así; ya no logro convencerme de que todo está bien o lo estará.

—Por algo será. A lo mejor ya se olvidó de vos, o quizás ese amor que dijo sentir por vos no es cierto. Quizás le divierta verte sufrir por él; quizás esté viendo tus mensajes mientras se ríe —dice ella con tono desinteresado.

—¿Crees en serio que él me haría algo así? —pregunto.

Cierro fuerte mis ojos y contengo las lágrimas.

—No sé, no lo conozco bien, pero quizás si piensas en eso te olvidas de él.

—El próximo año será diferente; me voy a ir si él no mejora —digo, segura.

—Ojalá yo pudiera irme —dice ella.

—No quiero irme, pero debo olvidarme de él —confieso.

—Quizás conozcas a un gringo piola, quizás con plata —dice ella con una sonrisita.

—No sé; ya no puedo con esto.

— ¿Por qué tarda tanto la profesora? —se queja ella.

Ambas miramos hacia la puerta. La preceptora y la profesora están hablando de algo que parece grave o importante por las exageradas expresiones de la profesora.

—No lo sé; no importa. Mientras más tarden hablando, más tiempo perdemos de clase —digo y tengo razón: mejor que hablen todo lo que quieran.

—Ve a fijarte cuánto van a tardar; no se puede creer. Nosotras venimos a estudiar y ellas andan de chismosas —dice ella.

Me levanto de la silla y me acerco a la puerta sin ganas.

—No se puede creer, y es tan joven encima —dice la profesora llevándose la mano al corazón.

—No le vayas a decir a los chicos; se van a poner muy tristes —dice Ivana—. ¿Cómo le estaba yendo en sus estudios? ¿Habría tenido un buen futuro? —pregunta la preceptora.

—Parecía que de verdad se estaba esforzando, que tenía ganas de ser responsable y tener un buen futuro; era un buen chico —dice la profesora y empieza a llorar.

—Tobías parecía diferente a los demás y nunca nos dimos cuenta, pobre —dice Ivana mientras abraza a la profesora.

—¡Tobías! —exclamo, sorprendida.

Me quedo sin palabras, sin aire, sin saber qué hacer o sentir. Solo siento mi corazón quebrarse en mil pedazos y un viento frío que trae escalofríos a mi piel, llevándose el polvo que queda de él.

Nuestra Estación (editando ortografía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora