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Y cómo había dicho, ese día fue agotador. La última función algunos micrófonos fallaron de manera extraña, incluyendo el mío y tuvimos que forzar mucho más la voz, eso provocó en mi un gran dolor de garganta.

—Bien, mañana tenemos una sola función y es a eso de las ...— Fabián hizo una pequeña pausa para revisar los horarios— cuatro de la tarde. Así que duerman temprano, para así a las dos salir para el teatro y el resto del día queda libre.

Sonreí satisfecha, un día libre no venía nada mal. Lástima que no estaba Abril para así poder salir con ella, pero no todo se podía. Ya me iba a conformar con algo. Me dirigí hacia afuera del escenario, y sentí una desilusión, y aunque no lo quisiera creer, era porque Mateo alias Trueno no se encontraba ahí ¿Dónde estaría? No era de mi incumbencia, y ni lo conocía, ¿Por qué estaba actuando de esa manera? En fin. Salimos todos y volvimos para el hotel.

Al llegar lo primero que hice fue darme una ducha y así cómo salí me tiré en la cama. Esto de las funciones era más cansador de lo que pensaba. Dudé en llamar de nuevo a Gabriela pero el sueño me ganó. La llamaría mañana temprano, si es que no se ponía paranoica.

Me quedé dormida.

De la nada estaba flotando, había agua, pero no la veía ¿Quién había apagado la luz? O quizás estaba ciega. Me comencé a desesperar y patalear con las piernas para todos lados. No podía respirar. Comencé a nadar para lo que yo suponía que era la superficie y de la nada alguien me tomó del brazo y me sacó. Seguía sin ver absolutamente nada, todo eran sensaciones. Estaba soñando. Quise gritar pero no pude. Mi boca no me obedecía.

—¡Está viva!—oí a alguien gritar. Pues claro que estaba viva.

Me desperté de golpe, con el corazón en la boca. Las manos me temblaban y creía que el resto del cuerpo también. Me levanté y salí de la habitación a por agua. Sentía un gran ardor en la garganta, estaba seca.

Llegué al comedor dónde solo había una débil luz, y una maquina con bebidas. Mierda, no tenía monedas ni nada. Me quedé estancada mirando el agua embotellada, cuando en realidad repasaba el sueño en mi cabeza una y otra vez mientras se me iba olvidando lentamente. Por el reflejo del vidrio pude ver cómo un sujeto se encontraba detrás de mí y casi me dio un infarto.

—¡Tarado! —grité o eso quise hacer hasta que me di cuenta que mi voz salía débilmente.

—No te quise asustar—respondió Mateo con el pelo echo una maraña y cara de dormido.— ¿Estás afónica?

—¿Qué te parece? —pregunté irónicamente para luego sonreír con los labios apretados y los ojos achinados. —Quería agua nomás, pero estas máquinas de mierda que tenés que ...—Mateo me extendió la mano con una botella a medio llenar—Gracias—hablé con dificultad.

Me llevé el pico de la botella a los labios y el chorro de agua pareció aliviar cada centímetro de mi garganta. Tomé un gran trago y le devolví la botella ya vacía haciendo que Mateo sonría débilmente.

—Perdón—carraspeé para hablar mejor— ¿Qué hacías acá?

—Tuve un sueño raro, quería salir un rato porque los ronquidos de mi viejo me estaban matando, y justo te vi.

—Y me seguiste.

—No te seguí—le mostré una mueca indagadora y él se pasó la mano por el pelo. Ese simple movimiento me resultó más sexi que cualquier otro.—Bueno, ¿y si lo hice qué?

—Me estas acosando —bromeé y él se mordió los labios mientras sonreía—Yo también tuve un sueño raro— dije para cambiar de tema—era de ...

—Te olvidaste.—asentí—Si, yo igual. Solo sé que eran todos ruidos y sensaciones.— Abrí los ojos asustada, eso mismo era lo que había sentido en mi sueño. Sin ninguna razón salí del comedor decidida a volver a mi cuarto.

Vuelo Atrasado|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora