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Sanar.
Llegar hasta esa persona que sane, que me sane.
No se lo que es sanar.
Es descansar en alguien

6 de Enero de 2020:

Me sentía flotando en un lugar donde ya nada tenía sentido. Todos parecían llevarlo con algo de razón mientras que la soledad se ataba a mis pies. No podía explicar cómo me sentía porque quizás no sentía. Ni tristeza, ni odio, ni nostalgia, tampoco enojo, era un gran vacío que me inundaba el alma.

Todos hablaban normalmente entre ellos, mientras que yo los observaba desde un rincón sin saber qué hacer, sin saber que sentir. Era como si me hubiese olvidado de como estar presente, como si no fuese nadie.

Hace casi una semana que no recuerdo lo que hice, sólo sabía que los días pasaban sin sentido o propósito alguno. La mayoría lamentando su perdida y nadie lo conocía realmente, todos sintiendo lastima por el o por mí, cuando deberían sentir lastima por ellos mismos, cuando deberían ir y abrazar a los que tienen al lado en vez de andar por ahí dando lastima.

Uno sabe lo que tiene pero no lo valora hasta que lo pierde, y me iba a sentir culpable por todo eso toda mi vida.

No sabía el impacto que podía generar una persona en alguien hasta que Gonzalo se fue. En ese momento fue como si no pudiese respirar por mi cuenta, como si él fuese mi aire.

Esa escena, ese día, el 2 de Enero, se me venía a la mente cada que cerraba los ojos, como si alguien le pusiese replay a la película una y otra vez, no me dejaba en paz.

Habían estado hora y seis minutos con comprensiones y el respirador mientras Gonzalo se ahogaba en agonía. Tenía la vista nublada, mi madre lloraba contra la pared, Lucía se había ido corriendo, y yo estaba en shock, y ahí fue cuando ya no sentí nada, todo se había esfumado, al igual que él.

Lo vi, en la cama, tirado, y por un momento pensé que era yo, ese esquelético chico tendido en la cama, pensé que era yo, y deseé que fuera yo. Pero no, era el, mi mejor amigo, mi hermano...

La gente murmuraba cosas que no lograba entender, y entre la multitud apareció la persona que aún me mantenía a flote. Iba de negro cómo el resto de la gente, pero él destacaba. Se me acercó lentamente sabiendo que era lo que necesitaba en ese momento. Su aroma inundó mi nariz y aspiré suavemente para grabarme el olor en la mente. Me apreté contra su cuerpo y él se dejó llevar.

Tomados de las manos nos fuimos de la casa, el ambiente era pesado y no creía poder soportar más tiempo ahí. Mateo arrancó el auto, y sin preguntar ni hablar, supo a dónde debíamos ir.

Bajamos a la arena y subimos al médano dónde nos esperaba nuestro pequeño árbol con vista al mar.

Me senté entre sus largas y descansé el cuerpo en su pecho. Cerré los ojos recordando este momento de nuevo.

–Se siente raro– dije rompiendo el silencio que se había formado– Porque siento como si todo fuese un sueño del cual en cualquier momento voy a despertar, pero duele como la mierda. Siento como si Gonzalo fuese a aparecer en cualquier momento...

–Amor... Gonza no va a aparecer.– dijo con tristeza.

–Si lo va a hacer... Si lo va a hacer– repetí para mis adentros una y otra vez– si lo va a hacer... si lo... hacer...

–Shh– Mateo me acunó el dorso y me abrazó de nuevo. Su mano se posó en la mía que sostenía un papel.– ¿Qué es esto?

–Una carta– dije en un susurro– para Gonza.

Ninguno habló y apreté el papel con fuerza.

–Léela... Te va hacer bien.

Lo miré con duda pero decidí creérle, después de todo, él había pasado por lo mismo.

Abrí la hoja y me tomé un momento para reconocer las palabras que no recordaba haberlas escrito. Carraspeé y comencé a leer.

–Yo te odiaba... te odiaba porque tenías todo lo que yo deseaba... Tenías amigos, buen carácter, una alegría que la llevabas a todos lados, eras perfecto. Siempre te elegían a vos antes que a mí, y yo me sentía insuficiente, y así terminé odiándome a mí misma. Pero todo se calmaba cuándo venías a mi habitación, me abrazabas y me decías que yo era la mejor hermana del mundo y que no había nadie que pudiera reemplazarme. Yo decía que era una boludez, hasta que me di cuenta que vos sos irremplazable. Una vez me dijiste "mientras yo esté acá, nadie va a poder lastimarte" y lo cumpliste, me enseñaste a cuidarme sola, pero no me enseñaste a vivir sin vos, y ahora que ya no estás, me siento sola, e indefensa, y eso es malo, porque se supone que soy una persona fuerte, la cosa es que vos me brindabas esa fortaleza... a pesar de eso me dejaste llena de enseñanzas, gracias a vos supe lo que es querer a alguien, cuidarlo, protegerlo, y aunque no lo logré con vos, estoy contenta de haberlo intentado. Y ahora más que nunca voy a esforzarme– subí la vista hacia Mateo que me escuchaba con ojos atentos– Y aunque no estés acá conmigo, te juro que te voy a llevar conmigo día y noche, voy a vivir una vida por los dos... Yo no entiendo por qué a la gente buena le pasan cosas malas, y yo no sé que soy, porque no me pasan cosas. Vos eras la cosa que le daba sentido a mi vida, y ahora es cuándo te agarra el ¿Qué pasaría si?... ¿Qué pasaría si me hubiese pasado a mí? En vez de a vos, porque no te lo merecías.–...Mateo me abrazó fuerte.– ¡Él no se lo merecía!– Por primera vez, pude llorar, y lloré a mares, largando todo lo que se había aguardado en ese vacío, todo lo que se había acumulado, lo largué, entre gritos, llantos y suplicas...

–Él no se lo merecía, y vos tampoco– Mateo me tomó la cara entre las manos e intentó calmarme– mírame flaca... porfa mírame.– me topé con sus ojos  y agradecí de tenerlo, de que alguien lo pusiera en mi vida...–Es difícil esto, sí, pero vas a salir adelante Gina, porque sos la persona más fuerte, y capaz que conozco, va a doler, pero todo pasa, y un día vas a pensar en él y vas a sonreír... y te vas a sentir feliz de nuevo, aunque creas que nunca más lo vas a ser...

—No... No voy a poder.

—Vos crees que no. Pero si, porque sos una piba increíble...

–Yo no se qué haría sin vos– me tiré a abrazarlo nuevamente y lloré en su pecho.

–Yo tampoco... por eso te necesito acá, conmigo– dijo él.– Terminá de leer la carta...

Asentí y me sorbí la nariz para enfocarme de nuevo.

–Gracias por ser mi hermano, gracias por dejarme formar parte de tu vida, y gracias por ser motivo de tu felicidad, te voy a querer toda mi vida... Hasta que nos volvamos a ver...

Colo.

Vuelo Atrasado|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora