8

49 3 0
                                    

El viernes, a última hora, las chicas empezaron a organizar planes para después de la escuela. Seguramente encontrarían alguna joda.

–Hoy caemos a lo de Tino, lleva algo para tomar– dijo Ángela guiñándome el ojo.

–Bueno– contesté terminando de anotar lo que dijo la profesora, me convenía prestar atención porque a diferencia de Consuelo, yo no era un diez en el colegio.

–¿Vas a venir no, Colo?– escuché a Guada tomándome del hombro mientras me tiraba para atrás.

–Sí, loca.–respondí algo irritada y dudando, no tenía ni ganas de ir. Ya iba a pensar en alguna excusa.

–Más te vale, siempre nos dejas plantados.

–Esta vez no.

Ese día me dediqué a realizar los deberes que tenía que haber entregado hace tres clases atrás. Venía atrasada y eso me hacía estresar.

El estómago me rugió y no pude evitar el hambre que tenía. No quería que venga de vuelta, no en ese momento que estaba bien. Cada tanto me agarraban atracones donde no podía parar de comer, y sentía que me estaba por dar uno. Me acerqué lentamente a la alacena, tomé un paquete de galletas y lo miré hambrienta. Solo una.

Y así fue cómo luego terminé en el baño llorando y metiéndome de nuevo los dedos hasta el fondo de la garganta. Me dolía todo, el estómago, la garganta y el alma. Me senté contra la puerta y comencé a llorar más fuertes. No aguantaba más. Tenía los ojos hinchados y rojos, necesitaba olvidarme de todo ese problema y sabía cómo. Iba a ir a esa joda.

A la una y media de la mañana, Ángela pasó por mi casa con su auto, de todas era la que tenía diecisiete y podía ya tener licencia.

Llegamos a la casa de este chico que lo único que sabía de él era que le decían "Tino", y nos adentramos. La música sonaba fuerte, era una cumbia, ya habían bastantes personas, yo iba detrás de Ángela pero me abandonó cuándo se encontró con el dueño de la casa. Me di vuelta para ver si alguna amiga me seguía pero tampoco. Me encontré a algunos compañeros del barrio y los saludé.

A las horas comenzaron a tomar todos, y terminé tomando también. Al principio el olor me produjo arcadas, y los tragos pasaban como fuego por mi garganta adolorida, pero de apoco todo se empezó a calmar. Unos tragos después todo me daba risa. Me encontré a Guada chamuyando con un pibe, y me senté al lado de Consuelo que miraba el piso.

–Me aburrrro– dije y me reí por la forma rara en que salieron mis palabras. Al ver que la chica no contestaba la sacudí.– ¿Coni?

–¿Ves eso?– miré el piso pero no había nada, la chica subió la cabeza y me miró con los ojos rojos. Sonrió drogada y solté una carcajada.

–¿Qué fumaste?–tuve que levantar la voz por la música y porque yo tampoco me escuchaba bien. La chica se encogió de hombros y volvió a mirar el piso.

Me levanté y di vueltas por la casa, ya estaba aburrida. Me encanuté algún que otro trago recibiendo insultos por parte de la gente y respondí con una sonrisa mostrando los dientes.

Cuando el alcohol comenzó a pegar en serio, agarré el celular y sin pensarlo llamé a Bautista.

–¿Bauti?

–Que necesitas ahora.–respondió con voz ronca.

–Uy, qué mala onda che.

–Estaba durmiendo, sabes que tengo que estudiar para la Uni.

–¿Me pasas a buscar?

–No puedo, decile a alguien que esté sobrio, no tengo el auto. Perdón.

La llamada se cortó, y yo miré con odio al contacto.

Otros tragos después, yo ya estaba en mi salsa, hasta que la cosa se puso aún más aburrida para mi gusto, parejas que se iban a hacer quien sabe que, y yo estaba acostada en una mesa acariciando un gato que me miraba con cara de malote.

–¿Tan fea estoy?– le pregunté al felino y escuché risas a lo lejos.

Me bajé de la mesa y me incorporé lentamente para no marearme. Sin resultado, miré a todos lados para buscar a alguien conocido, y solo encontré al que atendía el quiosco de la esquina. Lo saludé con la mano tambaleante y este me devolvió el saludo con un "Qué onda Colo".

Tomé mi teléfono y lo miré dudando si llevar a cabo o no lo que estaba a punto de hacer.

Me llevé el teléfono a la oreja hasta que alguien atendió.

–¿Colorada?– preguntó Mateo al otro lado de la línea y sonreí.

Vuelo Atrasado|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora