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14 de Octubre de 2019:

Terminé de entregar la última prueba de la semana, y salí al pasillo para encontrarme con Agustina.

Digamos que no era un chico muy sociable, no tenía un grupo grande de amigos, y con suerte estaba Agustina, que era como una hermana para mí. Desde que había comenzado a meterme en el mundo de la música, mi vida había cambiado por completo, me costaba hacer amigos reales, no era y solía distanciarme cada que conocía a alguien que sospechaba que solo se acercaba a mi por un beneficio propio. Hasta que apareció Agustina en tercer año y se pegó a mi como un chicle. Al principio no la soportaba, pero después me fui dando cuenta que el insoportable era yo, ella era la única que de verdad parecía importarle mi amistad. Si tenía un grupo de amigos, pero eran del barrio, había veces que nos reuníamos, pero la gran mayoría ya se estaba yendo a otras ciudades para estudiar.

– ¿Y? ¿Pasó algo?– preguntó Agustina mientras arrancaba el envoltorio de la bombilla de su jugo Baggio. Era adicta a esa cosa asquerosa.

– ¿Con la Colo? Na. – fingí desinterés. En realidad me despertaba cada mañana deseando un mensaje de ella, y aunque quisiera hablarle, sentía que le iba a importar nada, como si fuese alguien más en su vida, a diferencia de la mía, ella se había convertido en el motivo de mi sonrisa.

– ¿Pero tan grave es que no se pueden ni hablar?– visto de esa forma parecía una estupidez.

–No... que se yo, me calenté y nada le dije cosas que quizás no le tuve que haber dicho. De todas formas me enoja que no confié en mí. Yo la quiero ayudar y ella se rehúsa a toda costa.

–Banca Teo, yo creo que estás viendo la situación desde tu punto de vista, y no del de ella, pensá que su problema se debe a la baja autoestima, entonces quizás no quiere que la ayudes porque siente que la vas a abandonar tarde o temprano.

–¿Pero cómo la voy a abandonar? Es mi pibita Agus, ni a palo la dejo sola.

–Ya sé que no la vas a abandonar, a lo que voy es que tenés que hacérselo entender que vas a esta a su lado todo el tiempo, a menos que de verdad te canse, porque puede pasar, no te olvides de eso, entonces tenés que estar muy seguro de que lo vas a cumplir y no darle falsas esperanzas

–Estoy seguro– afirmé. Cosa que nunca haría es arrepentirme de ayudarla, quiera ella o no, no podía dejarla caer en esa locura, alguien tenía que sostenerla.

–¿Entonces vas a hablar con ella?– preguntó Agustina mirándome con sus ojos oscuros.

–Lo voy a intentar– sonreí a medias.

...

21 de Octubre de 2014

Decidí acompañar una vez más a mi viejo que iba a dar un speech en el restaurante de Gabriela. No iba esperanzado, Gina nunca se presentaba por ahí, así que debía esperar algún momento en donde me la cruzara. Pensaba en ir directamente a la casa pero corría el riesgo que me cerrara la puerta en la cara.

El restaurante estaba lleno, mi viejo era alguien admirado en la ciudad, y la gente disfrutaba de verlo hablar de sus prolongadas charlas. Yo estaba orgulloso de él. Pedro ya estaba saludando a todo el mundo, y yo detrás hacía lo mismo. Los speech no eran mi cosa favorita, sinceramente me aburrían bastante, me gustaba verlo más actuando, pero prefería venir, a quedarme solo en casa estudiando.

Gabriela cruzó miradas conmigo y sonrió de oreja a oreja, no entendía a que se debía hasta que con la mano me señaló a su hija...

Estaba en la misma mesa en la que habíamos cenado un tiempo antes. Se encontraba sentada con la espalda en la pared y las rodillas en su pecho, hablaba con un chico que nunca había visto, y parecía estar bastante feliz...

Vuelo Atrasado|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora